Opinión

Sin Responsabilidad Fiscal en la Constitución, el PJ puede volver a fundir Mendoza

El ex ministro de Hacienda Martín Kerchner defiende la idea de que el equilibrio fiscal sea parte de la Constitución. Critica al PJ.

Martin Kerchner miércoles, 24 de febrero de 2021 · 11:56 hs
Sin Responsabilidad Fiscal en la Constitución, el PJ puede volver a fundir Mendoza

Por Cdor. Martín Kerchner / Ex Ministro de Hacienda de la Provincia de Mendoza/ Ex Presidente del Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal

Está claro que una Constitución que fue de avanzada hace más de 100 años, debe ser actualizada para consolidar la Mendoza de las próximas décadas. La Carta Magna debe representar nada más y nada menos cómo imaginamos y deseamos a nuestra sociedad para vivir en plenitud de los derechos y obligaciones que hacen a esta altura de la historia del ser humano, sólo como ejemplo, la visión de género, la autonomía municipal, los derechos de cuarta generación como la identidad digital y su protección, o cómo debe existir en nuestra constitución la maravillosa regla del BUEN ADMINISTRADOR, sobre la cual me voy a referir en la presente.

En primer lugar, el tema que he elegido no es al azar, tampoco más importante que los otros, pero en honor a la verdad es el cáliz que toda gestión de gobierno debería beber y defender para así lograr con la sociedad el desarrollo económico y social.

El debate por la necesidad de reforma de la constitución abre la puerta para poner en la mesa los problemas estructurales de la Provincia, pero sobre todo para exponer las posturas y las responsabilidades de las fuerzas políticas. En otras palabras, es hora de absolución de posiciones, en lunfardo básico sería JUGARSE por lo que uno piensa y siente.

En materia fiscal, si alguna lección nos ha dejado el 2020 y la pandemia, es que aun en los momentos más difíciles el PJ, o “Frente de Todos” continuó asfixiando a Mendoza, sólo por tener un Gobernador de otro signo político. Veamos las transferencias por habitante desde comienzo de la gestión de Alberto y Cristina Fernández:

Los datos lo demuestran, la provincia de Mendoza ocupa el último puesto en recursos recibidos en todo concepto por habitante. Aún por debajo de la media histórica, Mendoza vive una situación de discriminación institucional por parte del Gobierno Nacional. Viendo la discriminación social evidenciada por el Vacunatorio VIP, se entiende el modus operandi. Vemos una vacuna de fondos fluyendo a provincias amigas (provincias vip) y discriminando claramente a los mendocinos como ciudadanos de clase inferior en necesidades y expectativas, en una Argentina cada vez más venezolana.

Al fondo de la tabla, los mendocinos sufren el yugo ejemplificador de la dupla Alberto-Cristina, que al igual que con las vacunas ayudan sólo a sus amigos. Si Mendoza recibiese al menos el promedio que reciben las provincias, contaríamos con 9.500 millones más para obras y generación de empleo, eso nos habría permitido, por ejemplo, continuar con el ritmo de obras que supimos recuperar en la gestión de Alfredo Cornejo y que claramente como lo muestra el siguiente grafico se había perdido fruto de las dos últimas gestiones del PJ:

Lo que sucede en el presente tiene sus orígenes en el pasado reciente. Las gestiones peronistas en especial la del gobernador Pérez dejaron fundida a la provincia, aun cuando se encontraban completamente sometidos a los dictados del gobierno nacional kirchnerista o menemista en la década de los 90´.

Subieron impuestos, con la explosión de ingresos brutos como mayor ejemplo, bajaron la inversión pública, engrosaron la planta estatal con más de 30 mil nuevos puestos y realizaron inversiones como el estadio cubierto, fuera de toda prioridad y racionalidad.

Toda esta información surge de un informe del CEM donde habla de la década 2010/2019 y claramente muestra en contraposición dos modelos de gestionar fiscalmente a Mendoza, uno en la primera mitad de la década (2010 a 2015), donde la provincia era administrada por el PJ (Jaque/Pérez) y la segunda mitad, 2016/2019 por Alfredo Cornejo, pero si vemos los números de cierre de unos de los peores años económicos en la historia del mundo, como fue el 2020, la administración del gobernador Suarez continúa con el camino de equilibrio fiscal citado por el CEM en su informe y la reciente publicación de los datos de cierre de ejercicio 2020 por parte del Ministerio de Hacienda de la Provincia que arrojó un Superavit Primario de más de 3.400 millones de pesos.

La irresponsabilidad en el manejo fiscal de la cosa pública genera efectos de largo alcance. El desmanejo no se arregla rápido, y el equilibrio se logra con trabajo sostenido y equipos serios y preparados.

Como oposición al gobierno de Pérez, comenzamos desde la Legislatura un camino de búsqueda de racionalidad. Porque entendemos que ese es el rol de una buena oposición. Acercar propuestas, señalar errores y construir alternativas viables y superadoras, a pesar de ello, esa administración no respondía al diálogo y durante los dos primeros años de la gestión del gobernador Pérez solicitábamos al gobierno una mayor austeridad con los fondos de todos los mendocinos y en su lugar se votaron impuestazos históricos, tanto por su cuantía como por el daño que generaban en el entramado económico social de la provincia. Frente a esto, nos plantamos firmes, pero con propuestas en la mesa para ayudar en corregir el rumbo del barco contra el iceberg. Lamentablemente los oídos sordos del PJ nos llevaron a una provincia que en 2015 no pagaba los sueldos, proveedores, insumos, servicios y hasta se debía los medicamentos más importantes como los oncológicos.

Hoy lamentablemente vemos una oposición sólo enfocada en obstaculizar, esconderse y defender intereses ideológicos de sus patrones del gobierno central, presentando maquillaje político sin propuestas superadoras. El interés de los mendocinos, nuevamente, a la cola.

Cuando por el voto de los mendocinos nos hicimos cargo de la gestión en 2015, Alfredo Cornejo armó un equipo que ya venía preparado y trabajando con herramientas para desarrollar un modelo de administración que rápidamente pusiera en el centro de escena el interés de los mendocinos, buscando la eficiencia y la eficacia en el manejo de los recursos. Este trabajo serio, planificado y silencioso; permitió recuperar ese cáliz del Buen Administrador, es decir, como en cualquier familia, no gastar más de lo que se tiene y si te endeudás, que sea para crecer (casas, auto, etc.) y no para pagar el cine o la fiesta del fin de semana:

Así comenzamos una gestión que permitió ordenar la deuda récord que habían dejado las gestiones justicialistas, la declarada y la no declarada. En cada oficina existían montañas de deuda “pinche” no registradas, evidenciando la rotura de la cadena de pagos a proveedores. Es decir, Pymes y empresas que el justicialismo defiende sólo desde el relato.

Con el orden y la “Revolución de lo sencillo”, comenzamos a elevar la inversión pública en obras, en hospitales, recuperando la infraestructura de 1.000 escuelas y mejorando los caminos productivos y corredores turísticos.

El apoyo recibido en las elecciones de 2019 evidencia que cuando un equipo de gestión trabaja seriamente y en forma sostenida, los mendocinos lo reconocen.

Y hoy, aún con todas las dificultades de un 2020 que puso al mundo en jaque, y con la clara discriminación del Gobierno Nacional, Mendoza sigue defendiendo la responsabilidad fiscal, con un equipo que da continuidad al único camino que tiene la provincia para recuperar el brillo y la pujanza de otras épocas.

Mendoza necesita puntos básicos de acuerdos para no repetir los desastres del pasado. Y necesitamos escribirlo en piedra para que ningún vivo o viva pueda deshacerlo. La responsabilidad fiscal debe tener rango constitucional, para que sirva de dique de contención de los irresponsables del PJ de ayer, de hoy o de mañana.

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