País difícil

El ejemplo que muestra cómo el Estado impide a privados crear empleo

El rubro gastronómico no consigue personal básico por los bajos sueldos que se pagan que, en muchos casos, compiten con los planes sociales. Esto se debe a que están asfixiados con impuestos. El Estado los necesita para sostener esa asistencia. La Argentina encerrada en un círculo vicioso.

Horacio Alonso
Horacio Alonso miércoles, 13 de octubre de 2021 · 08:30 hs
El ejemplo que muestra cómo el Estado impide a privados crear empleo
Foto: Archivo MDZ

En los últimos días, desde el sector gastronómico se advierte por un fenómeno inesperado: las dificultadas de conseguir personal. La reapertura de las actividad y la reactivación económica, tras meses sin actividad por la cuarentena, está mostrando los problemas de dueños de bares y restaurantes para incorporar mozos, personal de cocina y de limpieza.

Explican que, después del ajuste por el cierre obligado de sus locales, muchos de los trabajadores se reubicaron en otras actividades o en emprendimientos propios. También juega un factor importante los niveles de ingresos que se manejan. Desde el gremio que agrupa a los trabajadores de turismo, hoteles y gastronomía (Uthagra) estiman que el salario promedio ronda los $54.000.

Según avisos que solicitan empleados, para los puestos más bajos, los sueldos que se ofrecen están por debajo de los $25.000, con más de 8 horas de trabajo.

Los empresarios reconocen que no pueden pagar mejores salarios debido a que la rentabilidad es muy baja. Uno de los elementos que reduce las ganancias en este rubro es, como la mayoría de los sectores, la alta presión impositiva. 

En este caso, la cadena de tributos que deben afrontar por tener un negocio de este tipo es interminable. A esto se suma que por el sueldo que cobra cada trabajador en blanco, las empresas deben destinar un porcentaje muy alto en función de las cargas patronales.

Algunos propietarios de locales gastronómicos reconocen que uno de los problemas para conseguir personal que cobran los salarios más bajos es la “competencia” que tienen con los planes sociales. 

“Lo que se puede pagar a alguien que entra en las posiciones más bajas no es atractivo para alguien que está recibiendo alguna ayuda estatal. Si está en pareja y la otra persona también cobra un plan, juntan un dinero que no los incentiva a aceptar un trabajo que, además de esforzado, les demandará muchas horas. Eligen quedarse en casa”, explicó a MDZ un empresario gastronómico.
En el sector señalan que si no fuera por la presión fiscal que soportan, podrían ofrecer ingresos más altos.

Esta situación plantea la paradoja de que el Estado, por un lado, se queda en exceso con los ingresos de las empresas del sector. Después, a través de los planes sociales, ese dinero que recauda va atender a millones de personas desocupadas que, por recibir esa ayuda estatal, no está motivada a buscar un empleo porque los salarios son bajos ya que los empleadores no pueden pagar más debido a que gran parte de la recaudación se la lleva el fisco. Un círculo vicioso que hace que el Estado desaliente la creación de empleo privado genuino y mejor remunerado porque necesita recaudar, cada vez más, para poder seguir sosteniendo a gente que no trabaja.

Una situación insólita que sólo se explica en el contexto argentino y que, en estas condiciones, parece no tener una fácil salida.
“Es muy difícil pagar todos los impuestos, que son muchísimos, tener que manejarse con márgenes ajustados porque hay mucha competencia y pagar salarios más altos. Nos tenemos que manejar con estas reglas” señaló otro empresario del sector.

De esta manera, el Estado fomenta un asistencialismo que crece, a costa de el sector privado que no puede crear mejores empleos por la asfixia fiscal. 

En las economías que funcionan adecuadamente, es el sector privado en el encargado de generar empleo y el Estado se ocupa de una parte menor de la población que, por distintos motivos, no puede aplicar por un empleo formal. La ayuda estatal es la excepción y no la regla. Se buscan mecanismo para alentar el trabajo y desalentar los subsidios. En la Argentina, es al revés.
Es cierto que otros países están enfrentando un problema similar. Las ayudas estatales, como consecuencia de la pandemia, hace que la gente no busque trabajo. Un ejemplo es lo que pasa en Estados Unidos. También hay casos en Europa. El tema es que esta situación es excepcional y no tienen arrastre de años de una política de subsidios en alza.

También es necesario tener en cuenta que son economías fuertes y no con un déficit inmanejable como el caso argentino.
El caso del sector gastronómico es un ejemplo del mal funcionamiento de la economía, pero se repite en otros rubros lo que hace inviable pensar en un crecimiento del país con estas reglas de juego.

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