En perspectiva

La crisis de la semana: la obsesión con el presente

Las renuncias de los funcionarios que en realidad eran broma son el árbol que tapa el bosque: irrelevantes y anecdóticas. Lo importante está más allá de noviembre.

Augusto Salvatto jueves, 16 de septiembre de 2021 · 21:44 hs
La crisis de la semana: la obsesión con el presente
Foto: Casa Rosada.

¿Qué pasó ahora lpm?... Todos somos el meme de Alberto con ojeras y las chapas voladas. Argentina es ese meme. El país de una crisis por década que describió Lucio V. Mansilla y que ilustraba bien nuestro siglo XX, se transformó en el de una crisis por semana.

La obsesión con el presente

La sociedad argentina está obsesionada con el presente inmediato. Lo que pasó hace veinte minutos es tan irrelevante como lo que va a ocurrir el mes que viene.

Esta tendencia no solo nos lleva a ser impredecibles, inestables y cortoplacistas, sino que además nos ofrece análisis políticos pobres y, generalmente, errados. Y eso pasa porque somos observadores profesionales del árbol, pero rara vez nos concentramos en el bosque. Argentina es esa colonia de hormigas tan enloquecida como desconectada de lo que pasa en el resto del mundo.

En ese contexto, las renuncias de funcionarios son el árbol que tapa el bosque. La granada de humo que actúa como cobertura. Las hormigas corriendo. Francamente, irrelevante. Y, además, seamos honestos: la semana que viene nos olvidamos. Por eso, esta no es otra columna para intentar deducir qué pensaba Frederic en la ventana de la Rosada, si Cristina le dio el puñito a Tolosa Paz de compromiso, si Aníbal Fernández va a ser Jefe de Gabinete o solo pasó al baño de la casa de gobierno porque no llegaba.

Por dos motivos: uno teórico y subjetivo (carece de importancia), y otro práctico y objetivo (hay un mercado saturado).

Vamos a lo importante: Lo que pasó y lo que se viene. 

En primer lugar, agreguemos un poco de contexto a esta ensalada: Argentina lleva más de diez años con estancamiento económico, y en los últimos cuatro viene cayendo sostenidamente el salario real. Tampoco hay un rumbo claro, ni un plan, ni un modelo de país hacia el que apuntemos. Normalizamos no poder comprar divisas y el desdoblamiento del mercado. Lo atamo' con alambre y vamos viendo.

La sociedad viene acumulando entonces dos fracasos y medio. El fracaso del modelo kirchnerista, el fracaso económico de Cambiemos, y el fracaso del albertismo por nacer. Por eso, los resultados de las PASO muestran castigo al oficialismo y advertencias a la oposición, premiando a figuras sin aparato con una performance sorpresivamente buena.

Entonces, ¿qué va a pasar? Nadie lo sabe. Pero en principio, concentrarnos en las elecciones de noviembre sería una pérdida de tiempo. El oficialismo perdió y difícilmente pueda revertirlo. Ni IFE 4, ni 5, ni cuarenta y siete, ni crédito para monotributistas, ni bolsones de comida ni la luz a cuatro pesos, ni que asuma la Virgen María de Ministra del Interior. “Darle a la maquinita” o cambiar figuritas para evitar una derrota irremontable no va a cambiar nada, y solo va a hipotecar el futuro inmediato de los argentinos.

Con un contexto internacional súper favorable para Argentina, la radicalización del kirchnerismo sería un absurdo tiro en el pie, no solo del oficialismo, sino para todo el país. Si miramos el mundo, plata e inversiones sobran. Sólo que buscan algo que en este momento no podemos dar: certidumbre y reglas del juego claras.

Para no chocar la calesita basta con levantar a cabeza del hormiguero. ¿Podrán?

 

 

*Augusto Salvatto es politólogo y director de Consultora Panorama

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