Por qué el sistema de salud privado puede colapsar
Con la variante Delta como amenaza, el sistema de salud privado se encuentra ante una crisis sin precedentes. El aumento de los costos supera a los ingresos. Sólo en el conurbano bonaerense, desde el inicio de la pandemia, cerraron 13 clínicas. La situación se extiende a todo el país
En medio de la pandemia, el sistema de salud privado se encuentra al borde de una crisis sin precedentes.
La situación económica del país y las decisiones políticas del Gobierno Nacional, con cuotas reguladas de las prepagas que corren detrás de los aumentos de los costos, ponen en rojo la situación financiera de numerosas instituciones.
Ya hay algunas que quedaron en el camino. Según la cámara de prestadores de salud del conurbano bonaerense (CAPRESCO), sólo en los distritos que rodean a la Capital Federal, se produjo el cierre de 13 clínicas, desde que se dispuso la cuarentena, en marzo del 2020.
Los casos se multiplican en el resto del país.
El otro lado de esta realidad es el derrumbe de las condiciones sanitarias de las instituciones que siguen prestando servicios, ya que los pacientes que se atendían en los sanatorios que dejaron de funcionar, deben concurrir a otros establecimientos médicos, lo que provoca una saturación en la atención.
Conseguir un turno hoy para tratamientos o estudios de rutina, no es sencillo y los pacientes deben asumir tiempos de espera que pueden llegar a meses.
El cuadro de situación se agrava debido a que los prestadores de todo el país garantizaron una actualización salarial de 45% en cuatro tramos a los trabajadores de Sanidad pero no están recibiendo los ajustes previstos de sus servicios por parte de las obras sociales y prepagas. Estas, a su vez, plantean que sus ingresos no cubren los gastos, por lo que están viviendo un difícil momento económico.
Las empresas del sector aseguran que el incumplimiento de los establecido por el Ministerio de Salud de la Nación, pone en riesgo la viabilidad económica del sistema privado.
“El problema viene desde hace años, pero hoy se encuentra en estado crítico. En el convenio se firmó que, tanto las prepagas como la seguridad social, se comprometieron a realizar cuatro pagos de 9%, en agosto, septiembre, octubre y enero del año próximo, pero no están cumpliendo. Nos estamos fundiendo con plena ocupación y mucho trabajo” dijo a MDZ, Guillermo Barreiro, vicepresidente de CAPRESCO
Desde la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME) mostraron su preocupación debido a que “aún vigente la Resolución 2125 en materia de recomposición obligatoria de aranceles, un gran número de prestadores ambulatorios de todo el país no están recibiendo por parte de los financiadores los aumentos explicitados en la normativa.”
La entidad señala que los prestadores de salud ya abonaron el primer tramo del incremento salarial (15%) acordado, por lo que consideran imperiosa la necesidad de concretar los aumentos de aranceles por parte de las obras sociales nacionales y las empresas de medicina prepaga.
“Según un relevamiento nacional efectuado por la Cámara, solo un 27,3% de los prestadores ambulatorios – mayoritariamente pymes – recibieron los aumentos pactados en sus aranceles por parte de las obras sociales nacionales, y solo un 37,2% fueron los que recibieron una respuesta positiva en ese sentido de las empresas de medicina prepaga” manifestó Guillermo Gómez Galizia, Presidente de CADIME.
La lista de instituciones privadas, que atendían a la seguridad social, y cerraron durante la pandemia es larga:
Clínica Sagrado Corazón (Hurlingham), Sanatorio Mariano Pelliza (Munro), Centro de Salud Norte (Villa Adelina), Clínica Privada San Andrés (Caseros), Clínica Nueva Comahue (Temperley), Clínica San Carlos (Escobar), Clínica Brandsen (Quilmes), Sanatorio Plaza (Escobar), Clínica Los Almendros (Pilar), entre otras.
“Claramente, esta es una preocupación que tiene todo el sector prestador, porque los financiadores no están respondiendo con las autorizaciones de aumentos, ratificadas por resolución de la Superintendencia de Servicios de Salud.
Es necesario que se trasladen los aumentos de aranceles correspondientes. De la misma manera que los prestadores debemos pagar los aumentos salariales de convenio, los financiadores deben cumplir las normativas con el financiamiento”, señaló a MDZ, Marcelo Kaufman, presidente de CEDIM e integrante de la Federación Argentina de Prestadores de Salud (FAPS).
Cada clínica o sanatorio que se cierra representa un mínimo de 8 camas de terapia intensiva y 60 de piso que se pierden en momentos en los que la pandemia exige un sistema de salud fuerte.