Escuelita de padres

La violencia en los jóvenes, responsabilidad de los adultos

En los últimos meses se repiten violentos episodios con jóvenes como protagonistas. Es hora de aceptar nuestra responsabilidad como padres, y tener en cuenta que la sobreprotección es tan peligrosa como el desamparo.

Alejandro Schujman domingo, 29 de mayo de 2022 · 20:00 hs
La violencia en los jóvenes, responsabilidad de los adultos
Foto: freepik.es

La pandemia no ha sido gratis en lo que a salud mental se refiere, claro que no. Hemos estado en una situación de confinamiento donde todo se potencia: las ansiedades, las angustias, las pequeñas y grandes crisis de parejas. Los jóvenes han tenido un protagonismo particular en esta pandemia. Esta generación de jóvenes acostumbrados a una sobreprotección de los padres, que casi sin querer se encontraron con la imposición de una realidad que no tuvo contemplaciones. La enorme mayoría no construyó un umbral de frustración, solo aguantó como pudo. 

Nacieron en esta generación de padres que miran resignados y que no quieren que sus hijos sufran. Aguantaron, digo, y el resultado de esa acumulación de frustración se tradujo en episodios de ansiedad, angustia, cambios de humor, y también un incremento en la irritabilidad y control de los impulsos.

No son casuales, creo yo, esta serie de episodios que se vienen repitiendo en los últimos meses: el playero que pelea por su vida después de haber sido atacado por un muchacho que no soporto un rayón en el auto de su madre, un vendedor de ropa noqueado por un cliente indignado porque no tenía la remera del talle que precisaba cambiar, y hace pocos días en la ciudad de Mendoza en una hamburguesería un grupo de jóvenes atacó salvajemente a un dueño de una camioneta por un problema aparentemente en la fila del local.

Relatos salvajes, mientras el público filma, como en aquel episodio de Black Mirror.

¿Qué tenemos que ver los adultos en estas historias de jóvenes que estallan? ¿Qué responsabilidad nos cabe? Empecemos por lo que no estamos haciendo.

En el afán de que nuestros hijos sean felices les acolchonamos la vida, les hacemos todo fácil para que no sufran. Sobre empacho de confort. ¿La pasan bien los chicos? Les aseguro que no, hay un malestar subyacente por debajo de ese aparente privilegio de disfrute permanente. El desafío es hacerles a nuestros hijos (cuando están en esa posición de aparente confort pero les aseguro que mucho malestar) la vida amorosamente incomoda. Suena raro, pero es así.

Que lo que no pudimos escatimarles por omisiones o errores en los primeros años de crianza se los demos ahora. Dar y quitar es el juego. La sobreprotección es tan peligrosa como el desamparo. Mostrarles la salida, empujar con toda nuestra ternura y ganas de verlos despegar.

Los padres preparamos varias mochilas a lo largo de la crianza. La que nuestros hijos deben llevar al jardín de infantes, la de la escuela primaria (los primeros años al menos), la de la colonia de vacaciones (ese invento cruel pero necesario en las grandes ciudades), la que deberán llevar a la casa de algún amiguito cuando van a pasar la noche allí. La de las vacaciones, la de ir a la casa de los abuelos. Mochilas para vivir, mochilas para crecer, mochilas para salir al mundo del afuera. Llega el momento, aunque ya sean grandes, que debemos seleccionar amorosa y responsablemente qué poner en la última mochila que les armaremos. Tomen lápiz y papel, y pongamos en ella:

  • Umbral de frustración, cantidad suficiente.
  • Sentido de la responsabilidad, el que precisen.
  • Capacidad de decisión, toda la que podamos darles.
  • Sueños, ilusiones y ansias en lo porvenir.
  • Todo nuestro amor.

Construyamos umbral de frustración, demos elementos para que puedan entrar al mundo adulto con las herramientas precisas. Y sobre todo, eduquemos con el ejemplo. Recordemos que nuestros hijos no nos oyen todo el tiempo pero no dejan de mirarnos.
Los chicos ven, los chicos hacen. Y somos responsables de lo que con ellos sucede. Eduquemos para un mundo de ojos brillantes, mas empático y amoroso, que ya bastante violencia tenemos sin que podamos hacer demasiado por ello. De nosotros depende.

*Alejandro Schujman es psicólogo especialista en familias, Director de la Red Asistencial de Psicología y columnista en MDZ radio.

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