Impacto de la inflación

La grave crisis que pone en jaque a un rubro clave del consumo

Los mercados pequeños de barrio luchan contra la baja en el consumo y la inflación. La escasa rentabilidad pone en jaque los núcleos pequeños del comercio que conforman un área clave de la economía que muchas veces pasa desapercibida.

Zulema Usach
Zulema Usach miércoles, 28 de septiembre de 2022 · 08:32 hs
La grave crisis que pone en jaque a un rubro clave del consumo
Los almacenes, despensas y kioscos de barrio casi no pueden mantenerse por los bajos niveles de rentabilidad. Foto: ALF PONCE / MDZ

Hace seis años que Adriana Rovira, decidió comprar el negocio a una amiga. Como un sueño hecho realidad, abrió las puertas de la despensa a nombre suyo y con mucho esfuerzo logró hacer crecer la gama de productos de almacén para la venta. Gracias a sus secretos para hacer las milanesas de pollo más ricas, se hizo conocida en todo el barrio Parque (Godoy Cruz) y sus alrededores. Mientras entrega el vuelto a un cliente, asegura que estos momentos son críticos: no solo las ventas son mucho menores como consecuencia de la baja en el poder adquisitivo de las familias que el suelen comprar, sino que todos los precios de la mercadería e impuestos siguen en una escalada que se le ha vuelto muy compleja de solventar.

Hoy, su rostro muestra preocupación. "La gente está comprando mucho menos; al menos la cuarta parte de lo que antes llevaba. Las compras se piensan mucho más y cada vez es más difícil mantener las ventas porque además sabemos que en muy poco tiempo los precios van a volver a subir", destaca la mujer que ha dedicado los últimos años a este negocio familiar. Su realidad es compartida por al menos 60 mil comerciantes pequeños del rubro en todo el país. Fernando Savoré, representante de este sector de la cadena de consumo en el país, destaca que la situación es cuando menos, muy grave y riesgosa.

Rentabilidad en baja

Ocurre que además, en el caso de aquellos negocios cuyo espacio es alquilado, los gastos se encarecen aún más como consecuencia de la actualización realizada por el sector inmobiliario como consecuencia de la inflación. "Los aumentos en los precios han llegado a un punto tal, que el consumo se está viendo gravemente afectado y esa situación no deja de impactar en los comercios pequeños de barrio", advierte Savoré y aclara que de acuerdo a las mediciones que realizan desde la asociación que conduce, el incremento en los precios es de 2,5% todas las semanas y no del 7% mensual como lo indica el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Productos básicos para las familias, como la leche y el aceite de girasol -advierte Savoré- son los que más han experimentado incrementos. "Debemos considerar que las familias ya desde el 15 de cada mes es como si estuviesen a fin de mes; es decir que en esos días van a buscar gastar lo mínimo indispensable", ejemplificó y añadió que en el AMBA, una botella de aceite de girasol de un litro y medio se vende en un hipermercado (donde por lo general compran los dueños de negocios minoristas) a casi mil pesos.

La leche en sachet es una de los productos que se llevan en menos cantidad por parte de la clientela.

Así, la actual crisis económica por la que atraviesa el país entró por la puerta de los negocios tradicionales en los barrios mendocinos. Y amenaza con quedarse. Muchos propietarios, inclusive, no descartan en el corto plazo evaluar si siguen manteniendo o no su negocio a causa de la escasa rentabilidad. Otro factor que destacan, tiene que ver con que los precios exhibidos en estanterías y góndolas muchas veces va por detrás de los valores con los que se encuentran al efectuar sus compras a los proveedores. "Creo que estamos en el peor momento; es muy poco la gente que nos viene a comprar y si llevan algo, es en muy poca cantidad", lamenta la dueña de un kiosco de Godoy Cruz que con el tiempo devino en un pequeño polirubro. 

El incremento de impuestos como la luz y el gas, se suma a la bomba de tiempo que hace tambalear las perspectivas a futuro. Las boletas de luz superan en muchos casos, los 20 o 30 mil (entre los negocios más pequeños), mientras que la clientela habitual piensa dos veces antes de llevar medio kilo de pan o 100 gramos de queso. La compra al menudeo y en fracciones cada vez más pequeñas es ya un patrón común al que muchos comerciantes ya parecen haberse resignado.

"Estas últimas semanas ha sido terrible la situación; no sabemos cuánto más podremos sostener el negocio", confiaron en una conocida despensa de Las Heras y coincidieron que es notoria la disminución en las cantidades y la calidad de la mercadería que lleva la clientela. 

 

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