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La recesión se acerca y los inversores deben prepararse

Los inversores deberán tomar algunas medidas financieras para poder sobrevivir al desafiante contexto que se avecina.

Inversor Global
Inversor Global martes, 2 de agosto de 2022 · 21:38 hs
La recesión se acerca y los inversores deben prepararse
Foto: Pexels

Por Darian Yané*

Desde la crisis subprime finalizada en 2009, aproximadamente, el mercado y la economía estadounidenses estuvieron atravesando una etapa de sólida prosperidad que benefició a las empresas, ahorristas e inversores.

Sin embargo, todo cambió con la llegada del coronavirus, el cual se masificó a principios de 2020. Por los cierres para tratar de contenerlo, la economía decayó, lo que hizo que los diferentes bancos centrales, la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) en este caso, aumentaran la emisión monetaria para generar estímulos que incentiven el crecimiento.

Desde finales de 2021, pero en especial desde este 2022, las consecuencias de estas políticas comenzaron a reflejarse en el día a día, ya que los precios arrancaron a subir y la inflación llegó a niveles no vistos en varias décadas.

Por ejemplo, en junio, Estados Unidos tuvo una cifra interanual del 9,1%, la más alta desde 1981. Por su parte, la eurozona sufrió en el mismo periodo de un 8,6%, récord desde la creación del euro.

En respuesta, la Fed decidió actuar en consecuencia, y la suba de tasas de interés para tratar de absorber el exceso de liquidez se hizo presente, con todo lo que eso implica. Este cóctel explosivo de eventos ocasionó que comience a circular el miedo a una recesión.

La economía es cíclica: hay etapas de crecimiento y de contracción. Fuente: Pexels.

Qué sucede en recesión

Aunque una recesión económica es un fenómeno completamente normal, ya que la economía es cíclica y no crece a lo largo del tiempo sin vaivenes, sigue siendo preocupante para muchos ahorristas, inversores, empresarios, trabajadores, consumidores y prácticamente cualquier persona que viva en sociedad.

Por definición, una recesión es simplemente un periodo marcado por dos trimestres consecutivos de caída en el producto bruto interno (PBI). No obstante, el término suele hacer referencia a algo más grande que trae mayores consecuencias.

Cuando se dice que hay recesión, las empresas, que producen bienes y servicios necesarios para que se mantenga cierta calidad de vida, no venden lo suficiente, lo que impacta negativamente en su situación financiera.

Como resultado, muchas no contratan más empleados e incluso llegan a ejecutar recortes, hecho que definitivamente crea un desequilibrio. Además, las mismas suelen perder valor, lo que atenta contra el poder adquisitivo de sus inversores, quienes tienen menos dinero para consumir, creando un círculo vicioso.

La Reserva Federal de los Estados Unidos aumentó la emisión monetaria con la llegada de la pandemia. Fuente: Pexels.

El contexto actual

Si bien cada país cuenta con su propia situación, lo cierto es que resulta importante observar lo que está sucediendo en Estados Unidos, la mayor economía del mundo, de la cual dependen miles de millones de individuos y organizaciones.

Según informó la Oficina de Análisis Económico del país (BEA, por sus siglas en inglés), el PBI de Estados Unidos se contrajo un 0,9% interanual en el segundo trimestre del año, cuando en el primer periodo hubo una reducción del 1,6%, por lo que entró en “recesión técnica”.

Para la entidad, este comportamiento negativo se debe a múltiples factores, como la caída en la inversión privada, que reflejó una contracción en el intercambio en las tiendas comerciales, y el consumo destinado a bienes, especialmente en los alimentos, que cayó fuertemente.

No obstante, el presidente Joe Biden recientemente afirmó que considera que Estados Unidos todavía no entró en recesión por los bajos niveles de desempleos que se manejan (3,6%), los cuales están cerca de mínimos históricos.

Es decir, todavía las empresas no están tan golpeadas como para ejecutar recortes de personal, lo que significa que las personas siguen manteniendo ingresos y seguridad financiera.

De todas formas, hay que tener muy presente que la economía más grande del mundo ya lleva seis meses cayendo, y todavía no hay indicios de que se aproxime la recuperación.

Los tiempos de prosperidad podrían estar llegando a su fin. Fuente: Pexels.

Cómo prepararse para la recesión

Antes de que se profundice la recesión (si es que lo hace) y las consecuencias sean devastadoras, resulta importante aprender a preparase para proteger al máximo la situación financiera personal.

  • Prepararse para lo peor

Lo primero que hay que hacer es, aunque suene pesimista, prepararse para lo peor. La economía puede seguir cayendo y atentando contra las empresas, las cuales, como mencionamos anteriormente, pueden ejecutar recortes de personal.

Por lo tanto, aquellos trabajadores en relación de dependencia tienen que asimilar la idea de que podrían perder sus empleos, y no conseguir uno nuevo tan fácilmente.

Por su parte, los empresarios o trabajadores independientes deben ser conscientes de que las ventas pueden caer, los costos aumentar, y el margen de beneficio reducirse, hasta el punto de ser negativo.

En otras palabras, hay que aceptar el hecho de que las probabilidades de que “los buenos tiempos” terminen son más altas que en épocas “normales” o de crecimiento.

La economía puede caer, arrastrando a las empresas y sus trabajadores. Fuente: Pexels.
  • Recortar gastos

Si efectivamente la recesión se asevera y los ingresos disminuyen o se cortan por completo, entonces es esencial tener pocos gastos. Para hacerlo, se debe empezar a analizar la situación actual de egresos de dinero y eliminar aquellos que no sean indispensables.

“Achicarse” económicamente, al menos de forma temporal, será la clave para poder hacerle frente a una caída económica de la manera más llevadera posible.

Hoy en día, resulta sencillo porque la mayoría de los gastos se hace con plataformas digitales, por lo que solo basta con descargar algún resumen de cuenta y empezar a clasificar.

En este punto, es importante eliminar los gastos hormiga y fantasma. Los primeros son aquellos que individualmente no repercuten tanto, pero que juntos representan una porción considerable. En tanto, los gastos fantasma corresponden a suscripciones o egresos fijos que no utilizamos, pero que allí están.

Lo interesante de este ejercicio es que, cuando todo vuelva a la normalidad, habremos acomodado nuestra situación financiera, ayudando a tener un mejor futuro.

Es importante recortar gastos para aumentar la capacidad de ahorro antes de que llegue la recesión. Fuente: Pexels.
  • Aumentar ingresos

Si bien suena contradictorio, lo cierto es que hay que tratar de aumentar los ingresos. Como la recesión “profunda” todavía no llegó, aún hay tiempo de hacer horas extra, tener un segundo empleo, brindar servicios en los tiempos libres, desprendernos de todos aquellos bienes que no utilizamos o todo esto junto.

Cuanto más dinero podamos acumular y más podamos diversificar las fuentes de ingresos, más preparados estaremos para el peor de los escenarios. Claramente, habrá que hacer un alto sacrificio, tanto de tiempo como de energía, pero vale la pena por ser sólo una situación temporal que nos ayudará en un futuro.

  • Rotar hacia sectores defensivos

Por otra parte, en cuanto a las inversiones, es aconsejable rotar poco a poco hacia aquellas que se comporten relativamente bien en un escenario de contracción económica sostenida. En el caso de las acciones, los inversores deben enfocarse en las pertenecientes a “empresas defensivas”.

Estas compañías cuentan con una larga trayectoria en el mercado, reparten atractivos dividendos trimestralmente y se dedican a ofrecer productos y servicios indispensables, o casi indispensables, lo que hace que su demanda no se reduzca pase lo que pase con la economía.

Ejemplos hay de sobra, pero The Coca-Cola Company es uno de los más característicos. Todos consumen su famosa bebida, sin importar los niveles de ingresos manejados.

También hay que optimizar la diversificación del portafolio. Como el escenario para las empresas es muy desafiante, algunas pueden verse perjudicadas, por lo que se debe tratar de eliminar al máximo posible el riesgo individual, también conocido como riesgo sistemático o riesgo diversificable.

Una de las opciones más sencillas de hacerlo es mediante fondos de inversión y/o fondos indexados, los cuales replican un determinado índice, como el S&P 500, el Dow Jones o el Nasdaq 100, entre muchos otros.

The Coca-Cola Company es un claro ejemplo de empresa defensiva. Fuente: Pexels.
  • Investigar oportunidades

Tarde o temprano, la recesión pasará y se iniciará un nuevo ciclo de expansión. Y cuando esto suceda, lo mejor será haber invertido a tiempo en aquellos negocios que quedaron muy deprimidos, pero que mantuvieron su potencial.

Se dice que, “cuando corre sangre por las calles, hay que comprar”. Evidentemente, es una metáfora, pero lo que importa es entender que cuanto más pesimismo circula y peor está todo el contexto, mejores oportunidades de inversión surgen. Hay que estar atentos.

La recesión en Estados Unidos y el resto del mundo podría no llegar nunca, o podría estar a la vuelta de la esquina. Si bien el futuro es incierto, lo que es una certeza es que numerosos indicadores ya están dando señales de una posible contracción económica sostenida.

Ante este escenario, lo mejor que uno puede hacer como inversor es protegerse y tratar de “sobrevivir” a esta etapa, siempre con inteligencia y dejando de lado las emociones.

*Darian Yané es economista y magíster en Administración de Negocios y editor en Inversor Global de CryptoDividendos, CryptoInsider y CryptoWar Room.

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