Opinión

Báez Sosa y la hora de la verdad: ¿qué pueden decidir los jueces?

El crimen de Fernando Báez Sosa tuvo en vilo a todo un país en un enero atípico, donde no es común que se desarrolle un juicio. Y llegó el turno de los alegatos y el veredicto, es decir el momento de la verdad.

Damián Torres lunes, 23 de enero de 2023 · 11:02 hs
Báez Sosa y la hora de la verdad: ¿qué pueden decidir los jueces?
La sociedad exige la pena máxima Foto: Enrique Cangas

Más allá del clamor popular de una perpetua para todos los acusados, los jueces tendrán que dar respuestas a una serie de interrogantes. Trataré de explicarte de manera sencilla. Para la fiscalía y la querella se trató de un homicidio calificado, por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía. Estos dos calificantes llevan a una pena perpetua.

Aquí las preguntas a responder. ¿Hubo un acuerdo común, aunque se haya gestado a la salida del boliche para ir a matar? ¿O solo fue una pelea que termina con un desenlace no planificado, que es la muerte? ¿Se puede identificar a los que pegaron, o por el contrario no se pudo? ¿Estuvo Fernando en una imposibilidad de defenderse? ¿Todos son responsables de lo mismo? ¿o hay diferencias entre, por ejemplo, los que le pegaron a Fernando y quienes no?

Estos son muchos de los interrogantes que tendrán los jueces a la hora de decidir. Si éstos entienden que Fernando estuvo en un estado de indefensión completo y que hubo un plan común de dos o más personas, se dan las dos circunstancias o solo una de ellas, entonces tendremos un homicidio calificado, y la pena será la máxima. Luego tendrán que responder si todos son responsables de lo mismo o sí, por el contrario, algunos tienen una participación menor y por ende menos pena.

Foto: Enrique Cangas

Si los jueces no entienden probado lo anterior, puede ser un homicidio simple y la pena se fijará entre 8 y 25 años. E incluso, si entienden que la muerte es consecuencia de una riña, la pena será mucho menor. La acusación hizo un trabajo coordinado entre el juicio, probando sus hipótesis del caso, y lo mediático con la exposición de videos y demás que fueron colocando a los imputados en una posición de repudio social. Esto siempre influye en la psiquis de los jueces.

La defensa recién al final del juicio a través de la declaración de algunos de los imputados intentó torcer el rumbo de la perpetua, planteando que el desenlace fatal no fue querido y deslizando como opción la riña. Pero claro, quizá fue bastante tarde y no hubo un trabajo mediático. Hasta las disculpas de Thomsen se vieron tardías, cuando el desenlace aparece como cercano. Incluso por alguna razón, ese pacto de silencio no se rompió nunca.

Ahora los jueces tendrán que escuchar los alegatos, las acusaciones que allí se deslicen y resolver. Sin dudas que, las pruebas del caso sumado a la necesidad de justicia deslizada por los padres será un factor muy importante a la hora de tomar la decisión. Por ello el horizonte más probable es una perpetua, sin perjuicio de las objeciones técnicas que pueden observarse claramente. Lo que quedará ver, si esta condena será para todos, o la mayoría. Y no todos hicieron lo mismo.

Pero los que no lo hicieron no se animaron a decirlo o no pudieron y su suerte podría estar echada.

Demian Torres, autor de "Cuando salvar vidas se convirtió en delito"

*Damián Torres, abogado penalista, autor de los libros “Cuando salvar vidas se convirtió en delito” y “El derecho a decir no”.
@datorresok

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