Renuncia

A 20 años: la caída de Fernando De la Rúa “fue un golpe cívico-empresarial”

El colaborador y amigo de Fernando De la Rúa, Humberto Bonanata, cuenta su experiencia de la caída del Gobierno de la Alianza hace dos décadas. Asegura que fue un golpe de Estado “civico-empresarial”. Responsabiliza a Eduardo Duhalde, José Ignacio De Mendiguren y al radicalismo bonaerense.

Beto Valdez
Beto Valdez martes, 7 de diciembre de 2021 · 07:36 hs
A 20 años: la caída de Fernando De la Rúa “fue un golpe cívico-empresarial”
Foto: El Cronista

“Fueron 740 días enmarcados entre dudas y fuertes traiciones”, dice con mezcla de bronca y tristeza, Humberto Bonanata. Uno de los dirigentes radicales porteños que formaban parte del grupo más cercano al expresidente analiza en MDZ, luego de dos décadas, las razones de la caída de un Gobierno de coalición a mitad de su mandato. 

“La bomba de tiempo de la convertibilidad la había detonado regionalmente Fernando Henrique Cardoso al devaluar en 1998 el real en un 20%. Desde la renuncia de Domingo Cavallo en julio de 1996 al no aceptarle a Carlos Menem continuar con un tipo de cambio pétreo frente a un gasto público creciente, la recesión enmarcó la actividad económica argentina”, sostiene Bonanata.

“Mientras el Banco Central europeo ya comenzaba a proyectar una moneda única (el euro) para ordenar el desquicio de emisiones monetarias de sus países miembros, la Argentina no encontraba una salida ordenada y prudente al plan de convertibilidad. Mientras Duhalde con su movimiento productivo pregonaban una salida violenta al corset monetario, De la Rúa se comprometió a lo que deseaba el 80% de la sociedad argentina: estabilidad monetaria”.

Claro la promesa electoral tenía sus riesgos. Según el amigo del entonces presidente, “en mayo de 2000, a sólo cinco meses de gobierno, Machinea como ministro de Economía decidió recortar los salarios públicos y jubilaciones en un 13% para evitar la necesaria devaluación. La impopularidad de la medida fue el primer golpe de gracia del Gobierno de la Alianza”. 

Comenzaba la crisis. Bonanata recuerda que cinco meses después, en octubre, Carlos “Chacho” Álvarez renuncia a la vicepresidencia basándose en la falsa denuncia de las coimas del Senado, con el apoyo fogonero de Antonio Cafiero. A fines de 2000 se anuncia el megacanje de la deuda externa y el horizonte parece despejarse, aunque la recesión había logrado quitar la esperanza popular”.

Mientras tanto, intentaba colaborar con su jefe político. “Cuando todos los miércoles visitaba en su despacho al presidente, merced al salvoconducto que me brindaban sus edecanes militares entre quienes destaco al almirante Carlos Castro Madero –con quien mantengo la amistad- y le llevaba las revistas y recortes de diarios de la semana, percibía que mi amigo Fernando estaba ensombrecido por su “Maldito Entorno” (título de mi libro que publicara en 2002) que encabezaba su hijo Antonio y el Grupo Sushi”.

Esta situación lo empujó a tratar de sacarlo del entorno al exjefe de Estado y asegura que comenzó a enviarle todas las madrugadas artículos periodísticos publicados en los principales diarios del país. Lo hacía al mail rpo@presidencia.gov.ar y lo recibían e imprimían sus edecanes militares. Pasó a ser su “gacetilla paralela” que no podían filtrar los "sushis”.

Ante el fracaso de Machinea, De la Rúa designa en marzo de 2001 a Ricardo López Murphy, quien según cuenta Bonnanata proponía un ajuste hasta fines de ese año de US$2.000 millones, cifra que hoy debiéramos multiplicar por diez. La prolijidad de ese plan económico fue denostada por los “sushis” y los “franjamoradistas” de Lautaro García Batallán, que le sacaron a la calle los bancos de las aulas de Ciencias Económicas y Derecho. Otra vez triunfó el “Maldito Entorno” y López Murphy tuvo que renunciar con sólo 15 días de mandato. Así fue como se inició el principio del fin. Agrega que “el Gobierno comenzó a perder el rumbo". Convocaron nuevamente al “padre de la convertibilidad” que comenzó a ser un embajador itinerante para recuperar la endeble confianza mundial sobre la Argentina. Cavallo junto con Rodríguez Giavarini y Juan Pablo Baylac fue uno de los servidores más fieles de De la Rúa. Salió a defender ante el mundo una “canasta de monedas” para evitar un desastre devaluatorio como impulsaban Duhalde, De Mendiguren, la Unión Industrial Argentina y algunos radicales bonaerenses”.

“O el presidente cambia su política económica o vamos a tener otro presidente", auguró a mediados de 2001 el futuro autopresidente Eduardo Duhalde tras padecer la Argentina las dramáticas “12 noches”, que tan bien relató Ceferino Reato en su libro homónimo, sostiene con contundencia el viejo colaborador y amigo del expresidente.

Bonnanata cierra su descripción de la agonía: “Sin apoyo partidario, sin abrirse ante consejos superadores a los de su entorno, la esperanza blanca se desvanecía ante el golpe cívico-empresarial que hace veinte años nos llevó hacia un túnel cada vez más oscuro”.

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