Hechos preocupantes

Crece la inseguridad en las escuelas de Mendoza: cuando ir a estudiar se vuelve peligroso

Los reiterados robos y hurtos que viven a diario los estudiantes del IEF provocó que el pasado jueves decidieran ir detrás de quien se intentaba robar una bicicleta. Pero no se trata de la única institución educativa que debe hacer frente a este tipo de situaciones a diario.

Andrea Pellicer
Andrea Pellicer domingo, 4 de junio de 2023 · 17:30
Crece la inseguridad en las escuelas de Mendoza: cuando ir a estudiar se vuelve peligroso
Foto: Alfredo Ponce/MDZ

En las últimas horas un hecho de inseguridad ocurrido en el Instituto de Educación Física (IEF), ubicado en Godoy Cruz y a pocos metros del Ministerio de Seguridad, dejó en evidencia una situación de hartazgo en la comunidad educativa y provocó que los alumnos actuaran por su cuenta para detener a la persona que intentó robar una bicicleta. Es que, no se trataba de la primera oportunidad en la que los estudiantes y docentes fueron víctimas de asaltos. Sin embargo, esta realidad no se limita a este establecimiento y resulta un tema cada vez más habitual y preocupante.

A la hora de ir a estudiar, se supone que profesores y estudiantes deben comprometerse con lo que ocurre en el aula. En el último tiempo, esto es prácticamente imposible para quienes cursan en el IEF. Es que, según relatan, deben estar pendientes de dónde dejan sus pertenencias y mantenerlas en custodia constante para que no se las roben.

En último episodio, que se produjo puertas adentro de la institución, desencadenó una sentada en la que se pidió que se tomaran medidas para resguardar la seguridad. El problema principal es que, según señalan los estudiantes, no se trató de un hecho aislado, sino que es algo recurrente.

“Hay un portón que no tiene ninguna seguridad y, el año pasado, después de que se llevaran algunas bicicletas, fue cerrado. Pero ahora volvieron a abrirlo y volvieron los robos”, detalló Camila, estudiante de primer año, quien también señaló que hace unas semanas un curso estaba tomando clases en una cancha cercana a este ingreso y habían dejado sus mochilas en las gradas. “Al parecer alguien entró y se robó una mochila, también desapareció un casco de moto, pero nadie vio nada”, narró.

Con respecto al episodio que se dio el jueves por la mañana, la estudiante comentó que el lugar de donde se intentó sustraer la bicicleta está bastante lejos de los ingresos, lo que agrava la situación y aumenta el temor ya que este desconocido transitó libremente por el predio hasta que fue visto por un alumno mientras quería hacerse con una de las bicicletas estacionadas.

El joven era compañero del dueño del rodado y alertó al resto de sus amigos a los gritos, así decidieron inmovilizar al malviviente e impedir el robo. Este grupo no era ajeno al contexto inseguro que se vive en el IEF ya que su curso ya había sufrido el robo de mochilas.

“No puede ser que no tengamos nada de seguridad y que tengamos miedo de dejar nuestras cosas, porque no podemos las actividades si las llevamos siempre encima. Se supone que no tendría que entrar cualquiera al instituto y nuestras cosas tendrían que estar seguras”, se quejó Camila.

A partir de estos hechos, los alumnos han comenzado a poner en marcha algunas estrategias de autoprotección. “En las salidas todos nos movemos juntos para ir a las paradas de colectivos y ahora las mochilas -cuando vamos a hacer actividad física- las ponemos todas juntas en una pila, por las dudas que si alguien se acerca lo podamos ver”, explicó la joven.

Cuando ir a estudiar resulta peligroso

Son los estudiantes de niveles superiores los que resultan tentadores para quienes buscan hacerse con lo ajeno.

Por ejemplo, en 2022, la Universidad Nacional de Cuyo firmó un convenio con la Municipalidad de Ciudad para incorporar cámaras de seguridad en el campus luego de un significativo incremento de robos en el predio. Los malvivientes no solo atacan los autos y motos que se encuentran en los estacionamientos, sino que también avanzaban contra quienes espera el colectivo en las paradas.

Diego fue víctima del robo de su moto en febrero de este año cuando fue a realizar un trámite a la Facultad de Ciencias Políticas. “Llegué cerca de las 11 de la mañana y tuve que ir a la biblioteca del rectorado. Volví unos minutos antes de las 13 y la moto ya no estaba”, comentó el estudiante quien, por temor a los asaltos, había dejado el rodado a pocos metros de las puertas de la facultad.

“La seguridad llamó a la Policía, pero me dijeron que nadie había visto nada”, detalló sobre ese momento.

Pero esta situación no se limita a la UNCuyo sino que también se traslada a otros establecimientos, principalmente, aquellos que dictan clases en horarios de tarde y noche. El panorama se agrava cuando las víctimas de delitos no encuentran un trato comprensivo por parte de las autoridades de las instituciones.

Así lo señaló un estudiante del Instituto Superior Técnico de Estudios Económicos de Cuyo, con sede en la calle Rodríguez de Ciudad, quien tras sufrir la rotura de su moto –en un intento de llevársela- la respuesta que obtuvo de personas ligadas a la institución fue: “Si querés estacionamiento privado, pagate una privada”.



Lo que había pedido este joven es que le permitiesen ingresar la moto a uno de los patios ya que, a pesar de que el lugar asignado está muy cercano al ingreso, esto no impidió que se la intentaran llevar mientras se encontraba rindiendo.

“Después de rendir, esperé a que mis compañeros también terminen y nos estábamos por ir. Cuando salgo a la entrada de la facultad, que es todo con rejas, todo visible; veo que me habían intentado robar la moto. Me doy cuenta porque tenía el tambor de arranque roto, eso lo hacen con una herramienta casera: rompen el tambor de arranque, le hacen fuerza, lo giran, destraban y arrancan la moto. Bueno, en este caso tuve suerte de que no estuvo bien hecho, no les funcionó y no se la pudieron llevar”, detalló.

Padres, entre el caos y el cuidado extremo

Los entornos de ingreso y salida de los alumnos de primaria y secundaria parecen haberse convertido en escenarios de peligro latente, en estos casos, son los padres quienes padecen la inseguridad. Sin embargo, los hechos ya no solo son simples hurtos o arrebatos. Así lo aseguró una madre de un colegio cercano a la plaza principal de Godoy Cruz, cuyo baúl del auto fue abierto mientras una de sus hijas se encontraba en el asiento trasero.

El hecho ocurrió mientras la mujer había descendido del vehículo para retirar a una de sus hijas de la escuela, la otra pequeña se encontraba descompuesta y había decidido quedarse recostada dentro del rodado. La familia solo descubrió lo ocurrido cuando llegó a su hogar y se percató que faltaba la mochila que había sido guardada en el baúl.

“Hace como tres años que venimos reclamando mayor seguridad porque ya se han registrado casos en los que usan inhibidores para robar cosas de los vehículos o directamente rompían los vidrios. Durante un tiempo hubo policía, pero eso no duró mucho”, comentó otra madre del establecimiento. 

Estos lamentables eventos no solo ocurren en los principales centros urbanos. Una mamá cuyos hijos cursan en una escuela de Rodeo del Medio compartió con MDZ su experiencia con la inseguridad. “Hay varios colegios en pocas cuadras y por eso la hora de entrada y salida es un caos de gente. Escuché varias veces de robos de mochilas en los autos, pero no le di importancia. Hace dos semanas, cuando fui a retirar a los chicos al mediodía, estacioné el auto a unas cuadras y decidí dejar el celular en el compartimiento de la puerta porque ahí no se ve. Cuando volví el teléfono ya no estaba, pero pensé que se me había caído. Al llegar a casa lo busqué desde la computadora, no lo habían apagado así que pude ver que estaba en un barrio que es peligroso”, narró la mujer.

Docentes y celadores también lo sufren

Carol Dimarco, secretaría General de Sute Las Heras, aseguró que en algunas zonas la situación ya se torna insostenible. “En la escuela Corominola Munives ya se han sufrido cinco robos. Un celador vivía en el predio y decidió irse porque temía por la seguridad de su familia. Después de eso, contrataron a un sereno, quien por esta razón decidió renunciar”, relató sobre una de las instituciones que más se ha visto afectada en los últimos meses.



Alertados por el temor de varios trabajadores y por eventos que hasta llegaron a poner en riesgo la vida del personal, desde el SUTE se pidió a la Municipalidad de Las Heras que se acompañara la salida y entrada con personal de la policía municipal, pero, según indicaron, el pedido no fue escuchado.

“Hay escuelas con turno tarde o noche que se tornan bastante peligrosas. Hace unos meses apuñalaron a un celador cuando se retiraba. Otro también fue atacado cuando caminaba hacia su lugar de trabajo en el Instituto Patria, cerca del Chango Más de Las Heras. El año pasado, en un mes, tuvimos tres profesores agredidos”, manifestó Dimarco.

Archivado en