Intereses

Deuda invisible: la herencia que deja Miguel Pesce en el Banco Central

En el Banco Central (BCRA) se viene estacionando billones de pesos de deuda, que encima paga altísimos intereses. Frenar esta bola de nieve es uno de los debates de los equipos económicos de la oposición.

Jorge Herrera
Jorge Herrera jueves, 10 de agosto de 2023 · 15:00 hs
Deuda invisible: la herencia que deja Miguel Pesce en el Banco Central
El Banco Central está en el ojo de la tormenta por el bajo nivel de las reservas internacionales y también los pasivos monetarios que quedarán. Foto: Banco Central de la República Argentina

A días de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), aún hoy con resultado incierto, vale ir pensando en lo que vendrá, lo cual está íntimamente ligado a lo que dejará este gobierno, que incluso puede llegar a auto-heredar, aunque los pronósticos pre electorales lo desestimen. Pero sea quien sea el triunfador en las elecciones generales de octubre o noviembre, una de las herencias más debatidas por su resolución será el Banco Central (BCRA).

No es novedad que hoy ya no queden reservas ni líquidas ni netas en el BCRA. Ése es casi un dato de la realidad futura del próximo gobierno. Pero el “Alien” que está agazapado dentro del balance del ente monetario es, sin lugar a dudas, uno de los temas de más debate entre los equipos económicos de los pre-candidatos a la presidencia. Es otra parte de la herencia además de las vacías arcas cambiarias.

Quizá para estar a tono con el clima cinematográfico y emulando el ejemplo de Robert Oppenheimer, Miguel Pesce fue gestando en el interior del BCRA su propia bomba atómica. De paso, habría que avisarle a Patricia Bullirch, si llega a ganar y cumple con lo dicho, que no vaya a la bóveda porque no va a encontrar allí el artefacto. Lo cierto es que por motivos políticos, personales, profesionales, de fuerza mayor o porque no tenía más remedio, Pesce fue “escondiendo” casi toda la emisión realizada dentro del BCRA.

Miguel Pesce, presidente de un Banco Central que apela a la esterilización de pesos vía pases y titulos. 

¿De qué estamos hablando? De los Pasivos monetarios remunerados (PMR) del BCRA. Soslayemos el período pandémico porque eso ya es cosa juzgada. Pero lo que vino después, sobre todo, el año pasado, explica el embrollo en cuestión.

Vale explicar que cada vez que el BCRA quería recoger la emisión excedente, es decir, la que sobraba en función de la demanda de dinero que enfrentaba, lo hacía a través de la colocación de Pases pasivos (son colocaciones de los bancos en el BCRA a cortísimo plazo) y de Letras y Notas de Liquidez (Leliq y Notaliq) que son a un plazo mayor que un Pase y que reciben la tasa de interés de referencia de la política monetaria, hoy en 97% nominal anual (casi 155% efectiva anual).

Impacto de los PMR

Bueno, vamos al meollo. El stock que han alcanzado los PMR supera los $17,1 billones. Ese número así solo, para los que no siguen los temas monetarios puede resultar inocuo, pero basta compararlo con el total de la Base Monetaria (BM), que es el dinero emitido por el BCRA (que está conformado por el dinero en efectivo en poder de las familias y los encajes bancarios) y por el cual no paga ningún interés, más bien cobra, el llamado impuesto inflacionario.

Hoy la relación PMR/BM supera el 2,7. Es decir, que se está cerca ya de que cada seis meses, a las tasas de interés vigentes, los PMR generen el equivalente a más de una BM entera. Una dinámica insostenible en el mediano plazo.

El problema es que los PMR implican emisión para pago de los intereses correspondientes, y como esos se capitalizan pasan así a engrosar el stock de PMR, y así cada mes se va poniendo otro ladrillo en la montaña de deuda remunerada del BCRA. Pero además se suma la emisión directa e indirecta para el Tesoro, que al final del día el BCRA debe absorber para no exacerbar las expectativas inflacionarias.

Hoy se está cerca ya de que cada seis meses, a las tasas de interés vigentes, los Pasivos monetarios remunerados generen el equivalente a más de una Base Monetaria entera. Una dinámica insostenible en el mediano plazo.

El año pasado los PMR crecieron en más de $5,3 billones. En los primeros siete meses del 2023 el stock de PMR ya aumentó en $7,6 billones. Si se proyecta la situación actual para fin de año el total de PMR superará los $24 billones.

Por más que algunos analistas subestimen el problema, señalando por ejemplo que al final de cuentas la inflación puede hacer el trabajo sucio y licuar esta deuda (soslayan que detrás están los depósitos a plazo fijo de los ahorristas privados), una gran mayoría reconoce que es una bomba a desactivar con sumo cuidado.

En su reciente libro el economista y diputado (JxC), Luciano Laspina, con el rigor profesional que lo caracteriza analiza el tema y brinda algunas pistas sobre cómo debería salirse de este entuerto. Pero, quizás lo más relevante es que reconoce que las simulaciones realizadas por sus equipos económicos demuestran que estabilizar con ancla monetaria y un alto endeudamiento del BCRA puede ser peligroso e inestable. Por ende, cuando menor sea el stock de PMR más margen de maniobra para estabilizar y al respecto advierte que hay soluciones virtuosas y otras ruinosas. Pero ese es otro capítulo.

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