Análisis

Precios Justos para colegios privados: la nueva embestida del Gobierno contra la educación

La inclusión de las cuotas de colegios privados en el programa "Precios Justos" del Gobierno enfrenta a este con los administradores de la educación privada.

Ángeles Reig
Ángeles Reig miércoles, 8 de febrero de 2023 · 13:01 hs
Precios Justos para colegios privados: la nueva embestida del Gobierno contra la educación
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Insistir con medidas que no funcionan y transformar en permanente aquello que debió ser provisorio, se ha convertido en política de estado. La mayoría de las medidas económicas y sociales que vienen tomando los distintos gobiernos en los últimos años, cuadran en alguna de estas dos premisas. Los planes sociales, el impuesto al cheque, el cepo cambiario y las retenciones son algunos ejemplos.

Hace unos días, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció la ampliación del programa Precios Justos, que no es más que la enésima versión del control de precios que padecemos los argentinos hace más de 50 años y que nunca logró su objetivo: bajar la inflación.

Entre los nuevos rubros “beneficiados” con la medida se encuentran los colegios privados. No es la primera vez que estas instituciones padecen un congelamiento de precios. En la época de Guillermo Moreno al frente de la Secretaría de Comercio, también hubo topes arbitrarios para el aumento de las cuotas. Los resultados, a la vista. Sólo hace falta buscar algún artículo de esa época: el salario mínimo docente era de $840, un colegio privado con subvención del 60% costaba unos $300 y la inflación oscilaba entre el 22,3% y el 26,2% anual de acuerdo a estimaciones privadas. Recordemos que por aquel entonces el Indec estaba intervenido y sus números eran un dibujo.

Quince años después, confirmamos lo obvio. El control de precios no baja la inflación. Sin embargo, el gobierno insiste. Especialistas en la persistencia en el error.

De acuerdo con el anuncio realizado por Sergio Massa, la ampliación del programa Precios Justos establece, entre otras medidas, un tope de aumento de 16,8% en marzo, 3,35% en abril, mayo y junio y un 4% en julio para los colegios privados con subvención estatal.

Si tenemos en cuenta que el 80% de la cuota se destina a salarios, ponerle un tope antes de las paritarias docentes es un error grave. No solo porque atenta contra la continuidad de aquellos establecimientos que tienen márgenes de ganancia muy estrechos, sino porque atenta contra la medida misma: no se va a poder cumplir. Pensándolo bien, esa es otra política de gobierno argenta: estamos llenos de leyes, normas y reglas que nadie cumple. Ni siquiera los que las redactaron.

Siguiendo el hilo de esta idea, podríamos llegar a pensar que el anuncio fue solo para la tribuna, para esa tribuna que al kirchnerismo se le va vaciando de a poco. A eso se le suma un condimento más: la última palabra sobre la educación en todos sus aspectos, incluido el tarifario, la tienen los gobiernos provinciales. Lo de Sergio Massa no deja de ser una sugerencia.

De hecho, ya se empezaron a oír las voces de desacato. La primera, Córdoba. ¿Quién será la próxima?

En el caso de la provincia de Buenos Aires, la suerte está echada. Las asociaciones que nuclean a los colegios privados miran la medida con mucha preocupación. “Primero se deben definir paritarias y después los topes, no puede hacerse al revés”, afirma Martín Zurita, líder de AIEPBA. Recordemos que los colegios privados con subvención estatal ya cuentan con topes denominados bandas arancelarias cuyos máximos dependen del porcentaje de plata que reciben del Estado.

Así, cerrar el acuerdo por las cuotas antes de la paritaria pone en juego la sostenibilidad de los colegios. “Ya existe un atraso de 17 puntos en los aranceles con respecto al 106% de aumento en 2022 de los salarios docentes. Continuar el atraso queriendo implementar topes mientras que las paritarias siguen su ritmo, significaría poner contra las cuerdas a las escuelas de gestión privada del país”, augura Zurita.

En la esquina opuesta del ring están Massa, Kicillof y Baradel. Esperemos que la campana de las elecciones salve a los colegios privados del knock out.

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