Sin agua... sin ideas

Sin agua... sin ideas

Mendoza atraviesa hace décadas una gran sequía que acelera el fenómeno de la desertificación. Como la tercera fuerza política con representatividad parlamentaria, “los verdes” nos propusimos con el Foro del Agua planificar y diagramar políticas públicas teniendo como eje central cuidar este recurso.

Mario Vadillo

Mario Vadillo

Fueron los propios damnificados por la falta de agua los que expusieron como en sus hogares, sus producciones agrícolas y los ambientes naturales como los humedales de la provincia, la pésima gestión del Departamento General de Irrigación, Aysam y los demás operadores del agua que llevan décadas sin realizar  las inversiones necesarias para mantener la eficiencia del servicio y la adecuación al cambio climático. Los técnicos participantes aportaron las explicaciones y por sobre todo las soluciones que se requieren no solo en el presente, sino también en tiempo futuro.

La exposición de los vecinos del Challao, Dorrego, Vertientes del Pedemonte se centró en lo que significa tener que comprar agua en camiones y sus dificultades que se presentan en el verano, no cómo los barrios privados que tienen agua a libre demanda, hasta para lagos artificiales. Entre las dificultades de esos vecinos está que cada día aumentan los precios del agua y se les está haciendo imposible mantener la vegetación, e incluso su propia subsistencia.

Aysam no puede perder una gota más.

Gran parte del agua que hoy le falta al Dique Potrerillos se debe a la escandalosa pérdida de la red de agua potable de la empresa Aysam.  El estado deficiente de la red de agua y de cloacas de Mendoza de aproximadamente 8 mil kilómetros, de los cuales el 50% está destruido, se traduce en una pérdida diaria del 70% de agua distribuida, 200 litros diarios, es decir, un 40% del total potabilizado se pierde; lo que equivale al consumo diario de 780.000 usuarios.

Mendoza lleva más de una década sufriendo la sequía de nuestros ríos y la misma ha llegado a ser sequía extrema en muchos de ellos. La provincia tiene 12.500 kilómetros de canales de riego distribuidos a lo largo y ancho de todo el territorio, y sólo 1.500 kilómetros de la red están impermeabilizados. Esto tiene consecuencias para la población y el sector vitivinícola, que padece ineficiencias en el sistema de irrigación, con altos costos y caída de la producción.

Irrigación no puede perder una gota más.

El daño ambiental de las pérdidas por filtraciones en los canales e hijuelas sin revestir o con revestimientos deteriorados; las aguas filtradas desde los cauces son, en muchas ocasiones, causa de revenición (saturación y salinización del suelo por elevación del nivel freático) y salinización de los suelos. Hoy, los productores no tienen agua porque se pierde en el camino. Aunque hayan invertido en sistemas de presurización, embalses y tecnología en eficiencia del riego, no llega el agua por DGI y tampoco se habilitan nuevas perforaciones o los costos de la producción dan para pagar la electricidad de un motor. 

Irrigación y el Gobierno de la provincia deben tener como política de estado la impermeabilización de todas las redes de riego en los próximos cinco años,  para evitar que se sigan secando y abandonando los campos y fincas productivas. 

Debemos poner a nuestras universidades, centros de estudios y empresas propias como IMPSA a trabajar en técnicas y desarrollos tecnológicos creando alternativas al tradicional hormigonado y que son más económicas, más ágiles al momento de concretarlas e igual (o más) útiles en lo que se refiere al aprovechamiento y conservación del agua.  Desde arcillas como la Bentonita, membranas de polietileno, entubados especiales, hormigón ciclópeo, asfaltado, como la reutilización de pets y plásticos que llenan nuestros basurales.

No sé puede perder el agua para los humedales.

En la exposición de representantes de Guardianes Humedal Leyes Tulumaya y Fundación Cullunche, se explicó cómo la pérdida total del agua de la Laguna El Viborón es causada por el impacto inmobiliario, la falta de políticas públicas que aseguren un caudal ecológico para mantener los humedales y su biodiversidad.  La rotura del ciclo del agua. Crecen los oasis, las zonas de riego, las demandas de agua, los barrios, y eso hace que el Río Mendoza, desde 2001, cuando se hizo el Dique Potrerillos, no deje llegar nada de agua a los cauces naturales que alimentaban los humedales en la zona norte, en Tunuyán, en El Carrizal: aguas abajo, está todo seco. Lo más grave es la Laguna de Llancanelo, sitio Ramsar, ha disminuido gravemente su superficie y puede llevar a quedar seca; depende solo de las aguas de lluvia, porque el Río Malargüe y el derecho a riego dado es les burlado, dado que se va sustrayendo el agua para riego y para uso industrial. 

En la Legislatura el Partido Verde ha presentado, a través del exsenador Marcelo Romano, un proyecto de ley para asegurar los caudales ecológicos y así proteger los ecosistemas de Mendoza. Esa es la solución que se requiere y se puede lograr, solo con tener eficiencia en la distribución en materia poblacional, agrícola e industrial para que la naturaleza y sus moradores sobrevivan.

En mí carácter de presidente del Partido Verde, advierto que los partidos mayoritarios coinciden en tratar de imponer la mega minería con uso de substancias tóxicas, que en sus gobiernos han mostrado un desinterés en adecuar los sistemas hídricos al cambio climático y la extrema sequía que sufrimos.  Por lo que no basta en ser una tercera fuerza y tener representación legislativa. Las familias mendocinas tienen que tener una opción electoral competitiva y que dispute el poder. Dado que el Partido Verde ha crecido, organizamos foros para escuchar, debatir y encontrar soluciones para implementar en la futura gobernanza de la provincia.  Tenemos los equipos técnicos, los dirigentes y la capacidad para enfrentar el desafío. 

*Mario Vadillo, es diputado provincial de Mendoza mandato cumplido y actual presidente del Partido Verde

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