Hartazgo

La cruda realidad que viven las mujeres por la violencia y la inseguridad en Mendoza

Rejas, alarmas comunitarias y hasta gas pimienta son algunos de los elementos que se utilizan para enfrentarse a la violencia e inseguridad día a día. Sin embargo, ante estos episodios las mujeres viven experiencias más traumáticas. Durante la semana, dos casos resaltaron esta problemática.

Ángeles Balderrama
Ángeles Balderrama domingo, 19 de marzo de 2023 · 09:00 hs
La cruda realidad que viven las mujeres por la violencia y la inseguridad en Mendoza
Mujeres caminando en calle Arísitides Villanueva Foto: Maximiliano Ríos/MDZ

Los casos de violencia e inseguridad en Mendoza son frecuentes, y pese a las precauciones que cada uno pueda tomar, nadie está exento de sufrirlos. Sin embargo, las mujeres son las más afectadas en relación a los robos, abusos y agresiones. Esta semana, dos hechos mostraron la grave situación a la que están expuestas.

Durante el pasado fin de semana, una joven mendocina tomó un colectivo, como habitualmente lo hacía, en el departamento de Maipú. Pese a que tuvo los recaudos como sentarse en los asientos de adelante y mantenerse alerta por cualquier situación, esto no fue suficiente. Un hombre que se sentó frente a ella y comenzó a mirarla mientras se masturbaba.

"Esto es lo que vivimos las mujeres. De noche, de día, con gente o solas. No les importa nada", expresó la joven mientras acompañó su posteo con el video que había obtenido.

Aunque habían más personas dentro del micro, nadie "se percató" del hecho y la víctima vivió minutos de terror. Lo primero que se le ocurrió fue filmar al sujeto, pero no gritó. Esto fue duramente cuestionado a través de las redes sociales.

"¿Y vos por qué no hiciste nada?", remarcaban algunos comentarios, mientras que otros explicaban que "él es libre de tocar su cuerpo donde quiera". Increíble. 

Un segundo caso que marcó la semana en Mendoza fue el de la moza que fue brutalmente atacada por dos clientes en un bar de la calle Arístides Villanueva. Según consta en la denuncia efectuada, los sujetos le respondieron que "para consumir la querían a ella" y la noche continuó con más situaciones de acoso. Minutos más tarde, cuando la trabajadora les ofreció algo para tomar, ellos le señalaron: "Te vamos a llevar a la casa".

La joven, asustada por la situación, le solicitó a su superior que continuara la atención de los acusados y ella se dirigió hacia las mesas que se encontraban en la vereda. En ese contexto, José Luis Pericoli (35) y Carlos Ramón Angulo (40) se mostraron molestos por el cambio y la siguieron hasta la vereda. En medio del enojo y la borrachera continuaron acosando a Agustina hasta que les pidieron que se retiraran; pero estos hombres no quisieron, por lo que la empujaron y le cortaron el rostro con el vaso.

Así quedó la joven tras la agresión.

"Estoy cansada de esto! De la inseguridad, de que ya no pueda sentirme segura ni en el trabajo", explicó la chica en sus redes sociales. Y agregó: "Siempre nos preocupamos por la ida o la vuelta y se suponía que el trabajo era el lugar seguro, ahora ni eso! Ahora se supone q tengo q sentirme insegura en cualquier lado??".

Datos que evidencian la realidad 

Según la última Encuesta Nacional de Victimización, que busca conocer la manera en que un delito afecta a una persona o a un hogar, existen diferencias por género. Si ponemos en consideración los delitos violentos como amenazas, agresiones físicas, ofensas sexuales o robos con violencia, la prevalencia es superior para las mujeres.

"Frente al 12,7% de mujeres que declaró haber sido víctima de un delito violento, solo un 9,3% de los hombres manifestó haber sufrido un hecho delictivo del mismo tipo", remarcan las estadísticas.

Y agregan: "Al considerar la prevalencia general de delitos contra la persona en relación con los delitos violentos y la de delitos no violentos (como las estafas), se observa que la diferencia por género en el valor general se explica fundamentalmente por la mayor proporción de víctimas de delitos violentos existente en la población femenina en comparación con la masculina".

Madre caminando junto a su hijo, a punto de ser asaltada.

Pese a que los datos no se encuentran actualizados, algunos investigadores del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) destacan que las mujeres viven la inseguridad de manera diferenteya sea en un colectivo, caminando, en el trabajo y hasta en sus propias casas.

"Aun cuando las representaciones y los referentes que se temen o de los cuales se siente inseguridad sean compartidos por hombres y mujeres, existen experiencias urbanas distintas y desiguales", señala la investigación "Experiencias metropolitanas: clase, movilidad y modos de habitar en el sur de la Región Metropolitana de Buenos Aires".

La realidad es que al salir a la calle, las mujeres, además de sufrir asaltos o balaceras, también pueden experimentar abusos sexuales, secuestros u otro tipo de violencias. A su vez, dentro de sus hogares muchas veces tampoco están seguras. De hecho, el último informe del Observatorio Nacional MuMaLá "Mujeres, Disidencias, Derechos" que abarca desde el 1 de enero al 27 de febrero, remarca que el domicilio sigue siendo el lugar más inseguro, ya que el 66% de los femicidios fueron cometidos en la vivienda de la víctima o en la casa compartida.

"Salí del trabajo y me tomé el micro para ir a mi casa. Me bajé y empecé a caminar, me faltaba una cuadra y sentí que alguien iba detrás mio. Iba más rápido hasta que el tipo corrió y me empujó contra una reja. Me robó todo, pero en el momento yo no sabía si era robo u otra cosa más. Estoy cansada de vivir con miedo todo el tiempo. Yo recién me relajo cuando abro la puerta de mi casa y entro", dijo Camila en diálogo con MDZ.

De la misma manera,  "P", otra mendocina, sufrió un violento robo a metros de llegar a su domicilio. "Me bajé del colectivo a las 2 de la tarde y vi que un auto negro me seguía. Se bajó un hombre, me agarró de los pelos, me arrastró por la calle varios metros y me robó la cartera con todo el sueldo que había cobrado. Desde ese día me bajo en otra parada  que me queda más lejos de mi casa pero está más iluminada y con tránsito".

Los relatos son similares y, en términos generales, todas remarcan que "viven con miedo" de lo que les pueda pasar. En las redes sociales, los traumáticas vivencias de mujeres también se hacen eco.

"Me siguió un tipo 2 cuadras en la calle Suipacha y Paso de los Andes de la Sexta Sección, me metí a un kiosco y me esperó mientras me miraba por la ventana, se quedó sentado esperándome y como nunca salí se fue. Por Dios tengan cuidado, estoy tiritando del miedo", comentó la usuaria @Larafranzetti2 en su cuenta de Twitter.

Otra usuaria, contó una vivencia similar a la de Lara, incluso acompañada por su hijo. "No podemos vivir tranquilas, yo entiendo por lo que pasaste por que me paso lo mismo y no iba sola, iba con mi hijo ... No saben lo feo qe se siente . El no poder salir tranquila ni siquiera a comprar ... Las personas se estan volviendo una porquería".

Si bien existen programas municipales para denunciar la inseguridad, estos resultan insuficientes ante la cantidad de episodios peligrosos que viven la mujeres día a día.

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