Un médico a la derecha

En la Cancillería conviene usar casco

Encuentro de máximo nivel entre empresarios argentinos y alemanes. La visita de Olaf Scholz convocó interés local como hacía tiempo no se registraba. El calor y la organización jugaron una mala pasada.

Rubén Rabanal
Rubén Rabanal lunes, 30 de enero de 2023 · 07:10 hs
En la Cancillería conviene usar casco

La Cancillería argentina estaba colmada. Funcionarios que acompañaban al canciller alemán Olaf Scholz, sumados a los locales y empresarios de ambos países, llenaban el sábado los salones donde se presentaba una agenda que, por lejos, era la que mas interesó en los últimos tiempos a las empresas argentinas. Alemania venía a hablar de negocios en serio.

Todas las cabezas y los CEOs de los principales grupos argentinos estaban allí: Techint, Pan American Energy, Corporación América, Volkswagen Argentina, Lithium Mining Corp., Helport, Wintershall Argentina, Siemens Mobility Argentina S.A., Tecpetrol o Bayer, entre muchas.

La tarde caía sobre Buenos Aires y el calor era agobiante. Algunos ya habían abandonado la idea de concurrir a la cena de gala que ponía broche a las deliberaciones con los alemanes.

La organización, relataban los presentes, mostraba algunas dificultades. Una de ellas era la ausencia de aire acondicionado en el salón principal. Una gran mesa en forma de "u" reunía a los funcionarios de ambos países. Gabriel Rubinstein en reemplazo de Sergio Massa, que se había excusado, hacía las presentaciones. Flavia Royón escuchaba a Cecilia Todesca, que tuvo que improvisar un discurso mientras los alemanes esperaban a un demorado Matías Tombolini para que les explicaran cómo es eso de controlar precios.

El calor seguía complicando todo y se decidió abrir los grandes ventanales del Palacio San Martín. El alivio llegó cuando se armó una corriente de aire que festejaron alemanes y argentinos. El aire siguió corriendo cada vez más fuerte al punto que terminó volteando el gran biombo que hacía de backstage para la conferencia.

El biombo se llevó puestos los mástiles de las banderas argentina y alemana con tan mala suerte que uno fue directo a la frente de Rubinstein y el otro a la cabeza de la segunda de la delegación de Berlín.

Hubo un primer momento de zozobra: se buscó un médico y no apareció ninguno en toda la Cancillería. Tuvieron que llamar al SAME para atender la urgencia. Pocos minutos después la calma volvió. Queda para el imaginario general la frase con la que Rubinstein retomó la palabra: “Se sabe que para estos eventos hay que usar casco”.

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