Familia productora

El drama de las heladas en primera persona: “Se llevó el trabajo de todo un año”

Raúl Busca y su familia, productores de la localidad de Centenario, Neuquén, perdieron todas sus plantaciones de uva con las heladas tardías de la semana pasada.

Felicitas Oyhenart
Felicitas Oyhenart miércoles, 9 de noviembre de 2022 · 08:37 hs
El drama de las heladas en primera persona: “Se llevó el trabajo de todo un año”
Raúl Busca tiene plantaciones de uva desde hace más de 20 años en Neuquén

Las heladas tardías que se registraron hace pocos días en gran parte de Río Negro, Mendoza, La Pampa y Neuquén afectaron a cientos de productores que, en muchos casos, llegaron a perder toda la producción de frutas y hortalizas.

“Estamos liquidados”, cuenta Raúl Busca haciendo referencia a la situación que atraviesa él con su familia y los vecinos productores que rodean su finca. En las últimas heladas, que alcanzaron los 5º bajo cero, perdieron toda la producción, “se llevó todo”, comparte.

heladas
Así quedaron los viñedos de Raúl Busca tras las heladas tardías.

Busca trabaja desde 1999 en la producción, su camino por este rubro comenzó con la plantación de manzanas en la localidad de Centenario, en la provincia de Neuquén, pero una serie de malas experiencia lo llevaron a abocarse a los viñedos.

Sus comienzos en la viña

En el año 96, Raúl dejó el deporte de competencia en Bahía Blanca y junto a su familia fue en busca de una nueva vida alejada de los ruidos de la ciudad. Compraron una chacra en Neuquén sin tener prácticamente conocimiento sobre la producción y el negocio. En ese momento, “el negocio era nefasto, nos pagaban si querían, cómo querían y cuando querían, por eso desaparecieron la mayoría de los productores”, cuenta.

Pero, no todo estaba perdido, tenía una pasión que podía convertirse en su fuente de trabajo. “Cuando vivía en Buenos Aires, en el barrio de Palermo, tenía el hábito de hacer vino en la terraza. Compraba uvas que llegaban desde Mendoza y con eso producía al menos 200 litros de vino y así fui aprendiendo”.

Cuando se mudaron a Neuquén, con la plantación de manzanas “nos fundimos tres veces”, admite. Por eso, decidió con lo poco que le quedaba comprar alrededor de 400 plantas de cabernet en San Rafael, sur de Mendoza, y así comenzó su relación con el mundo del vino. “Le dije a mi familia: si no se vende me lo tomo y ni me doy cuenta”, cuenta mientras ríe.

El emprendimiento que montaron se llama Bodega Familiar Busca Queirel, allí trabajan Raúl, su esposa María Beatriz y sus dos hijas. Todo lo que producen lo venden en la feria de Centenario, en donde residen actualmente. Sin embargo, esta vez no será así, “con las heladas perdimos el trabajo de todo un año”, comparte el productor.

El hombre, con ánimo de hacer conocer los esfuerzos que requiere este trabajo, recuerda cómo fueron sus inicios. “Empezamos con muy poco, con los instrumentos rudimentarios que teníamos. Luego, nos fuimos capacitando, tecnificando. Por suerte, desde el 2011 hasta el 2015 tuvimos mucho apoyo estatal, pudimos acceder a créditos sin interés y ahí pudimos equipar la bodega, poner riego por goteo, mejorar las plantaciones. Finalmente, nos asesoró y capacitó un enólogo y un agrónomo”.

Raúl y su esposa María Beatriz son quienes se encargan de la plantación, el atado, el riego y la poda. Mientras una de sus hijas se encarga de la bodega, “yo le expliqué y le enseñé, pero al ser ingeniera química entendió muy rápido y ahora ella me explica a mi”. Otra de sus hijas se encarga del área contable y administrativo. “Trabajamos todos, no tenemos empleados”, asegura y añade: “Mis hijas tienen otros trabajos que les permiten ayudarnos en la tarde, pero mi esposa y yo estamos el 100% en la chacra”.

Un helada histórica que se llevó todo

Las heladas tardías, reciben este nombre por ser poco comunes para esta época, tomaron por sorpresa a un gran número de productores de distintos puntos del país, muchos aseguran que nunca había pasado algo así.

Raúl y su familia, por ejemplo, perdieron las casi 4 hectáreas que tienen con viñedos. “No podremos vender el año que viene ni vino, ni uva de mesa. No quedó nada, parece mayo. Igual yo estoy haciendo lo que puedo para ver si reacciona y tenemos algo de poda el año que viene”, comparte con un poco de esperanza Busca.

Fue muy duro para él y su familia encontrarse al día siguiente con una pérdida tan grande. “Mi hija y mi señora lloraban. Me decían ‘¿qué pasó?’, ‘no pegamos una’”, cuenta Busca y añade: “Yo intento no desanimarme, pero uno ya no tiene el mismo ímpetu de los 30 o 40 años. Ya tengo 62, entonces el cuerpo por ahí no acompaña como antes”.

Son $1.800.000 los que calculan que perdieron, “quizás para algunos no es mucho, pero para nosotros es el sueldo de todo el año. Así es la vida del productor”, expresa afligido.

Pero Raúl es resiliente, esta difícil situación tampoco lo va a detener. “Compramos una furgoneta hace un par de años, he pensado salir a laburar con ella. Algo vamos a hacer, no vamos a bajar los brazos”, sostiene.

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