MDZ 15 años

De la irrupción de Vaca Muerta y el litio al salto de inflación y dólar

En 15 años la economía argentina pasó del crecimiento y proyectos de inversión a largo plazo a una coyuntura marcada a fuego por la inestabilidad. Pero la agenda económica sigue necesitando un programa económico sólido y creíble, la búsqueda del equilibrio fiscal e incentivos para producir más.

Carlos Boyadjian
Carlos Boyadjian martes, 9 de agosto de 2022 · 08:04 hs
De la irrupción de Vaca Muerta y el litio al salto de inflación y dólar
Alberto Fernández, Mauricio Macri, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, cuatro personajes de clave de los últimos tres lustros de la política y la economía local. Foto: Télam

En 2007 el presidente Néstor Kirchner transitaba el tramo final de su mandato y la Argentina cerraba su quinto año consecutivo de expansión de la economía, en este caso con 8,7%, el mayor nivel desde que había comenzado el ciclo virtuoso post convertibilidad y, lógicamente, también post devaluación del peso en 2002.

Era una economía pujante con superávit gemelos (fiscal y comercial), apalancada por la férrea política de control de la caja de Néstor Kirchner, y ejecutada por un funcionario fiel como Carlos "el mudo" Fernández, que años más tarde sería acomodado en sillón principal del Ministerio de Economía por Cristina Fernández de Kirchner.

Cristina Fernández de Kirchner y Julio Cobos armaron una fórmula en 2007, que implosionó en pocos meses.

Éste sería el prólogo de una serie de conflictos que sobrevendrían en 2008 y 2009, con fuerte impacto en la economía. El cambio de gestión y la asunción de Cristina Fernández de Kirchner, una figura de centralidad excluyente desde entonces y hasta la actualidad, había gatillado en marzo de 2008 la crisis con el campo, a raíz de la Resolución 125, que establecía retenciones móviles a la soja, el girasol, trigo y maíz. 

El esquema propuesto por el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, hoy senador por Juntos por el Cambio, establecía retenciones con alícuotas variables según el volumen exportado, que daba en promedio un 43% para el caso de la soja. La medida generó un conflicto con los productores agropecuarios, con marchas y cortes de ruta, calificados como "piquetes de la abundancia" por la presidenta. Hoy las retenciones del complejo oleaginoso son del 33%.

Todo terminó con un proyecto de ley que pasó sin problemas en Diputados pero que fue rechazado en el Senado en la madrugada del 18 de julio de 2008, gracias al "voto no positivo", del vicepresidente Julio Cobos, que debió desempatar en una jornada muy caliente en el Congreso.

Dibujar los números

Por aquel entonces la inflación comenzaba a ser un problema, aunque el Gobierno ya había decidido "maquillar" la realidad a través de la intervención del Indec, a cargo del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y funcionarias en el organismo como Beatriz Paglieri y Ana María Edwin. Ese proceso empezó en 2007 y siguió sin interrupción hasta 2015, cambiando recién con la llegada de Mauricio Macri al poder.

Guillermo Moreno fue un funcionario "todo terreno" del cristinismo.

En 2008 la inflación oficial fue 7,2% pero pocos creían en ese dato, por lo que algunas provincias empezaron a medir su propia inflación. Ya en 2006 la inflación había llegado a 9,8%, una ocasión en la que el entonces presidente del Banco Central, Martín Redrado, había alertado sobre el riesgo de que la inflación anual cruzara la barrera del 10%, en cuyo caso había había que apelar a un programa antiinflacionaria para evitar que escalara.

Dieciséis años después algunos economistas aventuran que 10% podría ser en poco tiempo la inflación de un solo mes. Justamente, la inflación es una variable económica permanente en estos 15 años, con tendencia alcista. Sólo bajó en 2020, el primer año de la pandemia (36,1%) por la caída de la actividad económica que se desplomó 10,8%.

La crisis financiera internacional de 2008 y 2009 se sintió con fuerza en el país, con caída del Producto Interno Bruto (PIB) y también del empleo. Fue el momento en el que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner diseñó el Programa de Recuperación Productiva (Repro), con una parte de los salarios de trabajadores de empresas en crisis abonados por el Estado. A cambio, las empresas asistidas se comprometían a no despedir. 

Energía en movimiento

El año 2010 tuvo dos hitos que tienen repercusiones incluso hasta hoy, ambos en el campo energético. Ese año Argentina perdió el autoabastecimiento energético y debió comenzar a importar gas natural licuado, apelando a los famosos buques regasificadores. Pero también fue el año en que empezaron explorarse Vaca Muerta. 

Vaca Muerta requiere permanentes inversiones para extraer shale oil y gas y alcanzó en julio récord de producción.

El paso inicial lo dieron YPF y Chevron, asociadas en el proyecto Loma Campana, que marcó el camino de millonarias inversiones y la llegada con los años de capitales privados nacionales (Tecpetrol, PAE, Vista, Pampa Energía, CGC, Pluspetrol) y multinacionales petroleras (ExxonMobil, Phoenix, Wintershall, Total, Shell, CAPSA).

Los años 2011 y 2012 fueron los últimos de crecimiento fuerte, empleo sostenido, exportaciones récord (US$ 83.000 millones) y variables positivas en general., Pero con el flagelo de la inflación en modo creciente, el problema de la deuda con los bonistas privados sin resolver y una economía cerrada en defensa de la "mesa de los argentinos", que acumulaba problemas.

Cepo al acceso a dólares

La presión en el mercado cambiario fue tan grande en 2011 que a sólo tres días de ser reelecta con el 54% de los votos, Cristina Kirchner decidió imponer un cepo a la compra de dólares en el mercado oficial. Esto alimentó el crecimiento de una brecha cambiaria con los dólares "alternativos", una crisis que se arrastra desde entonces. 

Muchos economistas consideran que la Argentina lleva una década de estancamiento, que se traduce en exportaciones que no logran aumentar, empleo privado estancado y a la baja, observando que sólo crece el empleo público y el trabajo de autónomos o monotributistas.

En junio 2012 el Gobierno lanzó el Programa de Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar (Procrear), un programa de construcción de unidades a cargo del Estado, con un crédito a tasa subsidiada y plazos muy largos, y en pesos. En 2020 en el marco de la pandemia el Procrear tuvo una remake, que hoy es la principal política habitacional del Gobierno.

Gestión Kicillof en Economía

El 2014 arrancó con una fuerte devaluación del peso en enero, cuando el dólar pasó de $6 a $8, por decisión del tándem Axel Kicillof-Juan Carlos Fábrega. El ministro de Economía y el titular del Banco Central buscaban revertir el atraso cambiario, con un ojo puesto también en el peso que estaba adquiriendo la deuda nominada en dólares.

En febrero de ese año, Kicillof dio una vuelta de campana al lograr un acuerdo con la española Repsol, que gestionaba la petrolera estatal YPF. Fue poco después de haber asegurado que se le "pagaría cero pesos" a Repsol, aunque terminó arreglando un resarcimiento de US$5.000 millones.

El 17 de abril de 2012 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner había anunciado la expropiación de Repsol YPF y con ese mismo acto se inició un conflicto que terminaría muchos años después, aunque el costo reputacional de Argentina para la toma de créditos nunca fue recuperado.

Axel Kicillof tuvo un paso recordado en Economía, pero no pudo solucionar ninguno de los desequilibrios del país.

En mayo de 2014 Kicillof también tuvo participación en el pago al Club de París, unos US$3.700 millones de una deuda de US$9.690 millones. Dos meses después viajó a Nueva York para cerrar trato con los fondos buitre. El acuerdo casi sellado para abonar US$1.500 millones a bonistas que no habían adherido a la reestructuración y litigaron ante el juez Thomas Griesa. Pero llegó la orden desde Buenos Aires para plantarse y no llegar a la fumata blanca. 

El 2015 fue un año signado por el lema "durar y llegar" a las elecciones. Sin cambios de fondo ni soluciones a los problemas. La nueva gestión de Mauricio Macri arrancó en diciembre de aquel año, con la unificación cambiaria y el levantamiento del cepo, que derivó en un 2016 que terminó en torno al 40% de inflación.

Cambio de pantalla con Macri

El año siguiente comenzó a madurar una agenda internacional y la política de apertura de la economía, que finalizó en noviembre de 2017 con la Cumbre de la OMC en Buenos Aires, y en 2018 la Cumbre del G20. Los inversores internacionales comenzaban a mirar nuevamente a la Argentina como una plaza con potencial, el litio, la minería metalífera (oro, plata, cobre), y Vaca Muerta atraían las miradas y los mercados internacionales se abrían al país.

Pero en abril de 2018 el corte del flujo de financiamiento por cuestiones ajenas al país, derivó en una devaluación del peso de $20 a $40 en cuestión de semanas. Esto llevó al Gobierno a pedir asistencia financiera al Fondo Monetario Internacional, que le otorgó US$44.000 millones, el máximo otorgado a cualquier país por parte del organismo de crédito multilateral.

La inflación siguió su ritmo y tuvo un nuevo espaldarazo en agosto de 2019, cuando tras perder el Gobierno las PASO, quedó claro que a Mauricio Macri lo sucedería Alberto Fernández. En sólo una jornada el 12 de agosto el tipo de cambio saltó de $40 a $60. En junio de ese año el Mercosur alcanzaba un acuerdo con la Unión Europea luego de 20 años de negociación, un acuerdo que todavía no se implementó.

La dupla Alberto-Cristina

Con el cambio de gobierno vino un giro en la economía, un mayor apoyo a los sectores productivos y la economía real, pero la pandemia declarada en marzo de 2020, puso al Gobierno de Alberto Fernández ante la necesidad de asistir a empresas y personas. Así nacieron el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), entre otros.

La caída del PIB de 10,8% en 2020 fue compensada por una suba de 10,3% al año siguiente. En el medio en agosto de 2020 el ministro de Economía Martín Guzmán alcanzó un acuerdo con los bonistas privados, que por cierto se demoró cinco meses porque la idea original era cerrarla en marzo. Y el nuevo programa con el FMI tuvo que esperar hasta marzo de 2022.

La Argentina está hoy en una vorágine económica con final incierto. La inflación mensual -se espera para julio un piso de 7%- está en los niveles más elevados en 20 años, la economía crece pero no distribuye, el empleo privado es igual que hace más de una década y el nivel de déficit fiscal y endeudamiento pone límites muy complicados a futuro. La inflación puede superar el 80% anual en 2022, un nivel inédito en las últimas tres décadas.

En el medio, el valor del dólar, el garante de la estabilidad para cualquier gobierno en Argentina, se multiplicó por cinco en dos años y medio. Saltó de $60 a $290 en los 31 meses del mandato de Alberto Fernández.

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