Testimonio

Impactante relato: una médica confiesa haber ejercido violencia obstétrica

Durante el debate en la Cámara alta, hubo un testimonio que deja pensando. Una médica ginecóloga cuenta cómo en su trayectoria profesional tanto en lo privado como lo público pudo ver que la clandestinidad sólo expone a las mujeres pobres, porque aquellas más ricas también abortan pero seguras.

Victoria Chales
Victoria Chales viernes, 18 de diciembre de 2020 · 15:03 hs
Impactante relato: una médica confiesa haber ejercido violencia obstétrica

El proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) presentada por el Poder Ejecutivo ya tiene media sanción de diputados y dictamen en Senadores que lo tratará el próximo 29 de Diciembre. Durante esta semana se sucedieron las exposiciones, muchas ya habían tenido lugar en la Cámara baja.

El testimonio que sumó mucha emotividad pero sobre todo expuso la complejidad de lo que se estaba discutiendo fue el de Cecilia Ousset. Ella es una médica ginecóloga de Tucumán. Una mujer católica, objetora de conciencia que se vio involucrada en el caso de Lucía, una niña de 11 años que fue violada por su abuelastro. En su relato, la Dra Ousset describe cómo se intentó obstaculizar el acceso a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE). Finalmente entre amenazas y dilaciones, a la semana 23, la nena pudo acceder al aborto legal como le correspondía por derecho.

En After Office acercamos diversas voces sobre el proyecto de legalización de IVE. Por eso, sumamos la historia de está médica de fe católica y cómo ella pudo comprobar durante su trayectoria profesional que el aborto existe y que su clandestinidad sólo expone a las mujeres más pobres que no pueden pagar una clínica privada.

La Dra. Ousset hizo hincapié en que el debate en Senadores tuvo un tono mucho más tenso. En parte se debe a que Lucía quiso que ella llevara su voz a esa instancia. "Lucía siempre quiere aparecer con su cara y con su voz, pero como es una menor a la que se debe resguardar su identidad, no puede". A esto le suma que el ambiente tanto en 2018 como en esta oportunidad "es muy hostil, hay muchas agresiones" describía Ousset. "Cuando tienen una posición ya tomada dejan de escucharse y eso no está bien". 

Dentro del oficialismo, el Senador por Formosa José Mayans ya había anticipado su voto contrario a la legalización del aborto. La Dra. Ousset dijo que era "escalofriante" escucharlo siendo "el senador de la provincia número 1 de las niñas-madres".

Lucía me dijo que las niñas no tienen que pasar por esto nunca más. Tienen que obligar a los médicos a practicar los abortos que son legales. Ella cree que los médicos se confunden y creen que ningún aborto es legal. Pero no estamos para nada confundidos. Es ese deseo de seguir ejerciendo poder sobre los cuerpos de las personas, en especial sobre aquellas que no tienen dinero.

Durante el debate se ha intentado hablar de la interrupción del embarazo como algo que rara vez sucede. Sin embargo la clandestinidad de esta práctica ha supuesto que tanto mujeres ricas como pobres lo sigan practicando, pero sólo las segundas pierden la vida en ello. La Dra. Ousset cuenta cómo ella trabajó en la salud pública con un custodio permanente y cómo en la actividad privada, puertas adentro de un consultorio por un monto de dinero los abortos igual suceden. "Con los médicos y médicas, una mujer que tiene dinero puede tener más independencia. En cambio caer en una guardia con la persona que te toque y ser de esa manera vulnerada y agredida y revictimizada es algo que no debería volver a ocurrir".

La carrera de la ginecóloga tucumana tuvo un capítulo importante en su paso por Mendoza. Trabajó en el hospital Lagomaggiore dónde asegura haber "vivido y ejercido la violencia obstétrica". Allí se la enseñaron, pero también aprendió "cosas espectaculares como la ILE". En el momento en que la médica tucumana trabajaba en nuestra provincia, "nadie conocía el artículo 86 del Código Penal" que legaliza el aborto por causales como puede ser en caso de violación. Por eso, en el 2000 se judicializaban al punto que llegaban hasta la Suprema Corte de Justicia donde "era la Dra. Aída Kemelmajer quien dictaminaba cuándo se podía acceder a una ILE (Interrupción legal del embarazo) o no". El respeto a lo que decidía la ministra de la corte, "lo aprendí en el hospital Lagomaggiore. Porque yo era objetora de conciencia, pero mis compañeros no y la hacían ellos y después nos íbamos a cenar todos juntos. No había ningún problema con eso. No es lo que yo vivo ahora en Tucumán".

El poder sobre los cuerpos de las personas más necesitadas, las entendí ahí, las viví ahí y las ejercí ahí (Mendoza). Y después cuando vuelvo a Tucumán a la actividad privada, las mujeres que tienen plata te preguntan: ¿y a vos qué te pasa? Disculpame voy con otro. La mujer del hospital público no te puede decir que se va con otro. Entran solas y tienen miedo de morir.

En el proyecto actual de IVE se estableció en el dictamen de diputados que la objeción de conciencia pudiera ser institucional para aquellos hospitales o clínicas privadas que así lo quisieran. Sin embargo tienen la obligación de una derivación inmediata para que esto no decante en una obstaculización del acceso a derecho. La médica tucumana señala que ella no cree que pueda haber tal cosa como una objeción institucional. "En el caso de Lucía dónde a mí me toca actuar, en un hospital público donde todos los médicos eran objetores de conciencia, era mentira. Tenían miedo de la represalia legal, no era que eran objetores por su catolicismo conservador. Entonces yo no creo en la objeción de conciencia institucional porque si en una misma familia no te podés poner de acuerdo, imaginate si te vas a poner de acuerdo en toda una institución. Ahí hay una cabeza con una conciencia y que obliga desde su propio poder a que los trabajadores de salud actúen de determinada manera para que no pierdan su trabajo".

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