Día del Veterano

La cómica historia que recuerda un veterano de Malvinas a 40 años de la guerra

MDZ entrevistó a Ramón Alberto Varela, ex combatiente y capitán de infantería durante las Guerra de Malvinas, en el Cenotafio a los Caídos en Malvinas en Pilar.

Nicolás Hornos
Nicolás Hornos sábado, 2 de abril de 2022 · 09:41 hs
La cómica historia que recuerda un veterano de Malvinas a 40 años de la guerra
Foto: IG: @historia_militar_argentina

El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas. Comenzaba el conflicto armado contra Inglaterra, país que ocupó las islas en 1833. La guerra de Malvinas terminó el 14 de junio de 1982 dejando un saldo de 649 soldados argentinos, 255 británicos y 3 isleños muertos.

Para conmemorar este Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, MDZ fue al Cenotafio a los Caídos en Malvinas en Pilar, provincia de Buenos Aires, para dialogar con un veterano de la Guerra de Malvinas que recordó aquella época a 40 años del conflicto.

Ramón Alberto Varela es catamarqueño y participó en el año 1982 en el conflicto armado con el Reino Unido . Con 31 años llegó a las Islas Malvinas y se desempeñó como capitán de Infantería.

-¿Cómo recuerda esa época?

-Bastante bien. Lo único que podría decir es que el hecho en sí mismo fue inesperado para nosotros, como lo fue para todos.

-¿Cómo recibió la noticia de que tenía que ir a Malvinas? 

-Lo recuerdo muy bien. Nosotros estábamos haciendo la instrucción del primer período a los nuevos soldados que se incorporaron en 1982. Comenzaba la Semana Santa, nos enteramos el 2 de abril de la recuperación de Malvinas y nos dieron la licencia de Semana Santa independientemente de lo que ocurriera con las Malvinas porque el regimiento en el que yo estaba -que era el regimiento 3 de infantería General Belgrano- constituía la reserva estratégica militar y era de pensarse que fuera de los últimos en ser llamados en caso de un conflicto armado. Tan es así que cuando llegué a mi casa en uso de la licencia de semana santa, atrás mío llegó un soldado del regimiento diciéndome que me tenía que presentar de nuevo en el cuartel por las Malvinas. Pensé que era una broma cuartelera, algo bastante común. Pero llamé por teléfono y me lo confirmaron. De esa manera me enteré de la Operación Rosario, de la recuperación de Malvinas y de que iba a participar de la misma.

Traslado de soldados en un Hércules

-¿Cuál fue su cargo en la Guerra de Malvinas?

-En aquel tiempo era capitán de Infantería. También era jefe de una compañía -la única de infantería motorizada porque el regimiento era mecanizado- que era la de infantería C Ituzaingó que ya no existe porque el regimiento se redujo. Con esa compañía y junto con el regimiento concurrí a Malvinas. Si mal no recuerdo llegamos entre el 7 y 9 de abril. A los pocos días de llegar, mi compañía fue agregada al batallón 5 de infantería de marina porque ellos tenían un sector al cual defender que era excesivamente grande para la cantidad de efectivos que tenía el batallón de la infantería de marina. Así que me despedí de mi regimiento y me incorporé al batallón 5 con el que estuve hasta el 14 de junio.

-¿Cambió mucho su vida antes y después de Malvinas?

-Con respecto a las cuestiones personales, Malvinas no modificó mucho lo que sería mi vida. Con respecto a lo profesional, al ejército y a lo que se vivía en aquella época, sí. Yo diría que se modificó radicalmente. De hecho después se sucedieron los problemas que todo el mundo conoce, aunque sea superficialmente. En general pocos conocen el fondo de la cuestión y está todo tergiversado pero después de Malvinas fueron tiempos muy tristes. 

-¿Volvió a las Islas Malvinas después?

-No. Ni quiero volver. 

Cenotafio a los caídos en Malvinas en Pilar, Buenos Aires

-¿Necesitó hacer algún tratamiento o terapia después de la guerra?

-Yo consideraba que no. Pero mi jefe de Malvinas consideró que sí. Inicié tratamientos de apoyo psicológico y psiquiátrico. Ahora pasaron 40 años y debo decir que todos deberíamos haber sido apoyados.

-¿Cómo va a conmemorar este 2 de abril?

-Yo lo voy a conmemorar particularmente yendo a San Andrés de Giles donde nos reunimos espontáneamente la mayoría de los veteranos que tenemos un sentimiento especial. Sobre todo hacia el camarada, no hay política, no hay historia, no hay nada. Es nada más que volver a vernos entre los que vamos quedando. Porque, dicho sea de paso, los veteranos se mueren todos los días.

La historia de Malvinas que se convirtió en una cómica anécdota

A la hora de compartir algún recuerdo, Ramón Alberto Varela se pone serio. "Los días que pasamos en Malvinas se diferenciaron mucho entre nuestra llegada y el posterior arribo de las fuerzas inglesas donde el contacto y las cuestiones del conflicto propiamente dichas se empezaron a manifestar. Después, el último período fue el de la lucha más intensa y ambos bandos perdieron mucho", dice. Y enseguida acota, "De eso no quisiera hablar pero les voy a contar una anécdota graciosa".

Cambia entonces el tono de la charla. "Estábamos a fines de mayo y las tropas inglesas hacían exploración en las zonas que nosotros defendíamos. Entonces mandábamos a la noche siempre patrullas para que si podían se fijasen qué era lo que hacían los ingleses, dónde estaban y cómo se aproximaban. Esas patrullas a veces tenían contacto con los ingleses y sufrían las consecuencias de lo mismo. Para estimular el hecho de tener que ir a la noche sin saber si se volvía, yo tenía en ese entonces un soldado que recuerdo, Marcelo Garat, que hablaba muy bien inglés. Entonces con unas ropas que nos conseguimos y unos dólares que accidentalmente yo llevé, lo mandé un día y otros más a Garat al pueblo a comprar chocolate, unas petacas de whisky y cosas para darle a los soldados que iban al frente a la noche como para que tuviesen un estímulo", recuerda.  

Y retoma el relato: "Uno de esos días a la tarde, cuando ya tendría que haber estado de vuelta Marcelo Garat, no aparece. Me parecía raro porque los días previos no había habido problema. Si bien es cierto que estaba prohibido que nosotros comprásemos en los comercios de Puerto Argentino, también es cierto que él estaba perfectamente caracterizado como un kelper (malvinense) y además tenía la orden mía de no hablar en español. Le hablase quien le hablase él era un kelper. Ya cuando estaba anocheciendo y al ver que no venía llamé por la radio a un camarada mío en Puerto Argentino de la policía militar y le pregunté si tenía noticias de un soldado mío que había mandado para hacer un trámite sin especificar mucho".

"Me dijo que no y que estaban muy ocupados porque parecía que habían capturado un comando del SAS (servicio aéreo especial británico), a lo que le pregunto si estaba seguro de eso y me responde que era un comando hecho y derecho porque hablaba inglés, no hablaba nada de español y andaba con un bolso con provisiones. Ahí dije, es Marcelo. Cuestión que tuve que ir caminando los 10 kilómetros hasta la policía militar en Puerto Argentino, pedir hablar con los jefes para que me dejaran ver al prisionero y la sorpresa de todos fue cuando le dije al prisionero: ‘Marcelo deciles quién sos porque ya está, nos descubrieron'", concluye. 

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