Opinión

La salud en Buenos Aires: una crisis largamente anunciada

Todo el sistema de salud del país está cuestionado en estos días donde los profesionales alzan su reclamo por mejoras salariales. Sin embargo, en la provincia de Buenos Aires, esta crisis es más aguda, y se viene gestando desde hace años.

José Luis Jacobo
José Luis Jacobo viernes, 18 de noviembre de 2022 · 18:00 hs
La salud en Buenos Aires: una crisis largamente anunciada

El Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Oscar Alende” está sin servicio de gas hace doce días. La crisis se inició un domingo a las tres de la mañana cuando alguien violentó una puerta y se robó los reguladores, pero la empresa prestadora del servicio decidió mantener el corte debido a la precariedad que presentan las instalaciones. Hace algunos meses, los médicos y personal del mismo nosocomio se vieron obligados a improvisar un quirófano en el área dedicada a la atención de urgencias, porque se habían roto los ascensores, y no había forma de trasladar a los pacientes al área de operaciones.

El hospital público, ubicado en Mar del Plata pero que está al servicio de todos los pacientes de la Región Sanitaria VIII de la Provincia de Buenos Aires, por citar sólo dos ejemplos, ha hecho esperar más de tres años a una paciente para una operación de vesícula, y mantuvo a otro internado durante tres meses a la espera de un cardiodesfibrilador implantable.

Pero, lamentablemente, lo que sucede en Mar del Plata es sólo un ejemplo más de la grave situación que atraviesa todo el sistema de salud en la provincia de Buenos Aires ante la irritante pasividad del gobernador Axel Kicillof y del ministro de Salud, Nicolás Kreplak. En el distrito que ellos comandan, la campaña de refuerzo de la vacunación triple viral apuntada a niños de entre trece meses y cuatro años de edad tuvo que ser prorrogada en más de una oportunidad por los bajos niveles de inmunización alcanzados, algo que debería encender todas las luces de alarma.

Sin embargo, la atención del gobernador parece estar enfocada en otros asuntos que no le importan absolutamente a nadie excepto a él, como la construcción de las denominadas “Casa de la Provincia”, unas construcciones faraónicas que carecen absolutamente de sentido en la presente era de las comunicaciones, donde se debería estar pensando en cómo agilizar y digitalizar los trámites, en vez de gastar —en el caso de Mar del Plata— casi 280 millones de pesos en un proyecto que no podría estar más alejado ni de las necesidades, ni de los reclamos de la gente.

Mientras los hospitales públicos se caen a pedazos, las escuelas reclaman tener edificios propios para poder funcionar con normalidady los profesionales de la salud ganan miserias, el gobernador Kicillof, ante la absoluta certeza de que no va a conseguir la renovación de su mandato en las elecciones próximas, se embarca en un proyecto cuya única justificación es su propia egolatría: imagina dejar detrás de sí, cual faraón del antiguo Egipto, un conjunto de construcciones en donde quede estampado su nombre, desesperado por dejar algún legado detrás que no sea una triste provincia en ruinas.

Archivado en