El notorio estado de deterioro del Teatro Independencia, la principal sala de Mendoza
El Teatro Independencia es la principal sala de Mendoza. Fue restaurado en 2003 y hoy tiene serios problemas por la falta de mantenimiento. Butacas rotas y faltantes, pisos en mal estado y falta de señalización, entre otros problemas.
Butacas rotas, alfombras en mal estado y hasta obstáculos en los pasillos. La imagen y lo que ocurre no se condice con lo que representa para Mendoza el Teatro Independencia, la principal sala que hoy muestra signos de deterioro notorios. La sala nació en 1925 bajo la gobernación de Carlos W. Lencinas y siempre fue un orgullo por su estilo arquitectónico neoclásico y por la gran variedad de artes escénicas que propone. En el año 2003 se hizo una restauración y un reacondicionamiento a nuevo en todos los ítems importantes para un teatro de estas características, pero hoy hay un notorio estado de deterioro.
MDZ ha recibido desde hace tiempo la preocupación de mendocinos interesados, asiduos concurrentes a los variados espectáculos y amantes de la actividad cultural, por el estado de abandono de algunos lugares del teatro y por la falta de criterio para facilitar la ubicación del público en circunstancias de nutrida concurrencia.
En la zona de palcos el deterioro de numerosas butacas y su falta de reemplazo es alarmante. Incluso preocupa que al faltar los asientos quedan hierros al descubierto que pueden ser muy peligrosos para el público.
Este problema se ve agravado por el deficiente estado del alfombrado, su deterioro por el paso del tiempo, con manchas variadas y quemaduras y por la falta de iluminación de los escalones en los pasillos entre los asientos, que producen tropiezos y caídas peligrosas en las proximidades de los asientos destruidos.
Resulta extraño e incomprensible la falta de reparación o cambio del mobiliario o elementos faltantes, el deterioro en las alfombras y la ausencia de señalización e iluminación de los escalones. Se trata del mantenimiento lógico y constante que deben llevar a cabo las autoridades del Independencia para evitar un deterioro mayor y más costoso.
También en los espectáculos que preanuncian concurrencia masiva las entradas deben ser numeradas. Con ello se puede segmentar su precio, evitar las largas colas a la intemperie y el atropello y caos que se produce, cuando se abren las puertas y la gente pugna por encontrar la mejor ubicación.
El Ministerio de Cultura puede y debe abocarse con premura y eficacia en solucionar los problemas que afectan el funcionamiento y el estado del máximo icono de la cultura mendocina. Su historia y los amantes del arte escénico lo ameritan.
Desde distintos sectores relacionados con la cultura ya alertaron por la falta de atención de las salas de Mendoza. Ocurre, incluso, porque no hay aún responsables a cargo.