No quiero usar más WhatsApp, entonces, ¿qué hago?
Es cierto que uno puede renunciar a la aplicación con sólo eliminarla, pero en la práctica es inviable. Internet puede ser una red de pescador asesina.
Martes, ocho de la noche. Me llama un desconocido con apodo de animal de campo. Yo no lo conozco, pero la gente sí así que no diré cómo le dicen. Sólo que se ganó ese mote por peso y fuerza. Lo atiendo, sostengo el celular con el hombro mientras busco las llaves de mi casa entre cables, cucharitas, turrones y dispositivos adentro de la mochila. Me fui a trabajar hace catorce horas. Trabajo como periodista y productora. Mal que me pese asumo que mucha gente me escriba al celular y no por mail -o algo menos invasivo- para ofrecerme temas o entrevistados.
Lo saludo, le pregunto cómo está, no entiendo por qué quiere hablar conmigo. Desayuné caña con ruda por el Día de la Pachamama y cuando pagué el alquiler la dueña me dijo que a la noche intencione algo porque hay luna llena. Intento alinearme a creencias que me ayuden a transitar esta vida insoportable e hiperconectada que no sé si es moderna, posmoderna o antigua como la de los Picapiedras.
El hombre le pone un vestido de titubeo a la prepotencia, como para disimular que cree que le debo algo y que llama para ajusticiarme. Está enojado, aunque lo mencione entre moños y bolados discursivos. No le entiendo porque no lo conozco. Ni siquiera sé su nombre de pila. Te llamo porque te escribí, me dice. Y ahí entiendo menos.
- ¿A mí? ¿Cuándo?
- Te llamo porque te escribí y no me contestaste. Y también te mandé unos audios, pero no los escuchaste. Entonces te llamé más temprano y te llamo ahora.
Entiendo en ese momento que sólo me llama porque no tolera que no le haya respondido. Freno en el medio de la vereda, justo enfrente a la puerta de entrada a mi casa, me saco la mochila, la sostengo entre mis tobillos y me paro derecha -aunque no me esté viendo- para explicarle varias cosas, pero no me sale.
Estoy enojada, pero no sé si con él. No sé con quién. Quizá no exista un único ser responsable de eso que me pasa y nos pasa. Estoy enojada con la idea de que si tenemos el número de teléfono de otra persona significa que nos debe respuestas, que tienen que ser urgentes, que mi tiempo está al servicio de la ansiedad ajena. Como si no tuviera la propia.
- No te respondí porque estuve haciendo otras cosas. Todavía no pude leer tus mensajes. Por lo que me acuerdo, además, me mandaste audios, pero no los escucho. Cortemos y escribime qué necesitás así puedo tomar nota, por favor.
- ¿Pero cómo no lo viste si te lo mandé a la mañana?
- Pero estaba ocupada
- Contestarme te lleva un minuto
- No sos la única persona que me escribe y tengo por costumbre no contestar en el momento lo que no es urgente
- ¿Y cuándo contestás?
- Cuando puedo
Esa respuesta le cayó peor. Se enojó, me cortó y me mandó un mensaje de WhatsApp más después para decirme que dejara, que no me preocupara. Hacer algo cuando es posible, no está bien visto. Contestar un mensaje cuando se tiene tiempo para eso, tampoco. Me pregunto en qué momento se legitimó exigir tanta atención virtual solamente porque los dispositivos y la conectividad lo hacen posible.
Nuestro organismo es un sistema lento y viejo para la velocidad de las máquinas e internet. De hecho, somos mamíferos. Como un gato, un perro o un caballo. Una parte de nuestro cerebro es aún muy primitiva, lo dicen las neurociencias. No puedo, aunque quiera, responder y reaccionar a todos los estímulos que recibo de redes sociales y aplicaciones. Necesariamente, tengo que priorizar, jerarquizar, ordenar a quiénes atiendo y cuándo, pero enoja.
La sensación de recibir notificaciones continuamente me hace pensar en una escena que nunca viví, pero imaginarla me resulta insoportable. Me veo caminando por la calle mientras la gente me chista o llama. Salen de todos lados, de los balcones, de las ventanas, de los autos, también lo hacen otros transeúntes. Preguntan algo, piden algo, se ríen de algo, todos a la vez. ¿Podría responderles en el momento a cada uno? ¿Sabría a dónde mirar ante cada llamado? ¿Me iría corriendo? No podría contestarles a todos, mirarlos a todos, escucharlos a todos. Como no puedo con el celular. Ni quiero.

El detrás de escena del afiche de Vendimia: "Es cultura pura"

Comenzaron a instalar nuevas butacas en el Teatro Independencia

Qué puede pasar con el precio de la carne a partir del lunes

Jueces del Juicio a las Juntas rechazan debate de causa por abuso en camping

PAMI anunció uno de los servicios más esperados para las vacaciones de verano

En algunas zonas del Gran Mendoza cayó granizo: qué pasará este sábado

Ciclo lectivo 2024: ¿cuándo serán las vacaciones de invierno en Mendoza?
