Análisis

Juntos por el Cambio hizo las paces: por poco tiempo y con estilos más duros

La herencia de poder en la Ciudad. Patricia Bullrich se endurece y Horacio Rodríguez Larreta sostiene su estilo evitando conflictos. El factor Milei y las pequeñas herencias de los intendentes.

Pedro Paulin
Pedro Paulin viernes, 11 de noviembre de 2022 · 07:12 hs
Juntos por el Cambio hizo las paces: por poco tiempo y con estilos más duros

"Somos muchas personas para hablar de temas muy privados, me sorprende", apuró Mauricio Macri para dejar en claro la molestia que le generó la presencia de algunos integrantes en la cumbre. Así empezó todo. El café que armó el expresidente en el Hotel NH del centro porteño cumplió con su objetivo: los insultos internos, las operaciones, descalificaciones, todo eso va a parar por unas semanas y cada uno se va a dedicar a crecer para ver después quién mide mejor en cada lugar: país, ciudad y provincia, las tres campañas más ambiciosas y costosas que tendrán por delante. Nadie pidió disculpas, la tensión era evidente y a pesar de los chistes futboleros para descomprimir, la ambición que cada uno tiene se respiró en la mesa toda la charla.

Lo único que verdaderamente divide a Juntos por el Cambio es la mirada sobre el consenso, la apertura o el cierre del espacio, es decir, el teorema de las lagunas, donde Patricia Bullrich cree que alcanza con el tamaño de su laguna para ganar el año que viene despotricando contra el populismo y Horacio Rodríguez Larreta que hay que expandir la laguna y evitar confrontar, es sencillamente eso.

Bullrich va a ser cada vez más dura. En sus equipos entienden que la única forma de llegar al poder es explicando con contundencia el desastre heredado de la gestión de Alberto Fernández y apuntar directamente contra Cristina Kirchner como causante de todos los males con una imagen negativa que orilla el 80%. Alberto en privado coincide con esa mirada de Bullrich, cree que la imagen de Cristina es irrecuperable y no hay forma de que pueda reconciliarse con alguna parte de la sociedad, de allí su nutriente político para ser candidato en ocho meses. En Uspallata, donde no se transitan los mejores días, Horacio sigue creyendo que hay una sociedad que está un 25% de un lado, un 25% y una ancha avenida del medio donde habita medio país. 

La provincia de Buenos Aires reedita la situación de halcones y palomas y tensiona. Los llamados halcones como Diego Valenzuela, Javier Iguacel, Joaquín de la Torre o Cristian Ritondo, endurecieron sus discursos y crecieron en conocimiento e intención de voto, lo contrario a Diego Santilli, embajador de las ideas larretistas que en su eterna idea de los consensos y amistades personales con el sindicalismo y parte del kirchnerismo, evita confrontar y no crece entonces.

Hace poco escuchó números propios de una de las varias consultoras que lo miden, se dio vuelta y miró a su equipo: "Hace ocho meses que camino, no duermo en casa, como cualquier cosa en cualquier lado, hago todo lo que hay que hacer y estamos igual que en enero. Avisen y me vuelvo a Uspallata", dijo el diputado. No son días felices los suyos.  

Bullrich cree que hay que pisar el acelerador, que Axel Kicillof está terminado y que sus halcones podrán gobernar sin problemas, conteniendo a Santilli dentro del Gabinete. Horacio es consciente de que los números de Santilli podrían ser mejores y que su discurso no es el mejor, pero apuesta a su crecimiento cuando se endurezca: "El problema del Colo es que es amigo de Moyano, amigo de Aníbal, nos falta Drácula y estamos todos", se exaspera en Tabac un dirigente de la mesa chica de Santilli antes de ir a verlo a su restaurado departamento al lado del Malba, en la exclusiva avenida Figueroa Alcorta.

Alex Campbell, hombre fuerte del PRO en Buenos Aires teje sin pausa para que Ritondo sea gobernador, incluso con los posibles candidatos a intendente del interior, de hecho este fin de semana irá a visitar a Pinamar, donde se encontrará con Martín Yeza y su posible sucesor, el secretario de Turismo, Juan Ibarguren, presente en la gestión desde el primer día ocho años atrás.

Así entonces, en la Ciudad la interna se replica: pica en punta el enamorado Jorge Macri que dará el sí este fin de semana. Cumple una rara condición, tiene marca personal y corporativa, el PRO lo bendijo, su primo Mauricio, Horacio y hasta Patricia Bullrich lo acompañó a un acto y se sacó una foto que le trajo más migrañas que ninguna. Macri entonces contrató los servicios de su todo terreno y exjefe de Gabinete, César Torres, armador histórico en Buenos Aires ahora en CABA.

La interna con Martín Lousteau había cobrado cierta temperatura semanas atrás cuando el economista habló de los fondos y el financiamiento de la política. "Si quieren hablamos de política, sino hablamos de temas personales, lo que cada uno hizo en su vida amorosa, no es un problema", expresó un hombre de Macri a Emiliano Yacobitti en aquel entonces, dejando en claro que el límite a la hora de ganar una elección no es conocido.

Patricia Bullrich entonces fiel a su estilo repartió pecheras a Waldo Wolff el año pasado, al sindicalista Marcelo Peretta que empezó a caminar la Ciudad y busca posicionarse, Jorge Macri y otros más, la incógnita radica en conocer cuántas pecheras tiene Bullrich debajo de la polera, tal vez ninguna o todas, incluída la de las ideas de Javier Milei. 

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