Superación

El mal de la terribilitis: 5 formas de evitar que agrandes los problemas y enfocarte en resolverlos

Alrededor del mundo hay aproximadamente 300 millones de personas que conviven con la depresión, según afirma la Organización Mundial de la Salud. Y esto puede tener que ver con la mirada tremendista que produce la distancia entre la expectativa y la realidad.

Daniel Colombo domingo, 6 de febrero de 2022 · 18:40 hs
El mal de la terribilitis: 5 formas de evitar que agrandes los problemas y enfocarte en resolverlos

Si bien sabemos que la vida que uno ha soñado puede que en muchos casos diste de ser la que realmente se tiene, esta distorsión entre la expectativa y la realidad produce pensamientos tremendistas que no contribuyen a la salud mental y al equilibrio emocional.

El psicólogo español Rafael Santandreu, en su libro “El arte de no amargarse la vida”, afirma que son los pensamientos, y no los hechos en sí mismos, los principales responsables de la infelicidad. 

El hecho de que, en la mente, una gran parte de las personas pongan un sesgo automático de que los acontecimientos resultarán totalmente negativos, aun cuando no se han producido, genera fantasías premonitorias que pueden condicionar la forma de proceder.

Y es así porque ese camino de darle forma a la desgracia y al pensamiento negativo empieza en la mente y en la actitud con que cada persona va creando y dando significado a sus experiencias de vida.

"Cualquiera puede llevar una vida amargada, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende”, decía el poeta Paul Valéry. Y es un arte, porque, así como necesitamos trabajar fuertemente en sostener una mirada realista-optimista de lo que sucede, empecinarse en ver lo catastrófico en todo requiere un mecanismo mental que, al menos, tiene tres instancias:

  1. Aparece cualquier tipo de situación de la vida e inmediatamente se la cataloga como negativa.
  2. Se actúa en consecuencia, incluso el cuerpo reacciona físicamente a ese tipo de pensamiento que auto genera la persona. 
  3. Se obtiene un resultado cercano a lo catastrófico, por más que la situación haya sido quizás algo sencillo de manejar. 

Lo que habrás conseguido es un aumento de la preocupación, alteración de tus valores de presión, malestar físico y emocional, angustia y ansiedad. Un coctel que quizás quieras aprender a evitar. 

  • Poco entrenamiento emocional 

Hay personas que han sido educadas o piensan de sí que no tienen la capacidad emocional para afrontar el más mínimo desafío. Sucede, por ejemplo, en casos donde han sido cuidadas con algodones en la infancia y adolescencia, se les ha consentido en absolutamente todo, no se les ha permitido equivocarse, se sancionaba su error, se les imponía un altísimo nivel de exigencia, y se les creaban imágenes internas de que era débil y que otras personas debían resolver los inconvenientes que se presentaran.

Así que, cuando la persona adquiere independencia, tiene la sensación de que no posee las herramientas suficientes en su mundo emocional para resolver cualquier asunto, por menor que sea, y lo convierte en algo terrible. El psicólogo Santandreu le llama “terribilitis”, y afirma que es la base de la neurosis que se vive actualmente en forma generalizada.

Él afirma que “Cuando somos vulnerables a nivel emocional, nuestros pensamientos están cargados de ansiedad y son catastrofistas. Cuando nos suceden adversidades –o imaginamos la posibilidad de que ocurran–, evaluamos las pérdidas como desgracias intolerables. Es un hábito muy nocivo, porque cuando nos acostumbramos a eso, nuestra mente funciona en modo terribilizador”. 

  • Así funciona la gente que vive preocupada permanentemente. 

“Me dejó el visto en el Whatsapp: no me quiere más”, “Hay un tránsito terrible esta mañana: voy a llegar tarde al trabajo y me van a despedir”, “Se fue sin saludarme, seguro que hice algo malo”, “Le puse poca sal a la pasta, voy a hacer fallar la cena con la familia y todos me darán vuelta la cara”, son ejemplos del estilo de pensamiento que llevan adelante millones de personas en forma automática. 

Este sesgo que se repite sin pensar forma parte de los 60.000 pensamientos que procesamos diariamente, de los que generalmente un 90 % son del tipo negativo. Y también lo son los 12.000 diálogos rumiantes -lo que nos decimos a nosotros mismos, en el silencio de nuestra mente-. 

Los estudiosos de la salud mental afirman que cualquier humano atravesará unas 20.000 adversidades pequeñas en su vida (un tropezón en la calle, el raspón en el auto, una cita que te planta, pierdes las llaves de tu casa), por lo que prepararse internamente con herramientas de afrontamiento te permitirá gestionar mejor lo que suceda.

No todo es terrible: 5 claves para cambiar

Si lo que buscas es equilibrio emocional, serenidad y una posición más neutral frente a lo que te toca vivir, estos cinco puntos pueden ayudarte:

  • Hay cosas que sucederán de todas formas, y estar en tensión permanente no te ayudará a evitarlas

Las situaciones de la vida van a aparecer y no se pueden evitar, por más que las resistas. Al contrario: lo pasarás peor, porque todo a lo que te resistes, persiste. 

Es mejor estar predispuestos de una forma optimista y realista a la vez, que vivir con expectativas catastróficas y perderte de disfrutar las experiencias. 

Cuando aparezcan los asuntos ya verás qué hacer, y surgirán las ideas que te parecían que te sobrepasaban completamente y que no ibas a poder manejar.

  • Un problema no es un problema si se puede resolver 

Las personas tienden a catalogar casi todo como un “problema”; y como el lenguaje es un gran constructor de la realidad, lo que te dices internamente se manifiesta en la mente, el cuerpo y tus emociones. Por lo que sería bueno que cambies la palabra “problema” por “desafío” o “asunto para resolver”. Esto le da a tu mente un sentido distinto para que actúe a tu favor, encontrando la mejor salida disponible. 

  • Regula las expectativas 

Otro aspecto que influye es el tipo de expectativas que te haces respecto a las cosas. Conoces una persona en plan romántico, y a los dos días ya estás fantaseando con una boda, pero como no te llamó, piensas negativamente al instante. O consigues un trabajo y te parece el lugar ideal que siempre soñaste, y en un click tu mente cambia al modo “Esto no puede ser real; no merezco estar en un lugar así; seguro que aquí hay algo raro”. 

Disfrútalo mientras puedas darte tiempo para vivir la experiencia, sin ponerle tanta expectativa a lo que será -porque en definitiva, no lo sabrás hasta que lo vivas-; porque esa mirada instantánea que califica todo como extraordinario o terrible necesita de tiempo para que se confirme o no. 

  • Todo lo que vives es tu responsabilidad

Con muy pocas excepciones -como cuando se desata una guerra en un país, estas ahí y tú no has tenido nada que ver-, cada uno crea, provoca o permite lo que le pasa en la vida.

Todo lo que vives es resultado de pensamientos que has creado. No son los acontecimientos externos lo que definen las cosas, sino tu forma de interpretarlos y percibirlos. 

Esta valoración tremendista de lo que sucede es la que te impide ver el nivel de responsabilidad que tienes sobre los acontecimientos. En este punto, el pensamiento con “terribilitis” no ayuda a que enfrentes con sabiduría lo que sucede, sino que lo hace más complejo. 

Buscar la neutralidad emocional, aprendiendo a auto regular tus emociones y sentimientos, y no caer en preocupación inmediata como respuesta automática, son dos herramientas que te van a ayudar a lograrla. 

Para lograrlo, trabaja en el auto conocimiento, haz psicoterapia, coaching, toma cursos serios de desarrollo personal, consume materiales constructivos y aprende para tener nuevas visiones que abran tu mente y te saquen de la reacción tremendista. 

  • Evaluar todo como terrible es tan irracional como pensar que con actitud positiva se supera cualquier obstáculo

Soy ferviente difusor de los pensamientos positivos y sobre cómo influyen en los resultados de las personas.

Sin embargo, el vivir sumergidos en el pensamiento mágico de que cualquier asunto se resuelve sólo cambiando la actitud, no te traerá la solución real, sino un placebo que te mantendrá tranquilo un rato. Hace falta actuar de una manera inteligente. 

Por eso, si te fijas bien, son dos polos de una misma forma de ver las cosas; si todo lo miras como obstáculo insalvable, vas a generar más de ese sentimiento interno. Y si solo aplicas actitud positiva, creerás que mágicamente se resolverá. 

En cualquiera de los dos casos debes incluir el factor “acción” hacia el resultado que quieres obtener. 

Y aquí, permíteme decirte que el pensamiento más positivo lleva las de ganar, porque, aunque las cosas no salgan como las imaginaste, al menos no habrás sufrido la pena de estar sumergido en pensamientos oscuros y dolorosos fantaseando en negativo. 

El punto está en tener la sabiduría para sostener una mirada constructiva de lo que sucede, sin perder de vista la información racional que se presenta, sin llegar a verla como una catástrofe. En ese punto medio radica el eje del pensamiento que te apoyará más para resolver los desafíos. 

 

Daniel Colombo es facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos

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