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Noticias para Argentina: Lula prepara un equipo ortodoxo pero sobrevirirá el Mercosur

El resultado de la segunda vuelta electoral en Brasil dejó la certeza de la vuelta al poder de un Lula da Silva progresista en lo social pero ortodoxo en lo económico. El retorno a al Mercosur más proteccionista y con apertura lograda por consenso de los socios.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño lunes, 31 de octubre de 2022 · 15:20 hs
Noticias para Argentina: Lula prepara un equipo ortodoxo pero sobrevirirá el Mercosur
El presidente electo Lula da Silva, acompañado por Geraldo Alckmin, un ortodoxo que tendrá a cargo las definiciones económicas del gobierno. Foto: 20Minutos.

Hay, quizás, una única certeza económica luego de la victoria de Lula en las elecciones presidenciales de Brasil. Su regreso no será, ni cerca, bolivariano.

El electo jefe de Estado del país vecino y principal socio económico del país, llegó a las elecciones de ayer con una fórmula presidencial y una alianza política basada en la ampliación de su apoyo naturalmente de izquierda o centroizquierda hacia la centroderecha.

Al punto de sumar a su fórmula al exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, un referente inevitable de la ortodoxia brasileña, y cerrar un pacto de gobernabilidad con el expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Incluso, la información que llegaba a Buenos Aires desde el inicio mismo de la campaña electoral, era que parte del compromiso con aquellos hombres clásicos de la política brasileña se traduzca una vez llegado Lula al poder en la confirmación de políticas ortodoxas y racionales.

De hecho, los dos nombres que se manejan para conducir el ministerio de Hacienda brasileño son el expresidente del Banco Central, Henrique Meirelles y el extitular de la cartera de Salud Alexandre Padilha, un médico paulista con amplia experiencia política en su partido. También se habla de dos aportes de Fernando Henrique Cardoso al equipo de Lula: los creadores del Plan Real, Edimar Bacha y Percio Arida.

El futuro del Mercosur

Más allá de la persona que maneje ese ministerio; lo que se sabe es que la política económica y la estrategia financiera, monetaria y productiva final, será responsabilidad de Geraldo Alckmin. Su ahora electo vicepresidente será el hombre sobre cuyos hombros recaerá la elaboración de un plan económico, de manejar las relaciones comerciales dentro y fuera del Mercosur y la estrategia financiera y monetaria local y fronteras afuera. En síntesis, la totalidad de los temas económicos.

En este sentido, hubo una definición en campaña importante para Argentina. Alckmin confirmó el compromiso político y personal de Lula de mantener el Mercosur tal cual fue diseñado, y con aperturas a terceros bloques sólo por la vía de la negociación y los acuerdos entre los socios del bloque latinoamericano.

Viniendo de parte del principal socio de proyecto inconcluso de integración económica y, en consecuencia, del mercado central de consumo del Mercosur; la definición no es menor. Más teniendo en cuenta que Bolsonaro había prometido que en una segunda gestión suya, el proyecto difícilmente sobreviviera.

Esta política de mantenimiento del Mercosur forma parte además de la alianza cerrada con Fernando Henrique Cardoso, quien se considera (seguramente con razón), como el principal impulsor de los mejores años del Mercosur y del crecimiento económico del bloque como referente en el comercio mundial. 

Cómo evitar el abismo 

¿Más allá del Mercosur, qué implica que Alckmin maneje la economía brasileña, especialmente para el gobierno argentino en general y el kirchnerismo en particular? Que deberán ponerse de acuerdo con un "neoliberal", según la consigna bolivariana que gran parte del oficialismo adoptó en su momento como una máxima para cualquiera que crea en las consignas de mercado y las reglas que éste impone, aun reconociendo algún tipo de rol más alto o bajo en intensidad por parte del Estado.

Fuentes criollas hablan de una alarmante frase lulista basada en la necesidad de "evitar un giro a la izquierda que termine como la tragedia argentina". Duro mensaje. Pero por ahora privado.

Le guste o no al gobierno de Alberto Fernández (y a quien lo suceda el próximo año) toda la relación comercial y financiera entre Argentina y Brasil deberá ser tratada con Alckmin, Meirelles y la gente que convoque. Y no tanto con Lula. Incluso fuentes criollas hablan de una alarmante frase lulista basada en la necesidad de "evitar un giro a la izquierda que termine como la tragedia argentina"

Duro mensaje. Pero por ahora privado. Lo cierto es que coincide bastante con lo que piensa desde siempre Alckmin. Y quizá también Cardoso, enemigo ideológico abierto del kirchnerismo.

Lo que parece dejar en claro Lula es que no habrá ninguna persona vinculada al Partido de los Trabajadores en la conducción de la política económica, tarea que quedará en manos de antiguos adversarios. Y que ideas como la renta básica, los impuestos a las grandes ganancias y el avance sobre la propiedad privada, todas ideas impulsadas por el ala más de izquierda del Partido de los Trabajadores, serán dejadas de lado.

La mirada ortodoxa

¿Quién es Alckmin? Médico de profesión, comenzó su carrera política en Pindamonhangaba, municipio del estado de Sao Pablo, donde comenzó su carrera política y se convirtió, con 25 años, en el alcalde más joven de esa ciudad.

En 1988 participó en la creación del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y en 2001 fue electo gobernador del estado de Sao Paulo donde permaneció hasta 2006. Ese año se presentó a elecciones presidenciales, perdiendo en primera vuelta con Lula da Silva con el 41% de los votos. Apoyó luego con su partido la presidencia de Michel Temer y se convirtió en esos años en el referente nacional más importante de las políticas ortodoxas y conservadoras.

Desde esa posición ganó fama como el principal opositor de ese espacio frente a la presidencia de Jair Bolsonaro, cuestionando de manera directa los aspectos institucionales y legales de la gestión del actual jefe de Estado; posición que lo acercó políticamente a Lula, quién luego lo nombró como su candidato a vicepresidente para la actual aventura electoral.

El gran cambio de las últimas horas, es que además de esta posición; se convirtió en el referente económico de Lula, y la persona en la que el próximo presidente brasileño entregó la gestión de los grandes trazos de la futura política económica, financiera y monetaria. El problema en Buenos Aires es que, al menos para el oficialismo, es todo lo contrario a la esperanza blanca de tener en Lula un referente del retorno de las ideas bolivarianas. Más bien, todo lo contrario.

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