Editorial

Luego del tsunami electoral, Alberto Fernández ahora debe hacerse cargo del Gobierno

Las elecciones generaron un shock político. El Gobierno entró en crisis y Alberto Fernández dijo que se pondrá "al frente de la campaña". Antes, debe hacerse cargo de la gestión para la que fue elegido. Los temas urgentes a los que debe abocarse y tendrán que tener en cuenta los candidatos.

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MDZ Política domingo, 19 de septiembre de 2021 · 08:20 hs
Luego del tsunami electoral, Alberto Fernández ahora debe hacerse cargo del Gobierno
Alberto Fernández y Cristina Fernández generaron una crisis inédita en el Gobierno.

La tormenta electoral del domingo pasado sorprendió al oficialismo, incluso a la oposición, al círculo rojo y hasta a profesionales del análisis, como consultores, politólogos y comunicadores. Sacando a quienes hacen militancia burda tergiversando datos, la sorpresa de las urnas fue general y demoledora. La ciudadanía que votó, no en el número deseado en el padrón nacional, se expresó con contundencia, sancionando al oficialismo y en un porcentaje elevado votando en blanco y anulando su voto, para dejar asentada su clara voluntad de desconfianza e incluso desprecio, con todos los partidos y sus candidatos. Hubo participación y un mensaje claro.

El shock fue brutal y generó una crisis política sin comparación. El Gobierno nacional quedó descolocado y se cayeron los telones. Al descubierto se vieron las peleas políticas internas de una gestión sin solidez, que hasta ahora había disimulado sus carencias con discursos y sus impericias con acusaciones cruzadas. No hizo falta ninguna intervención externa, pues fueron los propios funcionarios, encabezados por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quienes dinamitaron su propio gobierno.

La debilidad de la figura presidencial hizo que las fisuras se agrandaran. Por casi una semana no hubo gobierno: los funcionarios renunciantes no se hicieron cargo, los “que no funcionan” (por parafrasear a Cristina) quedaron estupefactos y el Presidente Alberto Fernández no reaccionó a tiempo. En el medio, la incertidumbre y un país que se desangra por la crisis económica y social.

Nuevamente: no fueron factores externos. El voto de la ciudadanía, subestimado hasta el cansancio, puso un freno, generó un sismo interno cuyas repercusiones aún no terminan. Los cambios en el gabinete buscan refrescar una gestión que venía mal. El Presidente acudió a algunos “viejos conocidos” y por las dudas hizo caso a las exigencias de su Vicepresidenta, quien detenta el poder real.

Tiempo clave

Ahora viene un tiempo clave y determinante, de más responsabilidad, de mayor inteligencia y de la posibilidad de rever la postura extrema anti sufragio o de rechazo a cualquier alternativa política. La elección de noviembre está a la vista y es cuando se definen los equilibrios de poder reales. Pero todo el escenario cambió. Los ciudadanos deben concurrir a la elección general, con pensamiento libre y demandante y habiendo inquirido de los candidatos respuestas y propuestas claras en relación a lo que se postulan.

El próximo 14 de noviembre se renuevan, aparte de los cargos provinciales, diputados y senadores nacionales van a ser elegidos por un periodo de tiempo que supera el mandato del presidente actual. La inmensa y perdurable crisis en que está envuelto el país, interpela a la ciudadanía democrática, que va a ejercer el poder del voto y con el su preciso mandato de lo que desea y espera de sus delegados representantes.

El Presidente dijo ayer que se pondría a la cabeza de la campaña para que el Frente de Todos remonte en noviembre el resultado. Vuelve a equivocarse: Alberto Fernández debe ponerse, primero, al frente del Gobierno para el que fue elegido y procurar resolver los problemas de la gente; una crisis durísima que afecta a todos los órdenes de la vida.

Alberto, en La Rioja.

Economía

La desorbitante tasa inflacionaria, los índices de pobreza e indigencia, el desempleo creciente, el aumento del trabajo informal, el castigo a los jubilados, los millones de distintos planes sociales, la creciente emigración de jóvenes, la ausencia de crédito son algunos de los síntomas de una enfermedad crónica, que nos debilita y enferma sostenidamente. Es la CRISIS ECONÓMICA, que implacable y con persistencia viene sufriendo la sufrida ciudadanía.

No más alquimias, medidas irracionales, populismo extremo. Se requiere de los representantes del pueblo sentido común, recetas a aplicar con resultados positivos obtenidos en el mundo.

Liberar la energía creadora, eliminar trabas, cepos, autorizaciones  burocráticas paralizantes, apostar a la inversión, aportar desde un Estado útil y no paralizante y que prohíbe y obstaculiza. Leyes laborales que incentiven a contratar y no que ahuyenten el empleo. Es hora de la racionalidad, la responsabilidad y la aplicación de leyes que incentiven la producción, el crecimiento, el trabajo, la mejora continua.

Basta de relatos, injerencia burocrática asfixiante, presión fiscal desmesurada, leyes laborales de inspiración fascista que destruyen empleo genuino y digno, fin del control cambiario permanente. Miremos el mundo, todo y sin excluir ningún país, e interrelacionemos con el.

Racionalidad económica, pragmatismo inteligente, visión moderna, libre e inteligente, sin dogmatismo inocuo.

Educación

El tsunami en combo que significaron la pandemia y la decisión gubernamental de evitar durante tanto tiempo las clases presenciales, ha significado un golpe de consecuencias imprevisibles a un sistema educativo que ya venía deteriorado por una dirigencia gremial militante y contraria a la evaluación y el mérito y a un cuerpo de docentes y maestros pauperizados en sus salarios.

Probablemente uno de los fracasos más estrepitosos del Gobierno nacional haya sido la gestión educativa. La militancia absurda por el cierre de escuelas y universidades será recordada como una de las páginas negras de la historia educativa.

Aulas vacías, un símbolo de la decadencia.

Aún no está claro el impacto real del bloqueo educativo. Y recuperar ese terreno será una tarea titánica de todos, pero principalmente de los gobiernos. La mala gestión en educación se paga por décadas.

Los candidatos deben explicar conque propuestas concretas van a abordar este escenario de demérito y derrota. Pero sobre todo tienen que hacerlo quienes tienen a cargo hoy esa responsabilidad.

 Salud y seguridad

La pandemia, duradera y no finalizada, en el tiempo va a prolongar la necesidad de vacunarse anualmente y estar atentos al virus. Todo el personal de salud, tuvo conducta superlativa, esforzada y hasta heroica, en condiciones muchas veces precarias y con remuneraciones en general, pobres e indignas.

No se puede seguir viviendo en estado de zozobra y temor permanentes. Hacen falta legisladores que promuevan leyes y medidas en seguridad con profundo contenido democrático, que privilegien la seguridad personal y los bienes de los argentinos, que prevengan frente al delito en primera instancia y que , si este se produce, lo esclarezcan con eficacia y eficiencia. Delincuentes peligrosos con sentencia en cárceles dignas y seguras. Sin privilegios ni por encima del servicio penitenciario.

Son tantas las demandas que tenemos frente a la política y sus candidatos, que parecen abrumar. No hay que desfallecer.  Por el contrario es una oportunidad, un deber y también nuestro derecho. Los partidos y los políticos que no respondan a los requerimientos básicos y racionales de la ciudadanía deben carecer del acompañamiento con el voto.

Demasiado es y ha sido la caída y el sufrimiento colectivo. Con el voto dejemos asentada nuestra vocación republicana, democrática y de poner fin a la decadencia permanente y a la violación de nuestra voluntad. En las elecciones del domingo pasado quedó claro el poder ciudadano, la revolución silenciosa que se puede ejecutar con ese acto democrático que es votar libremente.

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