FMI: los tres candidatos están más preocupados que Alberto por el desembolso de noviembre
La novela del Fondo no terminó aún por lo que resta del año. Se pensaba que con el desembolso de agosto la historia pasaba al próximo presidente. Pero hay varias aristas que llevan a pensar que el culebrón tendrá nuevos capítulos antes del cambio de gobierno.
A la luz de los acontecimientos podría decirse que el ministro-candidato, que consiguió que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le desembolsara más de US$7.400 millones, no muestra demasiada voluntad de cumplir ninguna de las metas cuantitativas acordadas con el organismo.
De hecho, el nuevo "Plan Platita" hace aún menos probable el cumplimiento de la meta anual de déficit primario acordada de 1,9% del PIB. Ni que decir de la nueva meta anual de reservas netas del Banco Central (BCRA) que deberían aumentar en más de US$15.000 millones en lo que resta del año para cumplir con la meta anual.
Pero no solo no se van a cumplir las metas cuantitativas, sino que tampoco se van a cumplir las cualitativas. ¿Por qué? Es que el Gobierno está haciendo todo al revés de lo que se comprometió a fin de agosto para que le liberen el desembolso. Veamos.
En materia cambiaria, el FMI pidió que luego de devaluar el BCRA siguiera con el ritmo de devaluaciones diarias para no atrasar el tipo de cambio oficial. Pero Economía devaluó y luego fijó el tipo de cambio en $350 hasta octubre. El Fondo también pidió que el BCRA interviniera en el mercado de cambios en forma limitada y transitoria, solo frente a situaciones de estrés financiero.

Sin embargo, desde la devaluación, el BCRA sigue interviniendo diariamente en el dólar Bolsa o MEP. Como si fuera poco, el FMI pidió empezar a desarmar gradualmente el andamiaje de tipos de cambio múltiples y las restricciones. Pero el Gobierno acaba de lanzar un nuevo dólar soja y frenó los pagos externos de importaciones.
También pidió que el BCRA limitara las intervenciones en el mercado de bonos solo para garantizar el normal funcionamiento del mercado. Pero el BCRA lleva comprados títulos del Tesoro en el mercado secundario y financiado la compra de bonos en el mercado primario por parte de agencias públicas por el equivalente a 2,6% del PBI entre enero y agosto.
A la vez le planteó al Gobierno que limitara la emisión de deuda indexada al tipo de cambio. Sin embargo, en la primera licitación el 60% se canalizó en un bono dual y casi el 10% en un bono atado a la evolución del dólar. O sea, todo a contramano de lo que se negoció.
La cuestión de los DEG
Ahora bien, bajo este contexto, días atrás el FMI publicó algunas estadísticas que en el caso argentino son muy relevantes. Resulta que el organismo, por un lado, “blanqueó” las tenencias de DEGs (la moneda del FMI) de Argentina a fin de agosto e, informó los pagos proyectados al FMI también a fin de agosto, o sea, el perfil de vencimientos para lo que resta del año.
¿Por qué ambos datos son relevantes? En primer lugar, porque con el desembolso del FMI no estaba claro cuántos DEGs netos habían llegado al BCRA, ya que parte llegaba en yuanes y además Argentina hacía pagos a Qatar y a la CAF. En el caso qatarí estaba claro que se pagaba con DEGs, pero en el de la CAF no.
Además, Argentina le había pagado al FMI, el mismo día del desembolso, unos US$900 millones en concepto de adelanto de los pagos de septiembre y octubre, según el último Staff Report, pero tampoco no se sabía cuánto se reducían los vencimientos de septiembre y cuánto los de octubre.
Ahora, con los datos del Fondo, Argentina tenía al cierre de agosto unos 2.230 millones de DEGs, que al tipo de cambio actual son casi US$3.000 millones. Con respecto al cronograma de vencimientos, el FMI informó que ya no habrá pagos en septiembre (originalmente había que pagar US$900 millones) y en lo que resta del mandato de Alberto Fernández se deberá pagar poco más de US$2.600 millones en octubre y más de US$830 millones en el arranque de noviembre en concepto de intereses.
Agenda de vencimientos
En cuanto a los vencimientos de octubre, estos caen en tres días, dos antes de la primera vuelta (el 6 y 12) y el restante después (el 30), pero como se tratan de amortizaciones de capital, Argentina tiene derecho a agrupar los montos y pagar a fin de mes, es decir, después de las elecciones generales. El mercado descuenta que el Gobierno hará uso de ese derecho, como ha sido habitual en los últimos casos. Mientras que en el caso del pago de intereses no puede postergar.
Vemos que el BCRA y el Tesoro cuentan hoy con casi US$3.000 millones de DEGs, y entre fines de octubre y principios de noviembre deberá pagar casi US$3.500 millones. Se planta entonces el interrogante de que cómo cubrirá el faltante, ¿con yuanes o dólares? Salvo, que los astros se alineen a favor del caso argentino, y el FMI apruebe la próxima revisión del programa y envíe los US$3.300 millones que, en teoría, debería girar el 1 de noviembre. Ya veremos.
A esta altura, lo que está claro es que el desembolso de noviembre será todavía más relevante para el próximo presidente que para el actual, teniendo en cuenta que entre el 10 de diciembre (el 21 de diciembre, US$900 millones de capital) y el 1 de febrero de 2024 los vencimientos con el Fondo suman US$3.600 millones (el 9 de enero, US$1.300 millones de capital; el 16 de enero, US$650 millones de capital, y casi US$800 millones de intereses el 1 de febrero).

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