El comienzo de una nueva, aunque vieja era
Si algo demostró Alfredo Cornejo fue que lee el tablero político mendocino como nadie y se adaptó a todas las contingencias de la campaña. Pero el poder que vuelve a concentrar lo pone frente a frente contra sí mismo y con todos los riesgos que ello implica para la institucionalidad de la provincia.
Hace cuatro años, tras dejar el poder en manos de Rodolfo Suarez, Alfredo Cornejo no tenía en los planes volver a presentarse como candidato a gobernador otra vez. Ambicionaba para él mismo un futuro con proyección nacional que lo llevara a lograr disputar una candidatura presidencial, con eso soñaba hace cuatro años. Pero, por razones que ahora no vienen al caso, eso nunca sucedió. Entonces reorientó su ambición y comenzó a planear su vuelta hace poco más de un año y medio. Este domingo, después de una campaña tortuosa para él, consiguió el objetivo que lo deja listo para el bronce: Cornejo se convirtió en el único gobernador desde el regreso de la Democracia en lograr dos veces ser electo en Mendoza y coronará así tres triunfos radicales al hilo. Otro hecho político casi inédito desde 1983 hasta acá.
Varias cosas se podrán decir de este dirigente radical que ocupa desde hace años la centralidad de la política menduca, apelando a un liderazgo basado más en la autoridad que en el respeto o la convicción de quienes lo siguen. Pero lo que sí, y esto quedó demostrado en esta elección, Cornejo lee y entiende el tablero político local como ningún otro de sus pares. Manejó con oficio de ganar elecciones un escenario que por momentos se mostraba muy complicado.

En marzo de este año, cuando anunció que se lanzaba otra vez a la aventura por la gobernación, su camino hacia el 24 de septiembre tenía sensación de paseo para él. Arrancó planificando en cómo iba a gobernar, más que en hacer campaña. La previa a la elección, pensaba, iba a resultar un trámite en donde iba a disfrutar jugando su juego favorito de confrontación con el kirchnerismo. Sin embargo la ruptura de Omar De Marchi lo obligó a reacomodar su estrategia y le terminó marcando el resto del camino hasta este último domingo.
Malhumorado y a disgusto por el esfuerzo doble al que su ex socio dentro de Cambia Mendoza lo obligaba a hacer, se puso manos a la obra. Lo primero fue poner en funcionamiento la maquinaria electoral del oficialismo para las PASO de junio. Cornejo no solo presentó candidatos en todos los departamentos, sino que alentó la competencia interna entre ellos respaldándolos a prácticamente todos. Y tras esa elección, tomó debida cuenta de lo que estaba sucediendo políticamente en Mendoza: la gente había dado señales no solo de un descontento evidente con la gestión de Rodolfo Suarez, sino que además evidenció un hartazgo sobre algunos de las características más objetables del propio Cornejo como dirigente. Entre ellos, sus rasgos autoritarios. El líder estaba mostrando en las urnas algunos síntomas evidentes de desgaste. Y eso se notó finalmente en la elección con la pérdida de casi 130.000 votos en ocho años.
Con el primero de los problemas actuó rápido. Guardó para otro momento sus diferencias con él y lo sumó a Luis Petri (quien irrumpió en la interna con cuestionamientos fuertes al gobierno de Suarez) a la campaña. Petri salió de las PASO convertido en compañero de fórmula de Patricia Bullrich auspiciado por el propio Cornejo y resultó notable como, en el último tramo de la contienda, hasta lo pusieron en los carteles junto a la fórmula para la gobernación. Petri aportó lo suyo también. Se cansó de repetir que, más allá de las críticas que había deslizado en su momento, sus diferencias las planteaba por dentro de Cambia Mendoza.

¿Qué sucedió ayer? La apuesta (y la convicción) que tenía De Marchi de que esos votos de Petri terminarían en La Unión Mendocina no se concretaron. Los intendentes oficialistas hicieron su aporte también. Y se consiguió frenar la diáspora.
Con relación a cómo administrar las deficiencias de la gestión actual el poder de adaptación también se notó. En los planes iniciales el objetivo era que el eje de la campaña girara en torno a la educación. Pero el candidato oficialista debió virar hacia el problema de la inseguridad. Se diferenció aquí de Suarez, se la pasó diciendo que la impronta de su gobierno iba a ser este tema, para terminar prometiendo un golpe de timón fuerte para combatir el delito. Otra habilidad puesta de manifiesto: Cornejo aprendió la lección de 2007, cuando la UCR, como consecuencia de sus disputas internas, tuvo que ver cómo terminaba festejando Celso Jaque cuando César Biffi parecía tener esa elección en el bolsillo. Nunca hizo públicas sus diferencias con Suarez en materias de gestión aunque las tenía y por montones. El gobernador jugó a lo mismo también en este aspecto. Así como Cornejo nunca lo criticó hacia afuera, él nunca se atrevió a cuestionar su liderazgo hacia adentro.Dato aparte, daba ternura anoche ver como Suarez festejaba como un chico en el búnker del oficialismo. Se aseguró una senaduría nacional por cuatro años y se encamina a dejar el cargo que lo atormentó bastante en los últimos tiempos.

Cornejo cambió su imagen asimismo. Se dio cuenta de que una buena parte de la sociedad rechazaba sus modos y buscó convertirse en un candidato afable, que sonreía en las fotos y que se mostraba en los afiches “De Tu lado”, sobre todo, con los más jóvenes. Como lo describió un dirigente radical que libró mil batallas electorales en la provincia: "El Petiso está siempre preparado mentalmente para más de un escenario. Si llueve sale con paraguas. Y si hay sol con anteojos oscuros".
Después estuvo el capítulo Las Heras. Si hubo un gran derrotado este domingo fue el intendente, Daniel Orozco, quien como compañero de fórmula de De Marchi no pudo ganar en su departamento. La venganza por el salto de Orozco estuvo planificada y ejecutada sin descanso. El propio intendente y su pareja, Janina Ortiz, con sus desmanejos aportaron lo suyo para que la debacle ocurriera. Y ocurrió: resultaba ilógico que Orozco ganara en Las Heras, después de que durante casi dos meses las únicas noticias que salían de ese departamento estaban vinculados a malos manejos financieros, escándalos sexuales, denuncias por corrupción y quedaron en evidencia las falencias en los servicios municipales.
De Marchi se jactó de haberle robado una pieza clave a los radicales para su armado electoral. Pero fue una victoria pírrica. Orozco no solo no le terminó sumando nada en la campaña, sino que además le hizo daño. El lujanino mostró anoche una capacidad de readaptación política notable. Perdió en la lucha por el poder, pero festejó haberse erigido como líder de la oposición a partir de diciembre. Es verdad que conseguirá un poderío en la Legislatura conformado por un bloque de nueve senadores y diez diputados propios que le permite mostrarse como garante de la institucionalidad a futuro. Pero el desafío por mantener fiel a la tropa será fuerte porque Cornejo está dispuesto a lo que sea para fracturarla. Y acá, ya se sabe, siempre existen legisladores susceptibles ante cualquier tipo de persuasión.

Es evidente que al menos un 40 por ciento de la ciudadanía respalda la administración de los radicales en la provincia y que ahí está la base del triunfo. pero no menos cierto es que Cornejo se enfrentó a un peronismo que terminó por deshilacharse este año como resultado de años de manejo kirchnerista y porque, en definitiva, De Marchi tampoco terminó por convertirse en una opción opositora para la mayoría. "Nos faltó tiempo", se quejaban en la madrugada del lunes amargamente en el entorno de LUM. Puede ser. Pero también a De Marchi le sobró pasado. Cornejo es ambicioso, pero el ahora nuevo referente opositor no se quedó atrás en esta construcción. Y mostrando, incluso, algunos signos extraños de que se sentía predestinado para el cargo que tanto ambicionaba.
En eso de mover los hilos no solo de los propios sino también de las fuerzas ajenas, Cornejo alternó buenas y malas. No logró que el peronismo creciera para poder quitarle fuerzas a LUM como oposición, pero festejó anoche la buena elección del Partido Verde encarnado por la figura de Mario Vadillo.
Los verdes estuvieron a nada de acordar con De Marchi en su momento, pero terminaron siendo funcionales a la victoria de Cornejo. Lo buscó esto el futuro gobernador consciente de cómo era el juego: cuando más se dispersara el voto opositor, mayor sería la ganancia para él. ¿Dónde estuvo la clave de ese 11% que terminaron cosechando? Muy probablemente Vadillo se dio cuenta de que podía captar la atención del voto de Javier Milei en Mendoza, se subió al discurso de la casta para referirse a sus oponentes y hasta acuñó un término que, en este sentido, le rindió . “Pernos políticos”, los llamó tanto a Cornejo como a De Marchi.
El peronismo entrará desde hoy en un proceso de reconversión. No le queda otra si no quiere seguir los pasos del Partido Demócrata. Tocó el subsuelo de votos y no hay figura que hoy apunte a llevarlo hacia la transformación. Dos de los potenciales dirigentes que podrían encarar la resurrección ayer quedaron internamente muy dañados. Matías Stevanatto en Maipú jugó para De Marchi y perdió feo en su apuesta. Los hermanos Emir y Omar Félix, en San Rafael, se hicieron los distraídos en su territorio y no solo ganó Cornejo. Sino que Omar Parisi terminó tercero allí.
Cornejo vuelve, pero tiene enfrente ahora un gran desafío. No ganó con la cantidad de votos que esperaba cuando se largó la carrera, pero esos diez puntos de diferencia que le sacó a su competidor legitiman y mucho a su futura gestión. Pero el poder que vuelve a concentrar (después de haberlo compartido un ratito con Suarez) lo pone frente a frente contra sí mismo y con todos los riesgos que ellos implica para una provincia que consiguió, a través de la imposibilidad de la reelección de su gobernador, unos niveles de salubridad institucional única en el país. Esto, técnicamente, no fue una reelección. Pero casi. Comienza ahora una nueva, aunque vieja, era. ¿Cuánto de ese cambio mostrado en la campaña es real y profundo? ¿Cuánto fue una mascarada electoral? Esas respuestas, las podremos empezar a encontrar a partir de hoy.

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