Opinión

Planes sociales: cómo ponerle fin a la intermediación parasitaria

El populismo le metió en la cabeza a los sectores más vulnerables de la sociedad el derecho de pedirle al Estado todo el tiempo, y que éste le tiene que dar, pero pocas veces impulsó la cabeza la idea de trabajar y educarse para salir de dicha situación, esto se debe terminar.

Juan Pablo Chiesa
Juan Pablo Chiesa miércoles, 2 de noviembre de 2022 · 08:31 hs
Planes sociales: cómo ponerle fin a la intermediación parasitaria

La forma en que las políticas sociales se distribuyen y se gasta en la Argentina debe terminarse. Aquellos que crearon y dieron vida al asistencialismo y al combinado de los gerentes de los pobres, lo alimentan y los usaron como herramienta electoral, llego a su fin.

Como pasó en diciembre de 2021 y sigue sucediendo, quedaron en evidencia que el "jueguito" de los planes sociales no camina más. La gente quiere laburar. Los mismos que abusaban del Estado, es el propio Estado que ahora no puede ejercer el control.

Es ahora un parásito gigante que se alimentan de la sangre de los que día a día aportamos al mercado laboral nuestra fuerza física o intelecto en beneficio del trabajo y el desarrollo productivo de la república.

Es necesario terminar con estas políticas para siempre y con los extorsionadores de la paz social, de los diciembres calientes comenzar a insertar al mercado del trabajo al 50% de argentinos pobres que ellos mismos fabricaron y desalentaron a laburar, abusando de su poder de turno para sus propios intereses.

En la Argentina, debemos entender la idea de que los argentinos ayudan a otros argentinos a sobrellevar la difícil situación de vulnerabilidad que se atraviesa y de que no necesitan de intermediación de nadie. Quienes trabajan en el mercado formal laboral aportan con su trabajo y su esfuerzo. Debemos monitorear en qué se gasta o se invierta cada peso de las políticas públicas.

Es esencial para el crecimiento de la república y de la sociedad terminar con los gerentes de la pobreza. La intermediación parasitaria en materia de distribución de ayuda social debe terminarse de raíz.

Por lo tanto, aquellos que reciben ayuda del Estado deben tener bien claro que, primero deben someterse a lineamientos e interpelaciones socioeconómicos y socioambientales para acceder a la ayuda requerida. En segundo lugar, saber con claridad que la misma tiene una duración limitada en el tiempo, y que ésta requiere, sin excepción, una contraprestación a favor del Estado.

Asimismo, deberán capacitarse y educarse para estar en plenas condiciones de ingresar lo más rápido posible en el mercado laboral del futuro.

El negocio de los planes sociales superó todos los límites, dio una vuelta jamás vista, el concepto de esfuerzo, mérito, trabajo, se ve degradado por una generación de “El Estado me tiene que dar todo” y éste se lo da.

Los planes han demostrado no ser un puente hacia el trabajo sino una nueva escala en el charco de la pobreza. Así como un laburante a tiempo completo no tiene en su genética pedirle al Estado y vivir de los demás, una persona que cobra planes piensa lo contrario, cuanto más le pide al Estado, más se enorgullece de su inutilidad.

Es, repito, la principal razón por la cual el plan de transformar los planes sociales por trabajo genuino no existe y es una pantalla más de política electoralista.

Cada día aparece una nueva historia sobre alguien que ofrece empleos pero no encuentra interesados, porque prefieren no desprenderse de la seguridad de la asistencia o porque no hay suficiente capacitación. La distorsión empieza cuando es el propio Estado el que dice que el mérito y el esfuerzo no vale y que sólo vale el Estado poderoso que iguala. ¡Pero qué iguala!

Lo único que está ausente en Argentina es la falta de capacitación y una cultura del trabajo rota como la economía. Tendremos que replantearnos qué tipo de país y de sociedad queremos y sepamos que el problema no son las personas, son las malas ideas, o las ideologías que aplastaron las ideas.

El problema de Argentina no es el kirchnerismo sino sus ideas que son las que nos llevaron a este desastre.

Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en empleo.

* Juan Pablo Chiesa es abogado especializado en Empleo y Políticas Públicas, escritor, docente y presidente de Aptitud Renovadora.

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