Inflación sin control

Dólar: ¿hasta cuándo podrán aguantar Sergio Massa y Miguel Ángel Pesce?

El equipo económico, aún sin Viceministro, deambula entre no sacudir la endeble paz social y la estabilidad cambiaria. Pero no tienen ni mucho tiempo ni varias alternativas. El nuevo escenario de tasas abre interrogantes. Pero por sobre todas las cosas la inflación jaquea todos los frentes.

Jorge Herrera
Jorge Herrera lunes, 15 de agosto de 2022 · 08:33 hs
Dólar: ¿hasta cuándo podrán aguantar Sergio Massa y Miguel Ángel Pesce?
Foto: Twitter Sergio Massa

Evaluar a un ministro de Economía por su desempeño durante sus primeras dos semanas, sobre todo en Argentina, y en las actuales circunstancias, no parecería muy apegado al espíritu del “fair play”. Pero Sergio Massa no es ningún novato, y como integrante fundador de la tríada del FdT está involucrado desde el origen de este experimento. Nobleza obliga soslayaremos, por el momento, la visión de los analistas internacionales, que de por sí digamos que no repartieron elogios sino mucha cautela y escepticismo sobre el advenimiento de Massa al Palacio de Hacienda. Vamos entonces a la visión local, más o menos generalizada, del momentum. ¿Qué están mirando los grandes jugadores del mercado local?

Que todo lo anunciado, hasta ahora, ha tenido sabor a poco, está claro. El consenso del mercado espera algo más. Los primeros acordes o lineamientos económicos que sonaron fueron en línea con lo que se quería escuchar, pero no son suficientes para arrancar el baile. Nunca más pertinente la célebre frase de Jerry Maguire “¡show me the money!”. ¿Por qué?

El IPC de julio, que dejaron de regalo Guzmán y Batakis, fue la primera mala noticia que debió comunicar el nuevo equipo económico. Algo a lo que Sergio no está acostumbrado, ni en sus épocas de mandamás de la Anses ni de intendente tigrense. De ahí que “jueguen” la carta de los aumentos y bonos a jubilados.

Los datos del Indec mostraron una inflación anualizada en julio rozando el 140% y de casi el 100% anualizada los últimos 3 meses. Esto deja en claro por qué tres ministros de Economía en un mes rechazaron la alternativa de devaluar “de una”. Basta con recordar lo que pasó con la aceleración inflacionaria en las últimas cuatro mega devaluaciones de la década (2014, 2015, 2018 y 2019).

Ahora bien cabe plantearse si en el actual contexto devaluar sigue siendo una falsa alternativa, sobre todo tras las fuertes ventas de reservas del BCRA de julio que en poco más de semana y media se llevaron US$1.200 millones. ¿Massa y Pesce podrán seguir navegando con este tipo de cambio oficial? Es lo que se preguntan todos en el mercado. Y, como de costumbre, la respuesta la tiene el mercado. Lo cierto es que las reservas netas orillan los US$1.000 millones y se vuelven negativas restando el oro (67 toneladas) y los DEG del FMI.

No hace falta ser un experto para vislumbrar que esta dinámica de las reservas no tiene larga vida. ¿Pero quién le pone el cascabel al gato? Mientras los depósitos privados en dólares (argendólares) se muestren estables y la brecha cambiaria no trepe, aún el BCRA tiene algún margen de maniobra, o sea, por el lado de las ventas netas de divisas. Respecto de los argendólares, se fueron US$900 millones en julio y en lo que va de agosto parece haber vuelto la calma. No hay que soslayar que casi el 70% de los argendólares pertenecen a las familias. En cuanto a la brecha, también en las últimas jornadas se comportó dando cierto beneficio a las dudas. Claro que en esto tiene mucho que ver el buen humor internacional, sobre todo de la mano de Brasil y su real.

Si la “devaluación” no está muy disponible en la caja de herramientas, entonces, qué alternativas hay. Muchos creen, o mejor dicho, apuestan a que el BCRA irá por el lado de mejorar los tipos de cambios efectivos para los principales sectores exportadores. Pero como no sería suficiente, hay dos del otro lado de la vereda, que parecen tener todos los números de la rifa: turismo y atesoramiento. Con semejante embrollo pocos se explican que no se haya ido más fuerte, hace tiempo, con los gastos en turismo internacional y el cupo mensual de los US$200. Total, los que no quieren “desenterrar” los billetes pueden ir al “blue” y con las nuevas tasas haya quienes se vean tentados de aprovechar el veranito. Veremos hasta dónde quieren, o pueden, ir Massa y Pesce.

Al respecto, el BCRA finalmente subió en serio la tasa de referencia. Llevó la tasa efectiva anual a casi 97% para las Leliq, que impacta directamente en los rendimientos ofrecidos para los depósitos a plazo fijo en pesos. De esta manera el BCRA procura incentivar la demanda de pesos en sus diversas formas. A la par el Tesoro también ajustó las tasas en las últimas colocaciones a dichos niveles. Con semejantes guarismos es difícil pensar en una inflación anual inferior a tres dígitos.

Aquí hay precisamente, un gran talón de Aquiles. Cada vez que el BCRA sube la tasa de los instrumentos de deuda que coloca en el sistema (como las Leliq y Pases), en realidad, se tira un tiro en el pie. Porque el stock de deuda remunerada del BCRA, ya rozando los $7 billones, se va retroalimentando vía la mayor tasa de interés. ¿Qué importancia tiene esto? Al tener que “pagar” mensualmente casi el equivalente a un 15% de la base monetaria todos los meses por los intereses de esta deuda es muy complicado que la economía baje a otro estadio inflacionario. Más bien, de no mediar un ajuste fiscal en serio, que acompañe semejante expansión monetaria, el país convivirá con este escenario de alta inflación por más tiempo.

Además, si bien el canje de deuda en pesos fue todo un éxito, y bajó el nivel de ansiedad del próximo trimestre, todo fue a costa de colocar más deuda indexada, de modo que los futuros vencimientos se potencian vía la inflación o vía la devaluación. Ni que hablar, que todo lo que vencía en estos meses fue a parar en la previa del recambio presidencial del 2023. ¡Qué lindo es dar buenas noticias! ¿No es cierto, Fernando?.

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