Medio ambiente y salud

Mosquitos: el rol clave en el ecosistema que cumple el "animal más mortífero" del mundo

Una especialista e investigadora del Conicet profundizó en los detalles de este insecto que hoy está en el centro de la escena por su persistencia pese al inicio de la temporada de otoño-invierno ¿Cuál es su rol en los ecosistemas y qué variedades hay en Argentina? El Aedes aegypti en detalle.

Zulema Usach
Zulema Usach jueves, 20 de abril de 2023 · 09:05 hs
Mosquitos: el rol clave en el ecosistema que cumple el "animal más mortífero" del mundo
En Argentina existe una gran variedad de mosquitos. Foto: Pixabay - pixabay.com

Se trata de un insecto que cumple un rol clave en los ecosistemas, sin embargo representa una amenaza para la salud pública. Hoy, cuando el mosquito Aedes aegypti gana el centro de las charlas como consecuencia de la suba en la cantidad de casos de dengue reportados en Argentina, desde el sector científico destacan la importancia de profundizar en las características e impacto de este agente vector de virus potencialmente mortales para los seres humanos.

De acuerdo al último reporte del Ministerio de Salud de la Nación hasta el 4 de abril, Argentina reportó 41.257 casos de dengue. De ese total de personas con el virus, 37.914 adquirieron la infección dentro de los límites del país y el resto en países vecinos. A las quince provincias en las que ya se había reportado circulación del virus del dengue, en la jornada de este martes 18 de abril el Ministerio de Salud de Mendoza reportó su primer caso autóctono de dengue,

Lo cierto es que, mientras desde las áreas de salud se insiste a la población a tomar todos los recaudos necesarios para frenar la proliferación del mosquito vector, todo indica que su prevalencia depende de las condiciones de humedad y temperatura ambiental. De hecho, por ejemplo, se estima que con 17 grados centígrados las poblaciones de mosquitos comienzan a aminorar.

Para conocer en detalle las características de este insecto, sus variedades, prevalencia, rol en el medio ambiente e impacto en la salud. MDZ consultó a la doctora en Ciencias Biológicas, entomóloga e investigadora del  laboratorio de entomología del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (Iadiza) del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CCT- Mendoza), Cecilia Domínguez. "Existen más de tres mil especies de mosquitos (Diptera:Culicidae) en el mundo. En Argentina, hay unas 222 especies, de las cuales 19 se encuentran en la provincia de Mendoza, comprendidas en ocho géneros: Anopheles, Culex, Georgecraigius, Haemagogus, Nyssorhynchus, Ochlerotatus, Psorophora y Stegomyia", explica la investigadora, en base a la información científica referida por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata.

Mosquitos, necesarios en los ecosistemas

Su explicación inicial da lugar a la pregunta; ¿cuál es el rol de los mosquitos en los ecosistemas? Domínguez detalla que los mosquitos cumplen un servicio eco sistémico de gran importancia como es la polinización. Y brinda ejemplos en este sentido. "Aunque su rol no es tan importante -como lo es por ejemplo el de las abejas- los mosquitos adultos no solamente se alimentan del néctar de las plantas, sino que transportan granos de polen al hacerlo", afirma la investigadora y detalla que hay una familia en particular, el Ceratopogonidae (que no está formada solo por mosquitos) que son los encargados de polinizar el cacao. "Solamente esta familia de insectos realiza esta tarea, lo que significa que si se extinguieran o eliminaran (erradicando las enfermedades que transmiten) el mundo se quedaría sin chocolate". 

El Aedes aegypti es solo una de las tantas variedades de mosquito y uno de los más peligrosos para la salud humana.

Domínguez agrega que los mosquitos, "en su estado de larva, conforman una enorme biomasa en ecosistemas acuáticos en el mundo. Abundan en cuerpos de agua que van desde lagunas efímeras, a huecos de árboles, a cubiertas viejas y la densidad de larvas en superficies inundadas es tan alta que puede producir pequeñas olas en su superficie", detalla la entomóloga y puntualiza que los mosquitos "se alimentan de hojas en descomposición, detrito orgánico y microrganismos. Por lo tanto son importantes como descomponedores de materia orgánica".

En el caso de las larvas, explica la especialista, su rol se centra en servir de alimentos a una gran cantidad de animales, como por ejemplo, "sapos, ranas, salamandras (no existen salamandras nativas en América del Sur), y peces que a veces se especializan en esta dieta, esto quiere decir que ingieren exclusivamente larvas de mosquito. Y los adultos forman parte de la dieta de una gran cantidad de pájaros y murciélagos. Por lo tanto, los mosquitos son importantes de las cadenas tróficas del mundo", aclara Domínguez. 

El animal "más mortífero del mundo" y el caso de Mendoza

Pese a cumplir un rol clave dentro de los ecosistemas, los mosquitos en sus diferentes variedades, requieren de un abordaje específico por parte de los Estados a la hora de mitigar su potencial impacto en relación a la salud pública. En ese sentido Domínguez destaca que "las enfermedades transmitidas por ellos, tales como la malaria que infecta a unos 247 millones de personas en el mundo cada año, y mata alrededor de un millón sumado a las cargas médicas y financieras causadas por todas las otras enfermedades que transmiten, tales como la fiebre amarilla, el dengue, la encephalitis japonesa, la fiebre chikungunya y el virus del Nilo (entre otras) hacen que los mosquitos sean el animal más mortífero del mundo".

En el caso específico de Mendoza, es posible advertir que hasta ahora hay 19 especies de mosquitos, agrupados en ocho géneros. "Son las especies que se conocen hasta el momento. Mendoza ha sido bastante poco estudiada en cuanto a su fauna de Culicidae (es el nombre de la familia a la que pertenecen) y es probable que existan muchas especies aún por descubrir en la provincia", aclara la entomóloga.

Los mosquitos se reproducen en sitios con temperatura y humedad necesaria para que crezcan las larvas.

Al referirse de manera puntual en el mosquito Aedes (Stegomyia) aegypti, Domìnguez explica que su presencia en Mendoza fue reportada en el año 2001 y desde entonces "no se han estudios formales acerca del comportamiento de su población en la provincia". Por eso, hacia delante, el objetivo del equipo integrado por Domínguez consiste en avanzar sobre nuevas investigaciones relacionadas al tema.

Junto a otro investigador, el doctor en Ciencias Biológicas Luciano Patitucci, del Museo Bernardino Rivadavia (Buenos Aires), Domínguez profundizó en la historia relacionada con la presencia del Aedes aegypti en Argentina. De acuerdo al material compartido por los investigadores, en 1965 Aedes aegypti había sido erradicado de la Argentina. 

"Sin embargo, en 1987 las provincias de Formosa y Misiones ya habían sido re invadidas por este insecto. En 1991 se lo encontró en la provincia de Buenos Aires y en 1995 en la ciudad de Buenos Aires. Ese mismo año el Ministerio de Seguridad Social de la provincia de Córdoba, anunció la presencia de Aedes aegypti en esa provincia, aportan los especialistas y recalcan que "hasta esa fecha se lo había detectado en Buenos Aires, Capital Federal, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, Salta, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán. "No se había detectado la presencia de Aedes aegypti en la provincia de Mendoza hasta 2001. El límite histórico de su distribución, antes de que se iniciara la campaña de erradicación, abarcaba la provincia de Mendoza, extendiéndose la fiebre amarilla hasta la línea que une Bahía Blanca con esta provincia", explican.

Aedes aegypti: el mosquito doméstico 

El Aedes aegypti, destaca Domìnguez, es un mosquito esencialmente doméstico. "Los sitios de cría consisten fundamentalmente en recipientes artificiales, ubicados cerca de las viviendas o dentro de las mismas, siendo muy amplia la gama de posibles criaderos tales como aljibes, tanques, barriles, tinajas, depósitos, envases de lata, botellas, canaletas de techos, floreros, cubiertas de autos, etc", detalla la entomóloga y aclara que el Aedes aegypti evita oviponer en piletas o colecciones de agua en el suelo, donde los bordes de la misma sean de barro o tierra; prefieren los lugares resguardados y especialmente donde los huevos puedan ser cementados a alguna pared.

"Las cubiertas de autos son importantes sitios de cría para esta especie, seguidos de recipientes de formas cilíndricas y abiertas, prefiriendo las formas grandes a medianas, descartándose aquellos de forma angosta", indica.

Domínguez profundiza desde sus conocimientos, que el  Aedes aegypti coloca los huevos en una línea sobre la pared interna del recipiente por encima del nivel de agua existente. Cuando el agua alcanza de nuevo ese nivel dentro del mismo, eclosionan las larvas. "Esto los distingue de otras especies que oviponen directamente en el agua, como es el caso del género Culex, donde algunas especies ponen huevos que forman pequeñas balsas de huevos que luego eclosionan directamente en el agua", aclara la investigadora y cita un estudio realizado en Córdoba, se supo que el Aedes aegypti coloca los huevos "en lugares sombríos y resguardados por vegetación o bajo lugares techados".

Otra característica que distingue a Aedes. aegypti, resalta en su informe Domínguez, es que de otras especies presentes en Mendoza es que son diurnos, tiene dos picos de actividad: uno al amanecer y otro al atardecer. "No son estrictamente diurnos, es decir que pueden eventualmente picar de noche si hay una luz prendida", destaca.

La reacción de los huevos frente al frío

Domínguez comparte la información cotejada en provincias como Córdoba para citar las pruebas científicas existentes en relación con el comportamiento del Aedes aegypti según cada región del país. Destaca por ejemplo, los contenidos vertidos en un estudio desarrollado en Córdoba durante los años 1997 y 1998. En ese período, se detectó que la actividad de esta especie de mosquito había comenzado en octubre, cuando se detectaron los primeros huevos, y continuó hasta mayo.

Detalla la entomóloga que ee un total de 2.669 huevos recolectados en el estudio, la mayoría (90,74 %) fueron obtenidos entre diciembre de 1996 y marzo de 1997. Este máximo coincidió con un aumento de la temperatura media semanal y de las precipitaciones. "A fines de febrero y principios de marzo, el número de huevos aumentó nuevamente en concordancia con el aumento de la temperatura y precipitaciones, para luego disminuir notablemente desde fines de marzo, coincidiendo con una disminución en las temperaturas y precipitaciones. Este patrón podría ser diferente en Mendoza, ya que el régimen de precipitaciones es distinto al de la ciudad de Córdoba".

Lo cierto es que entre los resultados de esa investigación, se detectó que se encontraron huevos en la ciudad de Córdoba desde la última semana de mayo hasta la última semana de octubre de 1997 es decir, que no se registró actividad de las hembras de Aedes. aegypti durante el período invernal, cuando las temperaturas medias semanales fueron, en promedio, de 14 gardos centígrados. "Con temperaturas mínimas semanales que estuvieron comprendidas entre los 3 y 14 °C y las precipitaciones sumaron 29,1mm. Esto significa que los adultos, y las larvas de Aedes aegypti desaparecen durante el invierno, pero los huevos permanecen en un estado llamado quiescencia, es decir vivos hasta que se reanuden las condiciones necesarias para la eclosión de los huevos. Debido a esta característica es muy importante deshacerse de recipientes que puedan actuar como posibles sitios de cría", recomendó la entomóloga. 

La actividad de las hembras en la ciudad de Córdoba se reinició a fines de octubre coincidiendo con un aumento en las precipitaciones (169 mm entre fines de septiembre y comienzos de octubre) y de la temperatura media (18,33 °C) para dicha semana. Se advirtió en ese informe que en la ciudad de Córdoba existió una  correlación entre "el número de huevos recolectados, el fotoperíodo, las precipitaciones acumuladas semanales y la temperatura media semanal". 

Todo ello resultó significativo mediando cuatro semanas. Ello dio cuenta de la existencia de un retardo de cuatro semanas en la respuesta de la población de mosquitos a un aumento en la temperatura y las precipitaciones y demás condiciones necesarias para su desarrollo. "Esto está ligado al tiempo de desarrollo de las larvas hasta la fase adulta (que es cuando es detectable el mosquito en este tipo de estudio), es decir que aparecerán mosquitos adultos cuatro semanas despuès de que haya precipitado y aumentado la temperatura", detalla Domínguez y aclara que otra conclusión fue que "la temperatura por debajo de la cual no se registró actividad de las hembras de Ae. aegypti, en la ciudad de Córdoba, es decir, que no se encontraron nuevas oviposturas fue de 17°C (desde fines de mayo), la cual podría constituir el umbral térmico".

"Todas estas variables: la fecha de aparición de los primeros adultos, los máximos de abundancia de su población, el umbral térmico por debajo del cual desaparecen, son particulares para cada ciudad o región geográfica. Es importante no tomar los datos obtenidos en Córdoba como referencia estricta para Mendoza, que como ya se mencionó presenta otras características ambientales y otra población de mosquitos Aedes aegypti", recalca la investigadora. 

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