Gobierno en crisis

La embestida diseñada por Batakis que conquistó el corazón de Cristina Fernández de Kirchner

La expresidenta siempre ponderó el diseño de la quita de fondos a CABA, un modelo fiscal diseñado a mediados del 2020 por la ahora ministra de Economía. Fue la fórmula que en su momento encontró la vicepresidenta para romper la buena relación que Alberto Fernández mantenía con Rodríguez Larreta.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño lunes, 4 de julio de 2022 · 16:00 hs
La embestida diseñada por Batakis que conquistó el corazón de Cristina Fernández de Kirchner
Foto: Twitter: @sbatakis

De un plumazo, Cristina Fernández de Kirchner demolió ayer telefónicamente toda la estructura de poder que habían armado Alberto Fernández y Sergio Massa. La llegada del bonaerense a la jefatura de Gabinete y el arribo de Marco Lavagna al ministerio de Economía, quedaron fuera de plano cuando la vicepresidenta le dejó en claro al jefe de Estado, que no aceptaría (ni ella ni La Cámpora) un giro ortodoxo. Y que bajo su tutela, el Senado nunca aprobaría las leyes que el massismo requería para hacerse cargo de la crisis más importante desde el 2001.

La expresidenta sin embargo mostro una salida a su interlocutor telefónico. La llegada de Silvina Batakis al Gobierno. En este caso, no como exfuncionaria de Daniel Scioli en su gestión como ministra de Economía en los difíciles tiempos en los que el motonauta lidiaba con Axel Kicillof y el retraso de los fondos de la coparticipación bonaerense en los tiempos en los que el entonces candidato a suceder a Cristina Fernández de Kirchner quería hacerse un lugar. Nada de eso.

Lo que conquistó a la vicepresidenta, fueron los comentarios que desde hace casi dos años le viene haciendo el ministro del Interior Wado de Pedro sobre la gestión de Batakis en su cartera, en el rol de secretaria de provincias. Especialmente por un dato clave: la nueva ministra de Economía fue la encargada de diseñar y llevar a la practica la batalla por los fondos coparticipables que desde la Nación se le quitaron a la Ciudad de Buenos Aires. Había sido una iniciativa ordenada a De Pedro en medio de la pandemia del 2020, con el objetivo de quitarle fondos a Horacio Rodríguez Larreta para reenviárselos a Axel Kicillof a la provincia de Buenos Aires, concretando la amenaza que la propia Cristina Fernández de Kirchner había anticipado durante la campaña presidencial.

Luego, al ver que Alberto Fernández se cruzaba en saludos interminables y buenas ondas insoportables para el kirchnerismo durante los primeros meses donde reinaba la incertidumbre por el covid-19, la vicepresidente ordenó comenzar la embestida; con Wado de Pedro como ejecutor. Este se apoyó entonces en Batakis para que diseñara la estrategia económica, lo que la ahora ministra realizó por visible eficacia. A partir de allí, Cristina Fernández de Kirchner la adoptó como propia.

La causa por el traspaso de los fondos porteños finalmente se elevó a la justicia y espera fallo definitivo de la Corte Suprema. Por lo que se sabe, el tribunal debería dictar sentencia antes que termine julio, lo que resultaría paradójico ante el upgrade de la funcionaria que siempre representó al Ejecutivo ante el Poder Judicial. Un fallo negativo sería siempre interpretado como una venganza más que como un acto de equilibrio por parte de la nueva ministro.

Las provincias cercanas al oficialismo acompañan a Batakis y la consideran, a partir de esta cruzada contra Horacio Rodríguez Larreta, como una aliada. De hecho, en mayo, las provincias reunidas en la Comisión Federal de Impuestos (CFI) firmaron una resolución y un informe técnico de 126 páginas que dictaminó "que el monto de transferencia al año 2021 debía ser $43 mil millones". Fueron 21 las provincias que dieron su voto afirmativo para esa resolución. Solo Corrientes, CABA y Mendoza rechazaron los cálculos, obviamente gobernaciones opositoras.

La base del reclamo diseñado por Batakis, habla de la imposición realizada por ley, cuando el Congreso era dominado por el oficialismo, donde se impusieron $24.500 millones de daño a CABA en su coparticipación, hasta que la suma se calcule de acuerdo entre CABA y Nación, algo que nunca ocurrió. También en mayo, y a pedido de De Pedro y Batakis, unos 17 gobernadores firmaron un documento anticipándose a un eventual fallo a favor de la Ciudad donde advierten " que sepan muy bien los jueces de la Corte Suprema de Justicia, que el federalismo no se negocia y deben hacerse responsables de las consecuencias de sus actos".

Los mandatarios dijeron que "las provincias argentinas observamos con suma preocupación el inminente fallo del máximo tribunal en virtud del vencimiento del plazo establecido para la conciliación entre las partes" y que "no existe razón alguna para pretender modificar la transferencia de recursos alterando el plexo normativo constitucional precisamente de parte de aquellos que deberían ser sus celosos custodios". Aseguraban además, bajo letra aportada por Batakis, que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es una provincia, que las provincias son preexistentes a la Nación "y nuestra constitución se funda en pactos preexistentes".

Luego repasan el aumento de puntos de coparticipación al distrito porteño que dispuso Mauricio Macri y aseguran que "nuestras provincias han perdido aproximadamente 500.000 millones de pesos y padecemos la concentración del 28 % del gasto público territorial del presupuesto nacional en la CABA".

Ese documento fue firmado por los gobernadores Axel Kicillof ( Buenos Aires); Raúl Jalil (Catamarca); Jorge Capitanich, ( Chaco); Mariano Arcioni (Chubut); Gustavo Bordet, (Entre Ríos); Gildo Insfrán (Formosa); Sergio Ziliotto (La Pampa); Ricardo Quintela (La Rioja); Oscar Herrera Ahuad (Misiones); Gustavo Sáenz (Salta); Sergio Uñac (San Juan); Alberto Rodríguez Saá (San Luis); Alicia Kirchner (Santa Cruz); Omar Perotti (Santa Fe); Gerardo Zamora (Santiago del Estero); Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Osvaldo Jaldo (Tucumán).

Cristina Fernández de Kirchner siempre ponderó esta embestida contra CABA. Y le auguró a su autora un gran futuro, el que ayer comenzó a concretarse. Al menos a los ojos del kirchnerismo.

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