El tío Sam perdió la triple corona: ¿qué esperan los mercados?
Aunque ya había ocurrido en otra oportunidad, la noticia tomó a todos por sorpresa. Ahora bien, cómo afectará la rebaja de la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos, cómo sigue la historia y qué ven los analistas.
Casi todo quedó eclipsado por la decisión de la calificadora Fitch, tras el cierre de mercado, de rebajar la calificación crediticia de la deuda estadounidense en un escalón, hasta “AA+” desde la famosa Triple A (“AAA”). Fitch justificó el recorte, entre otros aspectos, por el deterioro fiscal previsto para los próximos tres años, esperando un déficit fiscal del 6,3% del PIB en 2023 y la erosión de los estándares de gobernanza en las últimas dos décadas, que incluye los repetidos enfrentamientos políticos en torno al techo de la deuda. Cabe recordar que la calificadora había puesto la nota de EE.UU. en revisión en mayo pasado y que es el segundo recorte de calificación en la historia del país, tras el realizado por Standard & Poor´s en 2011.
La noticia puede no haber tenido mucho impacto inmediato a corto plazo en el dólar, pero ha vuelto a centrar la atención en la situación fiscal de EE.UU. y la polarización política en Washington que ha llevado (según Fitch) a una erosión de la gobernabilidad. Para la mayoría de las monedas, este tipo de noticias constituiría un evento cambiario negativo. Dicho esto, la relación del dólar con los fundamentos económicos de EE.UU. se complica por su papel como refugio seguro. Esto significa que el dólar tiende a subir de valor en eventos de riesgo negativo, casi independientemente de la causa.
Desde la administración Biden lanzaron críticas a la decisión de Fitch. Pero, ¿qué dicen los analistas y qué esperan para las próximas semanas? Antes vale recordar que cuando S&P recortó la calificación de EE.UU. en 2011 el índice S&P 500 cotizaba en niveles de 1.300 puntos, y durante los meses siguientes llegó a descender a principios de octubre por debajo de 1.100 puntos. La corrección promedio en la renta variable americana fue del 18%. Fue una caída importante pero que se recuperó en las semanas y meses posteriores, ya que en enero de 2012, el S&P 500 volvía a cotizar por encima de 1.300 puntos.
En general, los analistas consideran que no habrá consecuencias significativas a corto plazo aunque dicen que es bastante probable que las próximas semanas sean más volátiles y bajistas. Los movimientos bursátiles se magnifican en agosto, un mes con menos liquidez en las bolsas, por lo que será interesante comprobar el comportamiento de los índices de Wall Street. Por el momento, en el mercado de deuda, la rentabilidad del bono americano a 10 años superó el 4,1% anual, lo que refleja un aumento en los costos de financiación del Tesoro de EE.UU., que tiene por delante un exigente calendario de emisiones de deuda.
Al respecto, James Athey de abrdn, justificó la rebaja porque la deuda supera el 100% del PIB cuando el promedio de los países con calificación AAA es del 40% y encima se espera que el ratio estadounidense aumente significativamente en los próximos años debido al aumento de los costos de los intereses, tanto en términos absolutos como en porcentaje del presupuesto global.
En el mercado recuerdan que hay un dicho que dice que “cuando EE.UU. estornuda, el resto del mundo se resfría” y por eso señalan que esto está siendo cierto por la forma en que la rebaja del rating de EE.UU. ha preocupado a todos a nivel mundial, ya que cuando la deuda de la economía más grande del mundo se considera de menor calidad, naturalmente preocupará a los inversores y les hará reconsiderar sus carteras.
Por tanto, habrá que prestar atención al comportamiento de los diferentes tipos de activos en las próximas semanas, tanto en lo que se refiere a las acciones como a los bonos. Una vez más, cuando se esperaba un agosto tranquilo, el mercado ha dado una muestra más de su imprevisibilidad a corto plazo.
Por tanto, es posible que se produzca una corrección de corto plazo durante agosto, sobre todo después del rally alcista que registró Wall Street en los siete primeros meses de 2023. El recorte de Fitch puede ser la excusa fundamental que necesitaba el mercado para sanear la gran suba acumulada en lo que va del 2023.
Los operadores internacionales reparan en que para los mercados, es probable que esto solo represente un deterioro en la confianza a corto plazo, pero quedan dudas sobre cuántas inversiones globales deberán cambiar debido a la necesidad de invertir solo en activos con calificación AAA. Esto explicaría la enfurecida reacción de la Secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen.
Para algunos, el recorte de Fitch que se suma al realizado por S&P en 2011, marca un nuevo capítulo en la decadencia del poder americano y recuerdan que los imperios caen lentamente. En esa línea de pensamiento consideran que la decisión de Fitch es una señal de advertencia de que, sin cambios, la hegemonía financiera de EE.UU. decaerá.
A medio plazo los analistas creen que la nueva calificación hará que los inversores se replanteen la carga de la deuda estadounidense y su sostenibilidad a estos niveles, porque es inusual tener un déficit del 8,5% del PIB en un periodo no recesivo por lo que con el tiempo esto aumentará la prima por plazo exigida a los bonos del Tesoro estadounidense y presionará a la baja al dólar.
Un dato no menor lo aporta Lisa Hornby de Schroders quien cree que esta rebaja de Fitch va a ser mejor digerida por los mercados de riesgo que la rebaja de S&P de hace 12 años porque aquella coincidió con una crisis de la deuda soberana europea y fue la primera rebaja desde “AAA” y se asoció a un posible default en contraposición a tendencias fundamentales a más largo plazo.

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