De la ficción a la realidad

Black Mirror: cuando los demonios de la tecnología afloran en la sociedad

¿A qué se debe el éxito de Black Mirror? ¿Por qué es tan adictiva? Las sombras y demonios de la sociedad nos seducen en esta exitosa serie británica de cinco temporadas, hasta el momento.

Nicolás Hornos
Nicolás Hornos domingo, 5 de febrero de 2023 · 20:00 hs
Black Mirror: cuando los demonios de la tecnología afloran en la sociedad
Blackie Black Mirror, temporada 5, episodio 3

Extorsión a políticos a través de dispositivos electrónicos, programas de talento que prometen cambiar la vida, la presión de los medios y las redes sociales, microchips implantados, crear una copia digital de una persona fallecida con los datos en la nube, la mediatización de la vida y videojuegos en realidad virtual que ofrecen sensaciones extremas.

En algunos casos podría estar hablando de estos temas como algo del presente, pero son solo algunos tópicos resumidos de capítulos de Black Mirror, una serie de ciencia ficción que no plantea un futuro de acá a 100 años, sino de acá y hasta unos pasos más allá.

Black Mirror es una serie antológica, es decir, que cada capítulo es uno distinto que nada tiene que ver con el anterior y el posterior. Cada historia comienza y concluye en el mismo capítulo y los personajes no vuelven a aparecer en otro. Cada episodio presenta un mundo único e independiente, que se centra en una nueva tecnología y examina el impacto que tiene en los personajes. 

Como parte del subgénero ciberpunk, explora un futuro donde la tecnología sobrepasa la capacidad racional de las personas. Imaginan una época distópica en la que los nuevos avances acaban con ciertas cualidades inherentes al ser humano.

Black Mirror, temporada 3.

¿Por qué Black Mirror es tan exitosa?

Esta serie pone sobre la mesa muchas cuestiones del presente y se pregunta: ¿Cuáles son las consecuencias de estar inmersos o fusionarse con la tecnología?

El ciberpunk es pesimista y esta serie británica muestra el lado oscuro de los dispositivos electrónicos que tenemos a nuestro alrededor. Todo es luz y oscuridad, diferentes caras de una misma moneda, el ying y el yang. A veces es necesario transitar por esa oscuridad para transformarla.

Pero, ¿por qué nos atrapa tanto? Dejando de lado el terror psicológico que genera tensión, adrenalina y expectativa en el espectador, nos seduce -como si fuera un morbo- que los temas que plantea son situaciones extremas y absurdas de la época en la que estamos viviendo.

Nos muestra la tecno-paranoia y analiza cómo la tecnología que ya usamos (como apps de citas, geolocalizadores, redes sociales) y tecnología pronta a incorporarse de manera más masiva en la sociedad (como IA y microchips), afectan al ser humano.

Charlie Brooker, uno de los creadores, indicó que el objetivo de la serie es alertar, mediante el uso de fábulas distópicas, sobre los peligros a la que la dependencia tecnológica puede abocar al ser humano. “Si la tecnología es una droga -y se siente como tal- entonces, ¿cuáles son los efectos secundarios? Esta área, entre el placer y el malestar, es donde Black Mirror, mi nueva serie, está establecida”, comentó Brooker sobre Black Mirror antes de su estreno.

Black Mirror: San Junípero, el capítulo más galardonado de la serie.

Las sombras del presente

Si traducimos el nombre de la serie nos queda “Espejo negro”. Una parte del psicoanálisis analiza lo que nos atrae y molesta de nuestras relaciones como un espejo. Según la teoría del espejo, aquello que nos gusta o admiramos de otra persona, pero también aquello que nos irrita y obsesiona es porque está dentro nuestro y no lo reconocemos, sino que es el otro quien nos muestra esa característica nuestra como si fuera un espejo.

Black Mirror nos espeja el inconsciente de la sociedad. Es el reflejo de nuestros miedos, ansiedades y obsesiones colectivas respecto a las maneras con las que usamos la tecnología. El terror psicológico es atrapante y magnético. Nos reconocemos a nosotros en los personajes en un escenario que tan solo está unos pasos más adelante de nuestra situación actual.

Algo interesante de la serie es que los escenarios que plantea son controlados por empresas tecnológicas y programadores, no por políticos o jefes de estado. En la sociedad actual compramos felizmente el mensaje que transmiten Apple, Meta, Microsoft y emergentes empresas de IA porque nos venden “el futuro”. Y por supuesto tenemos que comprar ese futuro porque si no pareciera que nos quedamos fuera del funcionamiento de la sociedad.

Sin embargo, los cuestionamientos comienzan cuando las generaciones más jóvenes se van apropiando de las nuevas tecnologías y las generaciones más adultas observan cómo invaden la vida social bajo la ilusión de “tiempo pasado siempre fue mejor”. Ninguno de las dos posiciones es acertada. El desafío es generar un equilibrio entre lo tradicional y lo moderno y está perfecto que las dos posturas entren en tensión para lograr el equilibrio. Serían un horror un mundo totalmente conservador y un mundo totalmente progresista. Se necesita la comunión de ambos pensamientos.

El último capítulo de la quinta temporada contó con la actuación de Miley Cyrus.

Black Mirror pone sobre la mesa temas que probablemente tengan que ser abordados en el corto plazo. En los últimos años se han hecho grandes avances en inteligencia artificial y robótica y el tema sobre si estas tecnologías reemplazarán puestos de trabajo está más latente que nunca, generando miedos, temores y ansiedades.

Black Mirror no es ciencia ficción de naves espaciales, extraterrestres o viajes en el tiempo. Juega con la digitalización extrema de nuestras costumbres y con tecnologías que están comenzando a incorporarse en la sociedad como la inteligencia artificial. Es un mal contemporáneo y neurosis sobre nuestro mundo moderno.

Plantea casos extremos de cosas de un futuro cercano ubicado en nuestra época, y en algunos capítulos hasta podría suceder en nuestro presente como absurdo.

Científicos y filósofos están de acuerdo en que los próximos años algo va a cambiar en la sociedad. Como en todo momento de la historia, tendremos nuevos desafíos para resolver como especie y hoy -y en el corto plazo- nos toca resolver cómo podemos incorporar estas nuevas tecnologías sin que avasallen al ser humano y al medio ambiente, sino generando una comunión entre humano, tecnología y naturaleza.

Si enfrentamos y miramos más allá de las sombras y demonios que plantea Black Mirror -nuestro espejo-, podemos comenzar a pensar una utopía más amigable.

“Una época es como el alma de un individuo, tiene su situación de conciencia especial, específicamente limitada, y por tanto precisa de una compensación, que es entonces cumplida justamente por lo inconsciente colectivo”, Carl G Jung, psicoanalista.

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