Un conocido país productor tiene tanto vino que lo está tirando
Hay tanto excedente en el proceso actual que ha tenido que intervenir el Gobierno para que los productores pueden recuperar su dinero. Es uno de los referentes mundiales.
Francia está muy cerca de tirar tanto vino que serviría para llenar unas 100 piletas olímpicas, con un costo que ronda más de 200 millones de dólares para el país. La razón es bastante simple: la gente bebe menos. Y eso ha generado un escenario donde hay una cantidad de productores con un excedente tal, que no pueden ponerle un precio competitivo para que sea rentable. Y regiones específicas como Burdeos están en verdaderos apuros.
En junio pasado, la Unión Europea le facilitó a Francia unos 172 millones de dólares para destruir casi 80 millones de galones de vino, y el gobierno francés anunció fondos adicionales para este tema. Los productores usaran esos fondos para convertir su vino en alcohol puro que se destina a otros usos, como los perfumes o productos de limpieza.
Según la agencia de prensa France-Presse, el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, dijo hace unos días que el dinero está "destinado a evitar el colapso de los precios y a que los productores de vino puedan encontrar fuentes de ingresos nuevamente".
El problema de la caída del consumo no es nuevo y es global. Particularmente en Francia, ha ido en picada desde su punto más alto hace ya casi cien años (1936) cuando se bebía un número casi ridículo al día de hoy: unos 136 litros al año per capita. Hoy en día, esa cifra se acerca a los 40 litros.
Y además, con esta caída permanente en el consumo, los costos de producción han aumentado y la inflación ha ajustado los presupuestos en todo el mundo. Luego de la Pandemia, muchos puntos de venta cerraron sus puertas y eso también afectó.
Durante mucho tiempo en Francia se viene discutiendo cuánto vino debe producirse. No es un fenómeno nuevo y la intervención del Estado se ha dado en varias ocasiones, en algunos casos diciéndoles a los productores cuánta uva pueden cultivar, en un esfuerzo por evitar que el mercado se inunde.
Los especialistas franceses son tajantes: "Necesitamos pensar en términos de adaptación a largo plazo a estas condiciones cambiantes, ayudar a este mercado a hacer la transición hacia un futuro mejor, tal vez con más vinos que respeten el medio ambiente. La adaptación al cambio climático es un verdadero desafío”.

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