Blanqueo de capitales

El blanqueo y el "dilema Massa": el contenido del proyecto que llegará al Congreso  

El anuncio del acuerdo de intercambio de información entre la AFIP y el IRS de Estados Unidos, genera un escenario complejo para el Gobierno, que aún tiene que negociar con las fuerzas políticas en el Congreso. Sergio Massa busca seducir al blanqueo donde el kirchnerismo ve fuga de divisas.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño lunes, 5 de diciembre de 2022 · 16:01 hs
El blanqueo y el "dilema Massa": el contenido del proyecto que llegará al Congreso  

Sergio Massa anunció oficialmente este lunes que habrá un blanqueo de activos, y en los próximos días se conocerá la profundidad del proyecto de ley que se enviará al Congreso. Y si, además, la intención del Ministerio de Economía es que se trate en sesiones extraordinarias o si pase a formar parte del largo listado de ideas que se debatirán durante el primer semestre del 2023.

Esta última no es la idea del palacio de Hacienda. Lo que quieren Massa y su gente es que el proyecto se convierta en ley lo antes posible, y que antes de marzo pueda reglamentarse y comenzar a aportar capitales a las arcas siempre débiles del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Y que, en consecuencia, formen parte de los dólares que el país puede poner sobre la mesa a la hora de redefinir la meta de reservas que la entidad que maneja Miguel Pesce debe mostrar cada trimestre ante el FMI.

Por otro parte, todo lo que se blanquee como activos físicos y financieros, pasará a formar parte de la masa imponible del tributo a los Bienes Personales, y, en consecuencia, a aumentar la recaudación impositiva anual. Esto servirá para mejorar los ingresos en el 2024, pero se sabe que el Fondo Monetario analiza de manera positiva todo lo que tiene que ver con una mejora tributaria general.

Según el acuerdo que establece un sistema de información le transfiere a la Argentina la tenencia en cuentas; también las utilidades o rentabilidades que pueda haber percibido alguna de esas cuentas por formar parte de una sociedad, o por tener alquileres de propiedades. Es también la transferencia entre cuentas, la integración de capital de sociedades y obviamente todas las tenencias vinculadas a actividades reguladas por el sistema financiero.

Dura negociación

Para que todo esto sea posible, Massa debe solucionar casi personalmente un problema político: convencer a propios y extraños de la necesidad de aprobar este proyecto. Curiosamente, se especula que los problemas no se encontraran en la oposición, la que, sinceramente, no tendrá mucha argumentación para mostrarse crítica y en contra de una iniciativa de este tipo.

Las dificultades se perfilan complicadas dentro de la propia coalición oficialista, especialmente dentro del kirchnerismo donde en los últimos seis años hubo una militancia en contra de los blanqueos; asimilándolos a algo parecido de una secuencia de fuga de capitales de neto corte macrista.

Así se describió al blanqueo del 2016, donde se obtuvo el reconocimiento de casi 100.000 millones de dólares no declarados, con una recaudación tributaria que creció por arriba de los 2 billones de pesos de aquellos días.

Sabe Massa que repetir aquella experiencia es una utopía. Pero de alguna manera, debe convencer a la propia tropa legislativa, kirchnerismo incluido, que el proyecto es pragmáticamente necesario, y que necesita el aval político (y en lo posible ideológico) del kirchnerismo para que pueda funcionar. Aquí está la tarea que deberá encarar desde mañana el ministro. 

Como ya se dijo en este medio, el Ministerio de Economía tiene en mente un blanqueo amplio, que incluya todos los capitales no declarados en cualquiera de sus formas (dinero en efectivo dentro y fuera de las fronteras nacionales, inmuebles, vehículos, bienes de capital y financieros, joyas, etc), relativamente barato (al menos para el que decida ingresar sus dólares dentro del sistema financiero argentino) y fundamentalmente ágil en el tiempo de declaración e ingreso.

Esto, además de no poner mayores restricciones para el uso de esos dólares blanqueados, dándole al nuevo contribuyente la posibilidad de utilizarlos para ahorro como para la inversión o compra de inmuebles, campos, vehículos, etc. En estos casos, incluso, el blanqueo tendría que tener más facilidades.

Fuga de dólares

Hasta hoy, el kirchnerismo pensaba las cosas de otra manera. Todo dólar fuera del país es fruto de una "fuga" y vinculado a los US$ 44.700 millones que Mauricio Macri recibió del FMI en los tiempos del Stand By del 2018.

Lejos de la razonabilidad técnica de la idea, los avances kirchneristas sobre el tema tuvieron siempre esa premisa, al punto de haberse aprobado en media sanción en el Senado Nacional, un proyecto de ley que tiene como plataforma de despegue la idea del senador ultrakirchnerista Oscar Parrilli de crear un fondo especial de ingreso de capitales, para formar un fideicomiso para luego pagarle al FMI.

Según este proyecto, que tiene media sanción en la cámara alta, los argentinos y residentes que declaren capitales en el exterior deberán dejar en caja un 20% de ese dinero en dólares en el fideicomiso. En el caso de que los evasores declarasen los bienes pasados los seis meses de la entrada en vigencia de la ley, la alícuota subiría del 20 al 35%, de acuerdo al texto de la iniciativa.

En todos los casos el dinero se iría a una cuenta intocable, destinada a pagarle al FMI, algo que según el cronograma del acuerdo de Facilidades Extendidas comenzaría a operar en 2026. Muy lejana a la idea de Sergio Massa de usar el dinero lo antes posible.

La figura del colaborador

Ese proyecto de Parrilli incluía, además, la figura del "colaborador", que será "cualquier individuo, sea persona humana o jurídica, residente en el país o en el extranjero, que actuando en forma personal o conjuntamente, proporcione información relacionada con una violación de las leyes impositivas y de lavado de activos".

El monto a partir del cual se considerará como acreditada la información proporcionada por el colaborador no deberá ser inferior a U$S 500.000 en concepto de activos no declarados.

Éste recibiría la recompensa del 30% del monto total efectivamente recaudado e ingresado. Ni el kirchnerismo ni el oficialismo consideraron este proyecto como un blanqueo, pese a que implica la caída de las sanciones financieras, impositivas y penales.

Se supone que el nuevo blanqueo ingresará por Diputados, con lo cual debería llegar el momento en el que el kirchnerismo en esa cámara debería definir si deja caer de estado parlamentario la idea de Parrilli y asume como propia el proyecto de Massa; o si se enfrenta al ministro de Economía y exige que sea la norma original del Senado la que el oficialismo deba defender.

Algo que, por otra parte, la oposición no aprobaría. Nunca. Este es ahora el dilema del ministro de Economía. Todos suponen que el ministro ya habló del tema con Cristina Fernández de Kirchner. Y que la vicepresidenta le dio su aval para que avance la idea. Se sabrá en horas con que contenido y, lo más importante, con que implicancia y plataforma ideológica.

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