10 años de pontificado

Es justo y necesario darte gracias Francisco

Me han invitado a dar testimonio de lo vivido en estos diez últimos años en el ámbito interreligiosos en torno al ministerio del Papa Francisco. Monseñor Pedro Torres, Obispo de Rafaela reflexiona en MDZ sobre los 10 años del Santo Padre.

Pedro Torres martes, 14 de marzo de 2023 · 13:52 hs
Es justo y necesario darte gracias Francisco
El Papa se nos ha mostrado común un artesano del diálogo. Foto: Gentileza: Enrique Cangas

Lo primero que me resuena es lo que decimos en cada eucaristía en torno a que “es justo y necesario, es deber y salvación dar gracia” por el paso de Dios, por su obrar, por el sí de cada uno de los que se abren a la acción del Espíritu para trabajar por el dialogo que conduce al encuentro, a la paz, a vivir el don de la fraternidad. Dialogo institucional y artesanal.

El Papa se nos ha mostrado común un artesano del diálogo: ¿cómo no agradecer con alegría? Se me ocurría oportuno encontrar seis palabras, más una, que sinteticen la experiencia de este tiempo de gracia:

Sorpresa. Aquel 13 de marzo convocados por la “fumata blanca” vimos con sorpresa que fue llamado a la sede de Pedro un hombre de latinoamérica, venido del “fin del mundo”. Un Obispo que ya conocíamos sensible y comprometido con el diálogo ecuménico e interreligioso y que había tendido puentes y creando amistades que llevaban a preguntarse cómo se continuarían
en el tiempo en esta nueva misión.

La sorpresa y la fidelidad de Bergoglio a sus amistades abrieron puertas al encuentro.
Gentileza: Enrique Cangas

Un Rabino me decía “Juan Pablo II llego a ser una Papa amigo del mundo judío, ahora un amigo ha llegado a ser Papa”. Mientras tanto los hermanos de la Iglesia Apostólica Armenia se preguntaban si sostendría en la nueva misión sus pronunciamientos sobre el terrible genocidio vivido a inicios del siglo XX, como después lo hizo efectivamente; mientras los ortodoxos de Antioquia pensaban como vincularse con el amigo respetando los protocolos vaticanos.

La sorpresa y la fidelidad de Bergoglio a sus amistades abrieron puertas al encuentro y diálogo en diversos rincones de la tierra y en espacios e instituciones interreligiosas que trabajan por la paz. Recuerdo que al finalizar el 2013 en un encuentro de más de novecientos referentes religiosos de todo el mundo en Austria pude constatar que la sorpresa se había trasformado en
alegría.

Sencillez. Desde el pedido de la bendición en el balcón de San Pedro hasta sus llamadas telefónicas y su modo de vida cotidiana mostraron coherencia, recordando a algunos la sencillez del Papa Juan XXIII. Este Papa con un lenguaje coloquial que ponía en aprietos a los traductores con sus modismos locales traídos de Buenos Aires supo encontrar lenguajes, muchos lenguajes, que recogían preocupaciones y anhelos de representantes religiosos de diversos rincones de la tierra.

Su mirada a las minorías, a rincones lejanos, que lo llevaron a hacer viajes a lugares impensados, su atención a los migrantes, su disponibilidad para sumarse a las iniciativas del Patriarca Bartolomé en jornadas de cuidado de la creación despertó el deseo de nuevos espacios de encuentro y de dialogo.

Francisco con sus gestos recreo la cercanía con el ecumenismo de la vida.
Gentileza: Infovaticana

Cercanía. Desde el Concilio Vaticano al presente los organismos de la Santa Sede que acompañan el ministerio Petri no ha tenido casi mil documentos de diversa densidad sobre la temática interreligiosa y la labor de los Dicasterios ha sido intensa y consciente del apoyo valoración de los diversos pontífices. Se han madurado criterios de discernimiento y se han respondido a muchos interrogantes sobre este servicio, pero por momentos la diversidad de un mundo tan plural desborda y hasta podríamos decir paraliza.

Algunos llegaron a hablar de que estábamos en un invierno ecuménico en interreligioso donde los diálogos teológicos habían tocado un techo. Francisco con sus gestos recreo la cercanía con el ecumenismo de la vida, de la sangre derramada como testigos
de Dios, el ecumenismo y la colaboración solidaria por un mundo más fraterno. Esta cercanía de hecha de gestos y encuentros, particularmente en sus viajes, han hecho posible muchas iniciativas comunes; como por ejemplo la declaración conjunta con referentes musulmanes de Abu Dhabi y el importante comino trazado en Fratelli tutti.

Continuidad. Sin embargo, hay que reconocer que en estos años no todo es nuevo, el Papa recoge con creatividad el camino trazado por el magisterio Conciliar y pos Conciliar, y también por los Santos como Francisco de Asís o San Bernardo, por los Padres de la Iglesia de los primeros siglos que llamaban a no olvidad la enseñanza de San Juan sobre que Jesús tiene otras ovejas que no
son de este redil. En este sentido la declaración de San Gregorio de Narek (+1010) como Doctor de la Iglesia, (armenio) y de San Ireneo de Lyon invitan a ensanchar la mirada frente a un Dios que “cuando creo a Adam estaba pensando en Cristo” (como enseñaba este último), vale decir que desde la creación el amor misericordioso de Dios está destinado a todo hombre y hasta allí debe llegar nuestro amor.

El Papa nos hace mirar constantemente para adelante.

Realismo. Como pocos Francisco es testigo de lo arduo que es el camino y de fraternidad, y no se ha cansado de hace presente las tentaciones del camino, las dificultades y carencias de cada rincón de la tierra. En sus criterios, desde el inicio del ministerio, nos ha dicho que la realidad está sobre la idea, el tiempo es superior al espacio, la unidad no es uniformidad sino diversidad reconciliada, recordado que Dios también es el autor de la diversidad, y nos conduce a la unidad que es superior al conflicto. Impacta el realismo frente a una guerra a pedazos y su conciencia que la armonía entre las religiones es un aporte a la paz.

Un realismo que parece hundir sus raíces en la vida espiritual humilde, orante y adorante del Pontífice, actitud que supone reconocer al Dios Mayor que es Padre Misericordioso y hace soplar su Espíritu donde quiere; realismo frente a la historia de la humanidad y sus conflictos, que han dejado heridas profundas que solo el amor y la ternura pueden sanar; realismo ante la fragilidad humana, y por eso conciencia que hay que iniciar procesos que no son mágicos, y más de una vez hay que recomenzar como está siendo la situación del vínculo con la comunidad Rusa, que paso de abrazos auspiciosos a silencios, y espera nuevos
puentes de entendimiento y paz. Realismo descubriendo la interdependencia humana, patente en la pandemia que nos permitió reconocer que nos necesitamos y lleva al compromiso de caminar juntos, sinodalmente, para responder al proyecto de Dios.

Esperanza. El Papa nos hace mirar constantemente para adelante, y ya ha convocado al jubileo del 2025 con el tema de la esperanza, pero no solo, ha creado espacios de reflexión de educación y creatividad, invitando a los jóvenes a imaginar caminos nuevos. Resuenan en mí otras palabras además de las seis destacadas intentando expresar la experiencia de estos años, pero creo la séptima palabra es la que cada uno tiene que formularse sintetizando lo aprendido en estos 10 años de ministerio cargados de gracia, para asumir nuestro dialogo en “el poliedro” de un mundo plural y vertiginoso donde Dios está realizando la historia de la salvación Dar gracias es justo y necesario, es luz para dar continuidad a los procesos de fraternidad a los que estamos llamados.

Monseñor Pedro Torres en el homenaje al Papa en la CEA.
Foto: Enrique Cangas.

* Pedro Torres, Obispo de Rafaela, en la Conferencia Episcopal es presidente de la comisión de ecumenismo, relaciones con el judaísmo, el islam y otras religiones.

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