Opinión

Rossi, Gattoni y Merolla: el partido en el que todos pierden

En cada verano hay futbolistas que finalizan contrato en seis meses y pueden marcharse de sus clubes en condición de libre. Todos los años se repiten las batallas mediáticas, las negociaciones eternas y las decisiones drásticas. Y, al final del día, nadie gana.

Santiago Sandri
Santiago Sandri sábado, 4 de febrero de 2023 · 08:00 hs
Rossi, Gattoni y Merolla: el partido en el que todos pierden
Gattoni, Rossi y Merolla. Tres casos de los varios que ponen a clubes y jugadores entre la espada y la pared.

Todos los mercados de pases del fútbol argentino repiten los mismos ingredientes. Está la "novela del verano", una larga saga de charlas, llamados, ofertas ineficaces y versiones cruzadas protagonizada por algún club grande o incluso dos. Luego aparece la bomba rutilante que llega a romper todo, como también hay equipos que cambian casi todo un plantel por otro. Más allá de estos factores, hay una situación cada vez más regular y que no discrimina entre gigantes, medianos y chicos: el jugador al que le quedan seis meses de contrato y puede marcharse libre.

Hace un mes era Agustín Rossi en Boca y ahora son Federico Gattoni y Lucas Merolla en San Lorenzo y Huracán, respectivamente. Tres figuras, incluso capitanes, que llegaron a una situación límite con las dirigencias de sus clubes: sus contratos vencen en seis meses, las renovaciones no llegan y pueden marcharse libres a mitad de año sin dejar rédito económico a las instituciones a las que pertenecen hoy, pero mañana ya no. ¿Acaso es esa una responsabilidad de los Rossi, Gattoni y Merolla? ¿O ineficacia de Boca, San Lorenzo y Huracán por no llegar a un acuerdo antes y evitar las tensiones del alumno que deja todo para el final?

Rossi, Gattoni y Merolla, los últimos casos de una batalla sin solución aparente.

Hay muchas posturas encontradas en estos casos. Están los hinchas, los cuales muchos tratan como traidores a los futbolistas que se van con la libertad de acción. Los dirigentes, que amenazan a, por si no quedó claro, figuras y capitanes con apartarlos del equipo en caso de renovar. Jugadores que dicen que se quieren quedar y después no firman los contratos que cumplen hasta el más mínimo pedido. Como en todas las batallas, este tire y afloje deja ganadores y perdedores. Y, en estos casos, todos pierden.

Pierden los Agustín Rossi, que eran ovacionados por toda la hinchada y se marchan por la puerta de atrás siendo esclavos de sus propias palabras: "Si es por mí, me quedo toda la vida en Boca", dijo el arquero en las celebraciones por el último Torneo de la Liga obtenido en una Bombonera que coreaba su nombre. Merecido tenía semejante reconocimiento de los fanáticos, esos que ahora se ilusionan con las atajadas de Chiquito Romero e hicieron tendencia cualquier tipo de insulto cuando el Flamengo anunció el pre-contrato con el guardameta de 26 años.

Otros perdedores son los técnicos. En el inicio de la semana, Rubén Darío Insúa estuvo en ESPN y aseguró que Gattoni era una parte fundamental del San Lorenzo 2023: "¿Vos contás con él? ¿Es tu capitán?", le preguntaron en Equipo F y el Gallego respondió que sí en ambas ocasiones. "Gattoni no juega el fin de semana", expresó tajantemente Matías Caruzzo dos días más tarde. Ahora, el DT del Ciclón, un equipo en levantada pero que tampoco tira dulce de leche al techo, se quedará sin una de sus figuras.

Lo mismo pasada en la vereda de enfrente. Unas horas después de que Dabove anunciara que Merolla el lunes sería, ante Banfield, "titular y capitán" de Huracán, el presidente le comunicó al jugador que no será tenido en cuenta hasta que firme el nuevo contrato. Una represalia que llegó el viernes cuando el defensor, 20 minutos antes de una reunión estipulada en la sede del club, avisó que no se presentaría a negociar sobre la renovación. Mientras tanto, Boca espera agazapado.

Por supuesto, los clubes son otros derrotados en esta guerra sin solución aparente. Más allá de que el jugador pase seis meses sin jugar o un técnico no pueda utilizar a su capitán, las instituciones ven como posibles ventas en millones de dólares desaparecen el aire por arte de magia o, por qué no, cierta ineficiencia de sus dirigentes. 

Estoy dispuesto a perderlo en junio que a malvenderlo a hora. Me jodería que Lucas se vaya libre y firme en Boca - David Garzón, presidente de Huracán en Radio La Red

Qué decir de estos últimos. Algunos acusan de que la renovación de un jugador X va a provocar la quiebra del club. Otros se ven cegados por su orgullo y prefieren perder a su figura gratis antes de venderlo, aunque sea a precio de liquidación, a un equipo Y. Ni hablar de los que deciden colgar a un futbolista como si tuvieran la posibilidad y el poder de traer a un reemplazo que esté a la altura.

Los dirigentes intentarán demonizar a los futbolistas en los medios y decir que son rehenes de estas "nuevas" modalidades de los mercados de pases. Los hinchas seguirán alentando, harán como que no pasó nada y ovacionarán a otro hasta que se repita el ciclo del héroe que vive lo suficiente como para terminar siendo villano. Los futbolistas publicarán largas disculpas en sus redes sociales, dirán que sienten aprecio por el club al que pertenecieron y mirarán deseosos el calendario de que junio llegue cuanto antes. Mientras tanto, todos pierden.

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