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Foo Fighters en el Lollapalooza Argentina 2022: la lúdica fórmula de mantener la vigencia

Sus conciertos son algo más que una sucesión de canciones, son un acto lúdico. Y es allí cuando sucede la magia del concierto como espectáculo de entretenimiento. Se siente verdadero, real, genuino.

Gonzalo Arroyo
Gonzalo Arroyo martes, 22 de marzo de 2022 · 11:13 hs
Foo Fighters en el Lollapalooza Argentina 2022: la lúdica fórmula de mantener la vigencia

El Lollapalooza Argentina 2022 llegó a su fin. Más de 300 mil personas disfrutaron de las tres jornadas del festival que volvió a tener sede en el Hipódromo de San Isidro.

En esta séptima edición, la cual estuvo marcada mayoritariamente por artistas del género urbano (trap, hip hop, reggaetón), la inclusión de Foo Fighters como artista de cierre fue más que acertada, entendiendo el espíritu generacional que el festival tuvo en sus inicios allá por 1991: el rock alternativo.

Así fue como la banda liderada por Dave Grohl (además exbaterista de Nirvana, dato no menor) dio cátedra con un show compacto que transitó todas sus épocas. En más de dos horas, ofrecieron un espectáculo donde hicieron gala de su extenso repertorio y su talla de banda legendaria de estadio. En la primera parte, “Times likes these”, “Learn to fly” y “Breakout”, se sumaron a un puñado de temas de Medicine at midnight, su último disco publicado a principios de 2021.

A esta altura, ya queda claro que Foo Fighters es sin lugar a dudas una de las bandas de rock más importantes de la actualidad. Y esto no solo tiene que ver con sus excelentes composiciones, sino por cómo entienden y preparan el show en vivo. Sus conciertos son algo más que una sucesión de canciones, son un acto lúdico. Sobre el escenario se los ve disfrutar del momento o al menos eso nos hacen creer.

Que el artista parezca que no está marcando tarjeta, y que se tome en serio su trabajo, ya te marca una diferencia abismal que se percibe en el público y los diferencia de un montón de otros artistas (hola, Julian Casablanca). Uno se siente conectado, todos estamos disfrutando del momento. Y es allí cuando sucede la magia del concierto como espectáculo de entretenimiento. Se siente verdadero, real, genuino.

Si además le sumamos una buena interpretación de las canciones y un trabajo consciente en las áreas técnicas (sonido, iluminación, pantallas) tenemos entre manos algo que no puede fallar. No por nada a la formación habitual integrada por Grohl, Pat Smear, Nate Mendel, Taylor Hawkins y Chris Shiflett se sumaron tres coristas y Rami Jaffee en los teclados. Esto demuestra atención en los detalles.

“Vamos a tocar canciones de la vieja escuela y le vamos a enseñar a los nuevos fanáticos cómo se canta”, señaló Grohl antes de interpretar “My Hero”, adelantando lo que sería una continua comunicación de parte del músico con el público durante toda la noche.

Luego, llegó el momento donde Dave se sube a tocar la batería y Hawkins toma el micrófono para interpretar una rockera versión del clásico de Queen “Somebody to love”. También hubo tiempo para un guiño a Ramones con Smear como protagonista y la aparición sobre el escenario de Perry Farrell, mentor del festival y líder de Jane’s addiction para interpretar “Been caugh stealing”. Para el final una seguidilla de clásicos como “Best of You”, “Everlong” y “Monkey Wrench” generaron un pogo demoledor.

Foo Fighters no anda con vueltas y tocan lo que saben que el público quiere escuchar. Es que a pesar de sus casi 30 años de carrera, siguen siendo una banda genuina con ellos mismos y con un gran sentido del espectáculo como entretenimiento de masas.

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