Hervé Birnie Scott: "El vino argentino juega en la Champions League"
El director de bodegas del grupo francés LVMH presente en la Argentina con grandes marcas habló sobre el potencial que tiene la industria del vino en la Argentina.
Encontrarse con este tipo de referentes del vino es un primer momento un gran aprendizaje para los que trabajamos diariamente en la industria. Porque conocen el negocio globalmente como nadie, han estado en los principales lugares de producción del mundo y sostienen una experiencia incuestionable.
En ese grupo se encuentra Hervé Birnie Scott, director de las bodegas del grupo francés LVMH, en marcas como Terrazas de los Andes, Chandon o Baron B. Y sobre todo trabajando el desarrollo del Malbec y los vinos de altura en la Argentina. Con él tuvimos una interesante charla que podés ver aquí:
- Hervé, estás presente desde que comenzó la transformación del vino en Argentina...
- Tuve esta oportunidad de estar en la década del 90, donde el tema de la convertibilidad y la apertura de Argentina permitió tecnificar mucho nuestra industria, no sólo las bodegas con el acero inoxidable y la maquinaria de la línea de producción, sino también en los viñedos con variedades mucho más finas que se plantaron. Por supuesto el Malbec es y será la vedette: cuando llegué había solamente 9000 hectáreas plantadas y hoy son más de 45.000.
En la Argentina se empezó a viajar mucho más que antes, y no sólo los enólogos sino también los especialistas en marketing, para vender el vino. Fue una transformación del país muy importante para el vino argentino.

- ¿Por qué te quedaste en la Argentina? Porque además de ser francés, el lugar considerado la meca del vino, sos un conocedor de todo el mundo...
- ¡Buena pregunta! Yo nací en una zona vitivinícola de Francia, trabajé en Estados Unidos, en Australia, en Nueva Zelanda, en Sudáfrica, estuve en Tasmania, un año en España... pero por varias razones me quedé en Mendoza. Es una provincia que amo. Su geografía, su paisaje, su gente, y obviamente porque eche raíces. Armé una familia aquí.
Pero además te digo que en cuanto al mundo del vino, trabajando en Argentina y en Mendoza, es jugar en Primera División, es jugar en la Champions League. Aquí se trabaja con el mismo potencial cualitativo que en Francia, y para nosotros es una satisfacción enorme. No tenemos la necesidad de buscar lo mejor en otro lado.
- ¿Hoy con nuestros vinos podemos competir con grandes etiquetas a nivel mundial?
- Totalmente. Y los críticos de vinos nos reconocen con puntajes máximos que superan muchas veces etiquetas mucho más caras de Francia o de Estados Unidos.

- ¿Y cómo llegamos a ese nivel de "jugar la Champions"?
- Cuando tienes las condiciones naturales como la Argentina, es decir la asociación de suelo con el clima y la gran biodiversidad, ese conjunto es lo que transforma en lo que consideramos en el mundo del vino, el terruño. Y eso te permite lograr una calidad que impactará en lo mejor del mundo. Nuestras condiciones naturales son sumamente favorables y hoy tenemos el saber hacer para cultivar y lograr vinos que se comparan a los mejores del planeta.
- ¿Estamos más cerca de Francia o Italia en cuanto a estilo de vinos?
- La exportación en serio empezó hace 20 años en Argentina, así que hemos ido muy rápido comparados a Francia, cuya exportación empezó hace un siglo. Por lo tanto hay que decir que sí, hemos ido rápido, pero nos falta conocimiento del consumidor.
Si te hablo de Francia, seguro no me vas a hablar de variedades de vino, sino de lugares. Son las ciudades las que dan valor al producto. Si a un consumidor de Estados Unidos le pido que hable de Argentina, seguramente me diga Malbec, muy pocos van a poder decir Mendoza y menos aún nombrarme el Valle de Uco o Luján. Por lo tanto, faltan años de educar a los clientes y consumidores para que sepan que hay en estas zonas de alta calidad para hacer que las botellas puedan valer más.

- Han aparecido el Cabernet Franc, el Cabernet Sauvignon como gigantes dormidos. Hay un desarrollo de blancos. ¿Te parece bien esto?
- Es positivo porque agrega sostén a la variedad emblemática y un potencial cualitativo superior. O sea, mantiene interesados a los consumidores en la producción del país. Si aportas con otras variedades se mantiene vivo el origen argentino y eso está muy bien.
- La industria del vino, fuera de toda especulación y variable macro ajena, ¿se puede concebir como un modelo de éxito en la Argentina?
- Para mí sí. Y sobre todo, es un modelo de desarrollo híper virtuoso. Hace 30 años no estábamos en el mundo vitivinícola global y no teníamos una propuesta de producto adaptada al mundo. Y mira dónde estamos hoy, con vinos reconocidos dentro de los mejores exponentes mundiales y un turismo vitivinícola absolutamente notorio. Bodegas modernas, viñedos bien cultivados. Y con una proyección a futuro muy importante. Hemos construido algo que compite con el mundo entero y no sé si hay muchas industrias en la Argentina que pueden decir eso.
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