Fuego amigo

Máximo Kirchner, duro con Martín Guzmán, quién aportó la clave para el aval del FMI

Por primera vez públicamente, el diputado oficialista destruyó la gestión del exministro. Sin embargo, el actual equipo económico utilizará las gestiones cerradas antes de junio para avanzar en las negociaciones del segundo trimestre con el Fondo Monetario Internacional.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño jueves, 1 de septiembre de 2022 · 12:41 hs
Máximo Kirchner, duro con Martín Guzmán, quién aportó la clave para el aval del FMI
El diputado Máximo Kirchnersalió con los tapones de punta contra el exministro Martín Guzmán y defendió la gestión de Sergio Massa al frente del Palacio de Hacienda. Foto: Télam

"Lo de Guzmán fue un desastre. Está ordenando el desastre que dejó Guzmán, pasa que el ministro no lo dirá por respeto a Alberto. Pero yo no tengo problema en decirlo, fue malo, y todas las cosas que Guzmán decían que iban a pasar en economía, no sucedían", disparó esta mañana Máximo Kirchner en una entrevista radial. 

Puso, ahora sí, en blanco su opinión personal (y quizá la de todo el kirchnerismo) sobre la situación del actual ministro de Economía en comparación con el primer funcionario del gobierno de Alberto Fernández que ocupó el Palacio de Hacienda.

Curiosamente, la embestida oral y pública del diputado por la provincia de Buenos Aires es contemporánea, se da a horas que el ministerio de Economía culmine las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que el organismo financiero apruebe la segunda revisión correspondiente a los exámenes obligatorios por el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado el 25 de marzo pasado.

Máximo Kirchner y Sergio Massa tienen una buena relación desde el tiempo que compartieron en la Cámara Baja. Ahora el hijo de la vicepresidenta observa a la distancia la gestión del tigrense.

Alquimia contable

La aprobación descartada por un detalle particular: se logrará por la aplicación a rajatabla por parte del equipo de Sergio Massa, de los mecanismos y magias contables diseñadas por Martín Guzmán durante el primer semestre del año. Y que fueron ya discutidos, negociados y aprobados con el propio FMI por el exministro de Economía; en los últimos contactos que Guzmán mantuvo entre fines de abril y comienzos de junio.

La estrategia fue luego avalada por la breve gestión de Silvina Batakis en la reunión que mantuvo con Kristalina Giorgieva días antes de ser reemplazada; y adoptada como la adecuada por los funcionarios que tienen la responsabilidad de conversar, hasta ahora vía zoom,con los hombres y mujeres del staff del FMI, comandados por el venezolano Luis Cubeddu.

Se supone que finalmente, la próxima semana, Massa y Giorgieva terminarán de cerrar el acuerdo por el primer semestre del año y anunciarán la fumata entre Argentina y el Fondo para que antes del 30 de septiembre el board apruebe los números y porcentajes.

La exministra Silvina Batakis tuvo un paso por Washington durante su breve gestión en Economía.

Por lo que se sabe, Massa asumirá como válidos y tomará como gestión propia los números y porcentajes del segundo semestre del año, pero siempre sobre la hipótesis de sostener los compromisos negociados por Guzmán y avalados por Alberto Fernández. El ahora ministro no tendrá ni que preocuparse ni dar explicaciones a los interlocutores de Washington sobre las crónicas crisis políticas internas entre las personalidades más importantes de la coalición gobernante.

Marcar la cancha

Fue el propio Alberto Fernández el que en comunicación con Kristalina Giorgieva en tres momentos diferentes durante la crisis reciente, le dejó en claro a la conducción del FMI que las cuestiones políticas internas son responsabilidad y soberanía del gobierno argentino y no incumbencia del organismo y su conducción. Lo que de todas maneras no implica que lo firmado no deba ser respetado.

Massa y su equipo ya le dejaron en claro a los negociadores del FMI, que el déficit fiscal primario del 2,5% del PBI es una meta vigente y el faro fiscal a respetar en el 2022.

Siguiendo la tesis Guzmán y Batakis, Massa considera que las metas del tercer trimestre se cumplieron. Con cierta contabilidad y movimientos cambiarios alternativos, pero de manera efectiva. Batakis le transmitió al ahora funcionario del Ejecutivo algo que a la exministra ya le había advertido Guzmán: que habrá que soportar las críticas trasladadas por el director gerente para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn

El brasileño-israelí, Ilán Goldfajn es un duro entre la ortodoxia del Fondo Monetario Internacional.

La última que se encontró hace algo menos de un mes el con el brasileño- israelí en Washington fue Batakis, quien conoció cara a cara su dureza y le recomendó a Massa concentrase en aggionar las metas y objetivos para la próxima misión del organismo, la que, si las cosas salen como se espera en Buenos aires, se concretaría a fines de septiembre.

El Gobierno confía en la promesa que desde Washington se le hizo al país: que cualquier alteración de las metas y objetivos por los incumplimientos criollos se resolverá a año completo. Dicho de otra manera, si el acuerdo se incumple, será evaluado por el organismo que maneja Kristalina Georgieva en el primer trimestre de 2023. Y no en el segundo semestre de este ejercicio, lo que implicaría problemas extras para el país. Esto fue lo negociado por Guzmán, y que luego fue avalado (no por escrito) por parte del staff del FMI.

Es con la confianza sobre esta presunción que desde el Palacio de Hacienda se informó un déficit fiscal primario en mayo de unos $162.412 millones, impulsado por un incremento del gasto de 90%, revirtiendo además el superávit de $25.714 millones del mismo mes de 2021, período en el que operó de manera positiva en la recaudación el Aporte Solidario y Extraordinario, por unos $80.234 millones, dinero que este año no existió y que, de todas maneras, no hubiera servido para terminar los ingresos y gastos en azul.

Se descarta que el FMI le dará una tregua a Massa y su gente para que se acomoden en el cargo y diseñen la estrategia de números y porcentajes a presentar cuando llegue el momento de cruzarse con los técnicos del organismo financiero internacional. El tiempo corre. Saben las dos partes que antes que termine septiembre, deberá haber una resolución en Washington sobre el cumplimiento (o no) de las metas del primer semestre del año. Antes habrá una nueva y, como siempre, molesta misión del organismo para verificar las cuentas fiscales, monetarias y macroeconómicas del país.

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