Psicología

El fin del amor

"El fin del amor" es una serie que abarca diferentes temáticas muy personales, Lali Espósito con su buen estilo bien personalizado y descontracturado, diferentes etapas emocionales, no dejes de leer este buen análisis de nuestro columnista Carlos Gustavo Motta.

Carlos Gustavo Motta
Carlos Gustavo Motta domingo, 20 de noviembre de 2022 · 07:10 hs
El fin del amor

El lúcido ensayo de Tamara Tenembaum “El fin del amor” (Ariel, 2019) se convirtió en serie por Amazon Prime en diez episodios dirigidos por Daniel Barone, Constanza Novick y Leticia Dolera. Erica Halvorsen y la propia autora quienes construyeron en base al éxito de la publicación, guiones que permiten destacar a las actrices y actores que componen cada uno de los personajes destacándose Lali Espósito como la actriz principal. El fin del amor deja entrever qué ocurre cuando una pareja propone dejar de
ser monógama y deconstruye postulados acerca del amor conocidos por todos nosotros. Pero también plantea cómo se juega la libertad de a dos? Acaso no existen los espacios personales para cada uno?

El ensayo de Tamara Tenenbaum aborda temáticas que parten desde el valor de la amistad hasta la cultura del consentimiento, pasando por la maternidad como elección o imperativo, la soltería deseada o aborrecida, el poliamor, las parejas abiertas, el funcionamiento de las tecnologías del deseo como Happn o Tinder, acompañado de una extensa, precisa y valiosa bibliografía sobre estos temas. En la serie se ve cómo la niña, lejos de quedar atrapada en la comunidad que nace, sale a pelear su lugar en el mundo. Lali Espósito interpreta con su habitual estilo descontracturado pero sólido a la vez, los diferentes niveles emocionales que le permiten realizar un itinerario donde los signos de la experimentación personal apuntan a los nuevos modos de amar, desear y vivir, no sin equivocaciones puesto que los ideales e imperativos que reflejan el Yo propio se confrontan siempre con la realidad y la diferencia que otro puede plantear.

Los interrogantes del ensayo y de la serie van completando los interrogantes personales en función del deseo y del amor, de nuestros cuerpos y nuestros desengaños cotidianos. Tamara afirma que se trata simplemente de tomar decisiones. De hacernos
responsables y fundamentalmente de conversar. Construir y destruir para desarmar discursos y estructuras donde todos estamos repitiendo y alimentando eso con los que la educación a veces transformó en una conducta disciplinaria. Esta reivindicación del deseo permite que los lazos vinculares generen condiciones para acercarnos mutuamente desde un lugar que no exista la competencia. Lugares ideales por cierto, pero posibles puesto que debemos crear cada día, condiciones simbólicas para nombrar aquellos que nos duele, que nos violenta, que nos incomoda y detenerlo antes que sea tarde, antes que no podamos elaborar una respuesta posible.

El ensayo-serie resulta imprescindible de leer/ver por la escritora, por la ensayista que provoca un aire fresco en su lectura, por las actrices y actores que interpretan algo más allá que una simple ficción y donde tienen en cuenta desde el principio la definición de amor de Jacques Lacan: “Amar es dar lo que no se tiene a quien no lo es…” Este axioma alude entre otras cuestiones, a la reminiscencia inconciente de ese paraíso perdido que es la infancia. Renunciar a esos ideales pueden hacer surgir el amor donde la repetición pueda ceder y haga consistir una realidad nueva para cada uno. El amor es aceptar la diferencia que el otro propone y con esa diferencia vamos a poder construir juntos algo nuevo y posible. Donde las dificultades seguramente aparecerán pero juntos vamos a saber hacer algo también con eso. “El fin del amor” es más que un libro y una serie.

Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.

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