Comunicado

Dura crítica de empresarios contra el Gobierno provincial y nacional

Desde la Unión Comercial e Industrial de Mendoza insistieron en que el Estado mendocino y el Estado nacional no apoyan a las Pymes. En la semana, un dirigente peronista había manifestado que UCIM no le pasaba factura al Gobierno de Mendoza.

Redacción MDZ Online lunes, 11 de julio de 2022 · 07:06 hs
Dura crítica de empresarios contra el Gobierno provincial y nacional
Foto: Gentileza

Empresarios mendocinos de la UCIM manifestaron en un comunicado que notan que el Gobierno nacional se caracteriza por ser anti-empresario y que tanto la provincia como los municipios solo "buscan recaudar sin comprender al sector privado". Daniel Ariosto, titular de la Unión, fue criticado en la semana por Jorge Tanús cuando el peronista dijo que el empresario "solo criticaba a Nación" sin mirar a Mendoza.

En el extenso comunicado, Ariosto indicó este domingo también que "la inflación, los cepos, la falta de referencia de precios, el dólar que no para de subir, falta de gasoil, desesperación e incertidumbre son los temas de estos días" y sostuvo que "los políticos no lo entienden".

La carta completa

Los empresarios somos ciudadanos de a pie que vamos al supermercado, necesitamos electrodomésticos, ropa, calzados. Cómo todo el mundo.

Es por eso que cómo todos los argentinos estamos azorados por el caos y abandono de toda conducción que se profundizó esta semana que pasó. Y sufrimos como todos también, la desesperanza que significa vivir en un país librado a su suerte o lo que es peor, arruinado por políticas ineficaces y complican aún más la situación en la que nos encontramos.

Pero los empresarios medianos y pequeños, tenemos sobre nuestras espaldas, además, el compromiso y la responsabilidad de mantener nuestras empresas que intentan fabricar cosas, luchan por brindar servicio o comerciar y sobre todo, juntar peso sobre peso para pagar a nuestros empleados y sus aportes. Mes a mes. 

Todo esto a pesar de un Estado Central que se caracteriza por ser anti empresario y estados provinciales y municipales que buscan recaudar, sin comprender que el sector privado no recuperó lo que perdió en la pandemia. Tras un año y medio paralizados, muchos empresarios mal vendieron activos y tomaron créditos importantes para sostener a sus empleados y negocios y ahora, sin haberse recuperado, debido a la crisis económica, tienen que pagarlos. Entonces enfrentamos que, más allá de los pocos descuentos que hayan efectuado, tanto el Gobierno provincial como el nacional, nuestras autoridades no evalúan apoyar a las pymes.

¿No pueden imitar el comportamiento pro empresa y pro trabajador que han tenido países vecinos, dando un régimen de facilidades en, por ejemplo, Impuesto Inmobiliario, tasas de Servicios y de Comercio, exceptuando del pago al 50% del IVA, sellos, cómo hizo Uruguay, por ejemplo? Eso es voluntad política, muy diferente a lo que vivimos en Argentina.

Inflación, cepos, falta de referencia de precios, el dólar que no para de subir, falta de gasoil, desesperación e incertidumbre son los temas de estos días. Las autoridades no lo entienden. Desde su “zona de confort“-con honrosas excepciones - , ordenan que tributemos sin generar condiciones adecuadas para el normal desarrollo de la actividad comercial, de servicios e industrial. 

La ciudadanía observa feroces peleas internas y especulaciones sobre cargos a futuro y cómo las pymes van perdiendo negocios y muchas deben cerrar o pasar a la informalidad sin remedio.

Ya no podemos hablar de ninguna manera de generar riqueza. Subsistir es la consigna. Lo que nuestras autoridades nacionales tienen que hacer, según lo plantea Mario Grinman, presidente de la CACyS es alinearse "dentro del Gobierno y hacer las cosas que hay que hacer: achicar la brecha, subir las tasas de interés, bajar el gasto público, restringir la emisión monetaria”. Medidas que comenzarán a sanear nuestra economía y que, por lo visto, la nueva ministra de economía no estaría tomando.

Un claro ejemplo: la Industria de la construcción fue claro ejemplo del impacto del precio del dólar, en una de las actividades económicas más importantes de Argentina, que se agravó durante esta semana y estuvo prácticamente paralizada. La venta de productos y materiales se detuvo casi completamente por falta de precios de referencia. El hierro, cuyo valor está dado por el dólar, fue el mejor representante de esta situación: no hay stock porque no hay precio, los pagos son prácticamente al contado y solo se producen ventas cuando hay precio.

Esto provocó no solo un parate de las obras, sino que trajo como consecuencia la pérdida de empleos y la redeterminación de contratos, debido a la imposibilidad de hacer frente a los plazos acordados.

Si no hay una mínima planificación no puede pensarse en negocios, simplemente. La forma de potenciar esto es apoyando a las pymes, que son el motor de la economía y las mayores generadoras de empleo formal.

El Turismo es otro mal ejemplo de todo esto. Una industria que estuvo totalmente parada por más de un año. No tuvo facturación, prácticamente, salvo en casos de trabajos esenciales o algunos que sirvieron de alojamiento de enfermos. Este sector fue muy castigado, si no el más.

Tanto el Gobierno, nacional como el provincial y el municipal, no ayudaron correctamente. No solo eso, sino que los distintos entes fiscales salen a cobrar, vía legales, deudas de esa época en la que no se facturó un peso. Esto sin mencionar los problemas actuales que enfrenta esta industria que parece floreciente, pero, enfrenta deudas pasadas y problemas actuales que no le permiten despegar, lamentablemente. 

Vamos mal. Es evidente. En nuestras sucesivas notas de opinión hemos dicho que la única salida es el sector privado. El aliento a la empresa es vital, ya que es la única posibilidad de generar riqueza y empleo. Los ejemplos de la construcción y el turismo, dos industrias que generan derrame en la sociedad (empleo y actividades secundarias de las más variadas), son absolutamente inviables en este contexto. La política económica no lo ve y no genera condiciones para su desarrollo.

Es muy difícil encontrar esperanzas en este contexto. Solo queda esperar que se calmen las aguas y que la clase política, de todos los sectores y partidos, entiendan que el empresariado pyme, sobre todo, es el motor para la salida de este colapso y tome las medidas necesarias para su subsistencia y el estímulo de las actividades industriales, comerciales y de servicio. El camino es por ahí.

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