Crítica

La ira de Dios: el nuevo tanque de Netflix es un thriller sin sutilezas

Adaptación de la aclamada novela La muerte lenta de Luciana B., este flamante éxito nacional del gigante del streaming, falla en los principales engranajes de la construcción del suspenso.

Laureano Manson
Laureano Manson martes, 21 de junio de 2022 · 16:34 hs
La ira de Dios: el nuevo tanque de Netflix es un thriller sin sutilezas
La ira de Dios, el thriller de Netflix que no encuentra un camino para inquietar

Desde los comienzos de la historia del cine, el maridaje entre literatura y lenguaje cinematográfico ha dado los resultados más diversos. Desde notables adaptaciones con vuelo propio de clásicos libros, hasta oportunistas zarpazos sobre best sellers de turno para sacar una buena tajada en la taquilla. El caso de La ira de Dios, flamante estreno de Netflix basado en la aclamada novela La muerte lenta de Luciana B., de Guillermo Martínez; no es plenamente un brillante abordaje sobre el material literario en que se inspira, ni tampoco una bochornosa operación de maketing carente de méritos. 

La película estrenada hace unos días por Netflix cuenta con una factura técnica irreprochable, buen ritmo narrativo y apelación a varios golpes de efecto para mantener la atención del espectador. Sin embargo, el resultado final queda lejos de los parámetros de un buen thriller por dos motivos clave: el trazado excesivamente unidimensional de los personajes de la historia, y la falta de sutileza a la hora de jugar con las tensiones entre los protagonistas.

Narrada a través de varias idas y vueltas en el tiempo, el disparador de la trama tiene como origen una denuncia por abuso de una joven asistente (Macarena Achaga) hacia un famoso autor de novelas para quien trabajó (Diego Peretti). Una sucesión de muertes en las familias de ambos es se impone como macabro juego de gato y ratón, al que se suma un escritor devenido en periodista (Juan Minujín), quien intentará desentrañar si el aclamado novelista es un asesino tal como asegura la protagonista, o si ella está obsesionada con una idea que la ha llevado a perder la razón.

Diego Peretti y Juan Minujín en uno de los pocos inspirados momentos visuales de La ira de Dios.

La ira de Dios no presenta más disyuntivas que esas dos, y si bien los personajes secundarios, es decir los familiares de Luciana, la asistente, y Kloster, el autor; suman algunos componentes a la historia, ninguno alcanza a tener el espesor ni el peso específico necesarios para generar una atmósfera inquietante. A su vez, la química entre los antagonistas, elemento imprescindible para todo relato de suspenso bien logrado, aquí queda reducida a una vendetta que se pone en marcha de una manera tan mecánica como falta de vuelo en su resolución.

El elemento más llamativo del fuera de punto de esta apuesta de Netflix, queda expuesto en el errático deambular de un elenco que pronuncia sus diálogos a modo de trámite, aspecto que claramente no tiene que ver con falencias en el potencial actoral del equipo, sino con una dirección de Sebastián Schindel (El hijo, Crímenes de familia, El patrón), que a diferencia de sus destacables trabajos previos, aquí no encuentra el norte de una historia plagada de sucesos con poco desarrollo, servidos al público con una cocción tan apresurada como carente de sorpresa.

La ira de Dios / Argentina/ 2022 / 98 minutos / Dirección: Sebastián Schindel. Con: Diego Peretti, Juan Minujín, Macarena Achaga, Mónica Antonópulos, Guillermo Arengo, Romina Pino, Ornela D'Elía y Germán De Silva.

 

 

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