Premio a Ginés González García

Alberto bajo techo en La Plata mientras la tormenta estallaba en la Rosada

Un incomprensible premio al exministro de Salud responsable del Vacunatorio VIP hizo estallar a la oposición y parte del oficialismo. El gobierno cada vez más alejado de la realidad y encerrado en sí mismo. El camino del kirchnerismo y la bronca de Cristina.

Rubén Rabanal
Rubén Rabanal martes, 29 de noviembre de 2022 · 08:32 hs
Alberto bajo techo en La Plata mientras la tormenta estallaba en la Rosada

El gobierno se aleja cada día más de la realidad, quizás ante la certeza que ya no podrá modificarla. Sergio Massa le promete a Alberto Fernández (y al país) que logrará llegar a las elecciones de octubre próximo con una tasa de inflación de alrededor de 3 % mensual. Esa chance de reducción sería casi un milagro para el país, tomando en cuenta la dinámica de la aceleración inflacionaria, pero de lograrse continuaría igual en niveles que cualquier economía mediocre consideraría incendiarios.

Con esa carga encima, Alberto Fernández ya hace casi lo mismo que Cristina Fernández de Kirchner: mira el metro cuadrado que lo rodea sabiendo que no podrá fidelizar mucho más que eso.  

Ayer dio una muestra indubitable de esa decisión: sin disimulo alguno, todo lo contrario, y mientras el presidente inauguraba el techo de una estación de tren en La Plata (dramática metáfora para un gobierno que, por el opuesto, no encuentra un piso), en la Casa Rosada le entregaban una placa a Ginés González García para premiarlo por su “labor desempeñada en la pandemia y su aporte a la salud pública”.

El gesto fue una irritación innecesaria para buena parte de la sociedad, sobre todo a la que tuvo muertos en las primeras etapas de la cuarentena, que el gobierno decretó durante la pandemia. El exministro, por si vale la pena recordarlo, se retiró del gobierno de Alberto Fernández en un reconocimiento claro de su responsabilidad en el Vacunatorio VIP, que funcionó en varias locaciones oficiales y por el que pasó buena parte del oficialismo más rancio, mientras muchos argentinos morían por no estar aun inmunizados, después de haber rechazado con tonos de liberación política contratos, como el que proponía Pfizer en honor del neoimperialismo ruso. 

La encargada de entregarle ayer una placa a Ginés, para agradecerle su tarea como sanitarista, fue su sucesora en el cargo, Carla Vizzotti, que también tuvo su responsabilidad en el manejo médico y político de las vacunas en el gobierno de Alberto y Cristina.

Si Ginés fue la cara del bochornoso ejercicio de privilegiar probadamente al poder, a la hora hacer la cola para recibir la vacuna contra el Covid, Vizzotti lo fue en Moscú negociando las Sputnik junto a Cecilia Nicolini; una vacuna que nunca terminó de aplicarse como corresponde y que finalmente quedó fuera de servicio. Hoy el país aplica Pfizer y Moderna, las vacunas demonizadas por la irracionalidad de un kirchnerismo que en esto no tuvo límites para la militancia.

Hasta Horacio Verbitsky delató tempranamente su paso por el Vacunatorio VIP, sabiendo que la prensa ya tenía su nombre para publicar dentro de la lista de los privilegiados del régimen.

Y tampoco hubo disimulo ayer en Vizzotti a la hora de dar explicaciones: con una sonrisa le respondió a la prensa que ella bina había sido responsable de la idea. Alberto Fernández hacía tiempo que no estaba lejos de esa idea. Quizás para lavar de su sentido de culpa a la expulsión de Ginés (que hizo vía Santiago Cafiero) en algunas oportunidades el presidente ya había mencionado a su amigo exministro y hasta llegó a pedir un aplauso para él. La increíble reivindicación estaba en marcha desde hace tiempo. 

Con la placa y el homenaje a Ginés Gonzalez García, en un gesto que el Consejo Federal de Salud (CoFeSa) no rechazó, el gobierno no solo alimentó la lógica indignación general y el rechazo de toda la oposición, también le puso otra valla a cualquier chance de dialogo democrático con el resto de las fuerzas políticas. La irritación como estrategia volvió una vez más a la cancha. Nada nuevo, aunque siempre sorprenda, por parte de este cuarto gobierno kirchnerista.

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