Cambio de hábitos

La "pandemia silenciosa" sobre la que advierte un experto del deporte

La sarcopenia es una enfermedad que en edades avanzadas presenta una larga lista de patologías asociadas y que, inclusive, es motivo de dependencia como consecuencia de la debilidad que genera en el organismo. Un entrenador y experto en deportes destaca la necesidad de modificar hábitos.

Zulema Usach
Zulema Usach martes, 27 de septiembre de 2022 · 20:45 hs
La "pandemia silenciosa" sobre la que advierte un experto del deporte
Realizar una actividad física todos los días reduce los riesgos de padecer sarcopenia en la vejez Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Pese a ser una enfermedad prevenible, la sarcopenia es considerada por los especialistas, como una "pandemia silenciosa" que afecta de manera grave y directa a la calidad de vida de millones de personas en el mundo. Argentina y Mendoza en particular, no son ajenas a esta tendencia que mediante la concientización desde diversos espacios, se busca modificar a través del fomento de hábitos saludables de vida, en los que no puede (ni debe) faltar la actividad física y el entrenamiento muscular de manera sostenida a través de los años.

Tal como define a esta enfermedad la Organización Mundial de la Salud, la sarcopenia (sarco: músculo, penia: pérdida)  se desarrolla en el organismo de manera progresiva y generalizada. Afecta al sistema esquelético como consecuencia de la pérdida masa muscular y con ello, la fuerza y el rendimiento físico. Su impacto en la población a nivel global está asociado a patologías que son la causa y muchas veces se generan como la consecuencia de un círculo vicioso en el que la salud queda en un plano olvidado. Así, el sedentarismo, la mala higiene del sueño y la nutrición inadecuada (la mitad de la población argentina tiene sobre peso y obesidad) se configuran como los factores asociados a los hábitos nocivos que a lo largo del tiempo generarán patologías  de gravedad, acortando inclusive, la expectativa de vida.

Federico Fader es asesor de deportistas y entrenador con amplia trayectoria y uno de los fundadores de la plataforma Endurance Tool, una aplicación para atletas que ya cuenta con al menos 20 mil usuarios en 22 países. En función de su experiencia, el experto mendocino, licenciado en Alto Rendimiento Deportivo y docente a cargo de la maestría en Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad Finis Terrae, de Santiago de Chile. hace hincapié en la importancia de la actividad física como un hábito que a través de los años. marcará la diferencia entre un organismo saludable y uno enfermo. Situación que al llegar a los 60 años, también impactará en la calidad de vida de las personas y del entorno en general.

"El entrenamiento en el rango de edad que va de los 25 a los 45 años, debe efectuarse de manera sostenida en el tiempo, con rutinas que incluyan el entrenamiento muscular que se debe combinar al aeróbico", explica Fader.

El deporte de alto impacto es fundamental para mantener los músculos sanos.

La "pandemia silenciosa"

De acuerdo al especialista, la sarcopenia se ha transformado a nivel mundial en una "pandemia silenciosa" que afecta a la gran mayoría de la población adulta en edades avanzadas. "Entre los 30 y los 40 años se da una etapa de transición en la que es muy importante conservar la cantidad y la cantidad del tejido muscular", comenta Fader y detalla que para ello el organismo requiere de un trabajo muscular que no solo se logra caminando o realizando una actividad aeróbica.

Se trata más bien, de acciones complementarias que realizadas de manera alternada o combinada, posibilitarán vigorizar el organismo y evitar así enfermedades crónicas no transmisibles, como osteoporosis, diabetes y pérdida de la funcionalidad. Entre las consecuencias de la fragilidad que se hace evidente a medida que avanza la sarcopenia, figuran además, cambios de tipo bioquímico y metabólico, factibles de incrementar el riesgo de enfermedades más complejas. La discapacidad, la dependencia respecto de terceras personas como así también la necesidad de institucionalización en hogares, son consecuencias aparejadas a la sarcopenia, advierte Fader. 

Proceso que se puede revertir

De acuerdo a un informe presentado por la Fundación Española de Reumatología, a partir de los 30 años el sistema muscular esquelético comienza a perder masa y fuerza. Ese proceso se acentúa más tarde, a partir de los 65–70 años. En este sentido, se estima que a partir de los 50 años la masa muscular disminuye entre un 1–2% anualmente y la fuerza muscular lo hace entre un 1,5–3% a partir de los 60 años. En los varones el proceso es más progresivo, mientras que las mujeres presentan un brusco descenso coincidiendo con la menopausia. 

La actividad aeróbica debe ser combinada con ejercicios de musculación.

 Desde un abordaje sistémico el entrenador, destaca la importancia de lograr que la actividad física sea un hábito a través del tiempo. Para ello, aclara, no es necesario pasar largas horas en un gimnasio, sino que apunta a motiva a la población a realizar rutinas que pueden ser cortas y repetidas dos o tres veces al día. "Mendoza cuenta con espacios al aire libre en los que la actividad física se puede realizar de manera integral; las ciclovías y parques como el General San Martín, son espacios ideales para realizar rutinas en las que también pueden incluirse ejercicios de musculación, siempre con el adecuado seguimiento y asesoramiento profesional", recomienda el especialista.

Lapsos cortos pero sostenidos: la recomendación clave

¿Cada cuánto y con qué intensidad debe realizarse esa actividad que se elija? El entrevistado considera que es fundamental que a lo largo de una semana, una persona de entre 30 o 40 años, con un adecuado estado de salud (cotejado por análisis clínicos anuales) deber realizar actividad física al menos cinco días, en lapsos que pueden ser inclusive, de quince minutos por cada vez.

"Pueden ser sesiones cortas. lo importante es por ejemplo, no dejar pasar tres días entre una y otra vez que se realiza el entrenamiento", aconseja Fader y aclara que todas las rutinas pueden ser adaptadas a las exigencias cotidianas de cada persona, sus horarios y posibilidades. El entorno como así también la calidad del sueño y de la alimentación, son factores clave a la hora de lograr mejores resultados a la hora de hacer posible el objetivo de que la actividad física sea un hábito real y sostenible en el tiempo. "Los grupos de pertenencia también tienen un impacto clave en la adquisición y puesta en marcha de este hábito de manera diaria", aclara el especialista que desde su enfoque sistémico quiere transmitir un mensaje de concientización. 

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