Opinión

Agotador menú de pasos

La experiencia del comensal cambia. La posibilidad del on demand afecta también a la hora de comer. ¿En qué consiste y qué pensamos sobre el menú de pasos.

Federico Lancia
Federico Lancia sábado, 26 de noviembre de 2022 · 07:00 hs
Agotador menú de pasos
Menús para la foto

Hace algunos años surgió como una novedad y llamó la atención de muchos. Cuando salías a comer, apareció la posibilidad de que te cuenten una historia a través de la experiencia culinaria. Lo que conocemos como menú de pasos

Yo lo emparejo con el mundo del cine. Seguramente habrá mucha gente que aún valora ir al cine y comprar el balde de pochoclos, incluso consumiendo algunos comerciales, pero a mi me da como “cringe”.

Me da la sensación que hoy el “elige tu propia aventura” parece ser lo más divertido. Desde armar un viaje (cada vez menos somos los que  vamos a las agencias), consumir entretenimiento o disfrutar de una comida o un vino

Mi vida, mi responsabilidad

Por lo cual, llegar a un lugar y dejarse llevar por un menú de pasos, puede ser un tanto riesgoso. La propuesta cerrada deja en manos del chef y el restaurante toda la culpabilidad sobre la calificación final.

Obviamente que si las cosas no salen bien, también cargaran con ese mote sentenciador. Pero es válido pensar que si tenemos algo de decisión y la propuesta está bien ejecutada, las culpas serán compartidas. Además de llenar de opciones (dentro de la propuesta gastronómica) a los comensales que llegan ahí.

Y de hecho hay un murmullo generalizado que despotrica contra los menús largos, colmados de platos ínfimos y con demasiados comentarios en cada uno de ellos. En algunos casos, se ha ido a tal extremo: son como un somnífero.

Me aburro   

Claramente el menú de pasos seguirá existiendo, pero sin lugar a dudas tiene que reformular algunas cosas. Es inevitable que haya dejado de tener esa sorpresa inicial, y que hoy si no cambia cada vez aburre más a sus comensales. 

Las publicaciones de críticos más importantes del mundo seguirán tirando de la cuerda, para que no haya ni música en los tres estrellas, porque sigue siendo “de mal gusto” para ellos. Pero no se puede ser todo. 

Es inevitable que la restauración recorra este camino en la Argentina. Estos vaivenes van forjando un buen destino gastronómico, más allá de las nominaciones y premios que se obtienen, que al fin de cuentas suman. 

Lo que me parece, es que de una vez por todas hay que ser sinceros con los consumidores. Sobre todo, con las nuevas generaciones que no se comen cualquier cosa. Y menos si están aburridos.

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