Gobierno en crisis

Dólares, deuda y una cumbre inútil: otro viernes con más temores en Argentina

Hay expectativas por la reacción del los mercados hoy. Con la medida sobre compra de deuda que lanzó Sergio Massa vuelve la intervención en los dólares financieros. Hay límites y el mercado tiene temores. Uno de ellos es la disponibilidad de dólares. La CELAC complica el ambiente.

Rubén Rabanal
Rubén Rabanal viernes, 20 de enero de 2023 · 09:00 hs
Dólares, deuda y una cumbre inútil: otro viernes con más temores en Argentina
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

El mercado ya tuvo dos días de prueba tras el anuncio de Sergio Massa sobre el plan de recompra de deuda por US$1.000 millones y no aparecen certezas por ahora. Los resultados de la táctica que anunció el ministro tuvieron como saldo algún resultado positivo para calmar la brecha del dólar y muchas dudas sobre la forma en que se llevará adelante la operación completa y, más allá del terreno de la economía, quiénes quedan más beneficiados con toda esta historia.

El Banco Central, a quien el Gobierno le ordenó llevar adelante la operación de compra cuando en realidad se sabe que por Carta Orgánica el Poder Ejecutivo no podría darle ese tipo de instrucciones, recompró en esos dos días US$128 millones de los US$1.000 que se anunciaron. El problema es saber de dónde saldrán los dólares en el futuro para mantener la operatoria. Hasta ahora, Miguel Pesce tenía como objetivo central cuidar la caja para las operaciones comerciales; no solo las pocas importaciones de insumos, sino también los pagos esenciales que el país debe hacer al exterior. Ahora las reservas se estresarán mas. 

Massa, en su mensaje de video grabado el día anterior al anuncio, explicó que la operación tenía como objetivo mejorar el perfil de deuda. El mercado ayer siguió sin creer que esa explicación (casi romántica frente a la crisis que vive el país y la restricción de dólares para insumos básicos) fuera el objetivo del ministro. Los números lo cantaron claramente: el Gobierno vía compra de bonos en dólares logró volver a intervenir en la brecha cambiaria, cuando el acuerdo con el FMI se lo prohibía. El mercado primero festejo, como lo hace siempre que aparezca otro comprador de deuda soberana. Y más, como en este caso, cuando es el Estado mismo el que lo hace. De ahí la euforia que se le escuchaba a algunos operadores ayer en sus declaraciones.

El resultado fue una baja de casi $9 en los dólares financieros, con el MEP a $333 y el CCL a $355, todo a fuerza de intervención, y el alza de bonos de mas de 8% del primer momento ayer se revirtió con una caída que hizo despegar de nuevo el riesgo país. Malas noticias: en Estados Unidos terminaron de alimentar una caída masiva de acciones argentinas. En el medio, el Banco Central volvió a intervenir en el mercado vendiendo mas de US$110 millones en tres días y decidiendo una suba de tasas de 200 puntos frente a la corrida del dólar.

Dudas de todo tipo inundan el país, incluidas las que rodearon el anuncio de Massa con movimientos demasiado rápidos en el mercado de bonos, frente a una medida que, en realidad, muchos conocían ya que cuando se emitió el video del ministro con el anuncio, en el Boletín Oficial llevaba horas publicada la resolución conjunta de las secretarías de Hacienda y Finanzas disponiendo la recompra de bonos y adjuntando la lista de títulos elegibles para esa operación. Todo ese esquema llevó más dudas aún al mercado.

El resto del país y su realidad no ayudan. Massa tejió desde el principio de su llegada a Economía un acuerdo con el FMI y con sus contactos en el mundo financiero de EE.UU. para garantizarse cierta paz. Washington le dio una bendición inmediata. No era para menos: la administración Biden y al Fondo quisieron evitar como fuera otra crisis en la región. Los precios bajísimos, de remate, de los activos argentinos y la chance de revivir algún negocio hicieron el resto para cambiar el aire.

Esta semana nada de eso pareció funcionar. El Departamento de Estado le envió un mensaje claro a Alberto Fernández sobre sus proyectos para enjuiciar y reformar la Corte Suprema. Le dijeron que siguen atentamente la situación de la democracia y la división de poderes en el país. No era para menos: Washington se sumó a todas las declaraciones de grupos empresarios y la oposición ante una idea del presidente que tiene tanto costo político como imposibles chances de poder avanzar en el Congreso. Fernández parece no entender que con estos temas el mundo civilizado, aunque sea por marketing político, no transa.

El costo para la Casa Rosada es doble porque el propio kirchnerismo no lo sigue en la esta pelea, más por ser él quien la impulsó, contra la Corte Suprema. Washington tiene informes certeros sobre la cantidad de operaciones que sobrevuelan hoy a la Argentina: un mundo de espías descontrolados y sin conducción que impactan tanto a la oposición como al oficialismo, dicen. Eso explicaría algunos movimientos casi circenses de la política de estos días.

Si hoy será un día clave para seguir al mercado y la política, la semana que viene no le irá en saga. La semana que viene el kirchnerismo se va a entretener con la Cumbre de la CELAC en Buenos Aires. Ese encuentro no tiene efecto práctico alguno para el país. Por el contrario: solo trae dolores de cabeza.

Alberto Fernández invitó a Joe Biden que le rechazó el convite; enviará a Chris Dodd, su asesor para la región. Tampoco vendrá el ecuatoriano Guillermo Lasso, ni Andrés Manuel López Obrador que nunca abandona México o la peruana Dina Boluarte, que anoche tenía protestas estallando en buena parte del país. Xi Jinping, con el país estallado de covid después que su estrategia contra la enfermedad fallara, está invitado pero manda video.

Si confirmaron presencia el cubano Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, sobre quien la oposición pidió que se lo detenga porque es cierto que rige también en Argentina una alerta internacional sobre su persona. Todo difícil e incómodo para el país. 

Lula Da Silva sería la única alegría de la cumbre para Alberto Fernández, pero nada que pueda influir en la economía argentina en lo inmediato. No debe olvidarse que mas allá de las proclamas de hermandad y cercanía entre el kirchnerismo y el PT, la peor etapa de relaciones comerciales entre Brasil y la Argentina fue durante la anterior presidencia de Lula con Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada. En noviembre de 2009, por ejemplo, ni siquiera un diálogo de emergencia en Brasilia entre ambos logró destrabar la crisis por las restricciones a importaciones que impuso Brasil y que contestó Buenos Aires.

Otro ejemplo que la realidad del mundo existe y está muy cerca, inclusive con nuestro principal socio, aunque el romanticismo político del kirchnerismo intente evitarlo, claro está que solo como discurso para la tribuna. Alberto debería saberlo.

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