Vitivinicultura

Vitivinicultura: los frenos naturales y humanos de una industria que planifica

A través del Plan Estratégico 2030 y la adecuada articulación entre los sectores público-privados, el rubro tiene dos desafíos. Uno es hacer frente a las dificultades de la falta de agua. Otro es lograr que la política se ponga de acuerdo en cuál es la mejor manera de sostener la actividad.

Diana Chiani
Diana Chiani domingo, 5 de marzo de 2023 · 16:10 hs
Vitivinicultura: los frenos naturales y humanos de una industria que planifica
Foto: Coviar

Los encuentros entre el sector privado y el público que se fomenta en los diversos festejos que la industria vitivinícola organiza para celebrar la cosecha, se repitió con todos los rituales y en modo campaña en un año de elecciones. Con poco para celebrar, el sector revalidó su título de rubro organizado, con institucionalidad y visión de largo plazo a través de los distintos organismos que nuclean a productores, industriales y gobiernos.

El tradicional Desayuno de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) dejó anuncios diversos y volvió a ser escenario de las rivalidades partidarias que hoy –más que otras veces- se han convertido en un salvavidas de plomo. El sector cerró el 2022 con baja en las exportaciones y en los despachos internos al tiempo que las contingencias climáticas dañaron fuertemente la producción; con el consecuente impacto en precios que esto ya ha comenzado a implicar.

No es el único desafío que se mira con preocupación. Pese a no ser nuevo, la crisis hídrica y los calores extremos o fuera de temporada han impactado fuerte el último año y se presentan como una de las consecuencias del cambio climático que hoy tiene en alerta al sector. Fue una de los pocos puntos en los que coincidieron el ministro de Economía, Sergio Massa, y el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez; ambos oradores principales del Desayuno.

“El cambio climático es uno de los grandes enemigos”, expresó el funcionario nacional y en función de esto explicitó que de no “ser proactivos”, es posible “vaticinar la desaparición de miles de productores”. Estas palabras precedieron al anuncio de la apertura de sobres para construir el sistema de riego Chimbas y la pronta licitación del sistema de riego Luján Oeste.

En la misma línea, entre la enumeración que el mandatario provincial hizo de las acciones para ayudar a productores e industriales; destacó  los diversos subsidios realizados al riego agrícola. “Un factor muy limitante es la falta de agua”, destacó Eduardo Sancho de Cooperativa Mendoza y referente del área. Desde su punto de vista, falta inversión en obras que hagan más eficiente el riego que, después, atraerá a los capitales privados necesarios para que la industria crezca.

Espejitos de agua

Las paradojas de la industria parecen tener que ver con el movimiento constante entre “una de cal y otra de arena”. Durante los discursos inaugurales del Desayuno de Coviar se hizo hincapié en las distintas acciones realizadas con el objetivo de darle previsibilidad a la industria así como de dotarla de herramientas para su sustentabilidad. Así, se mostraron los logros alcanzados de la actualización del Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) al 2030.

Capacitación, acciones de mercado interno y externo, promoción específica del vino y la investigación aplicada son algunas de las acciones que, con éxito, lleva adelante Coviar. Entre las que se destacaron ayer también se habló de la creación de estaciones meteorológicas que monitorean el clima y la importancia de trabajar sobre la administración del agua.

La vitivinicultura es una actividad que se caracteriza por tener muchos productores con pocas hectáreas y, a diferencia del modelo sojero, por ser generadora de trabajo. Pese a las adversidades, es el quinto país exportador mundial y está en séptimo lugar con relación a la cantidad de superficie implantada con viñedos. Además, genera unos 100 000 puestos de trabajo directos y el triple de indirectos; según datos brindados en el Desayuno.

Este año, por las heladas y otras contingencias climáticas habrá cerca de 70 000 hectáreas que no tendrán nada para cosechar; según cifras de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi). Los que tienen ya han visto mejorado su precio debido a la escasez y a la inflación, con lamentables excepciones en parte de la uva criolla destinada a mosto, que la Provincia tuvo que salir a mejorar esta semana.

“La falta de obras hídricas, el difícil acceso a la tecnología y al crédito nos hacen dudar acerca del futuro”, manifestó en su discurso el nuevo presidente de Coviar, Mario González. Además, el bodeguero habló de la pérdida de competitividad, los desequilibrios macro y pidió eliminar las retenciones. En su discurso, González mostró el péndulo de una industria de alto nivel que atraviesa un “proceso de achicamiento” debido a las dificultades macro. “Los esfuerzos se vuelven estériles”, sintetizó.

Una marea de anuncios

El presidente de Coviar celebró el anuncio de Massa de que el lunes estaría publicado el decreto que habilita a la industria a comenzar a utilizar los U$S40 millones que prestará el BID para la implementación del Proviar 2 y de U$S10 millones más que aportará la Nación. “Son aportes no reembolsables que irán a más de 2 400 beneficiarios directos y 18 000 indirectos en 11 provincias del país”, detallaron desde la Corporación.

Además del balance presentado por la entidad, tanto Massa como Suarez enumeraron lo realizado e hicieron anuncios diversos. La posibilidad de un dólar diferencial para el vino ilusionó a algunos por un momento, pero la falta de claridad del Ministro había desinflado el globo antes de que la multitud se dispersara. En los próximos 20 días se trabajará con Coviar para realizar la coordinación de esta modalidad.

“No quedó claro si habrá mejora del valor dólar o si también se quitarán las retenciones”, apuntó Fabián Ruggeri, presidente de Acovi. Tanto él como otros miembros de la industria destacaron que sería más sencillo eliminarlas ya que el vitivinícola es un sector que crea empleo y, sin esta carga, podría generar mucho más.

Más allá de esto, la batería de anuncios (algunos repetidos) del Desayuno formó parte de una marea que no termina de decantar. Ayudas, créditos, subsidios, sostén de empleo para no frenar la coyuntura, por un lado. Por el otro, la impecable organización de la industria así como la vocación de servicio y el trabajo de las distintas entidades público y privadas con el fin de mejorar la vitivinicultura en el largo plazo.

Todo parece perderse en medio de las urgencias y algunas mezquindades. La Provincia muestra sus números, mientras que desde la Nación –Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV) mediante- hace lo propio. En el medio, tanto productores como industriales buscan –con razón- llevar agua para su molino.

“Queremos que haya rentabilidad en todas las partes de la cadena vitivinícola”, subrayó José Alberto Zuccardi, presidente saliente de Coviar; entidad a la que muchos le reconocieron su vocación de construir más allá de la grieta. La institucionalidad, previsibilidad y trabajo conjunto que tiene a su favor la vitivinicultura parece quedarse corta para lograr el objetivo planteado por Zuccardi. Entre otras, las dificultades climáticas y las mezquindades partidarias atentan contra una industria que tiene todo para crecer.

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