Fiscalización de las metas

FMI: Sergio Massa quiere mantener la "virtualidad" en las negociaciones

El ministro de Economía tiene una buena relación con los técnicos de Washington y sabe que, de concretarse las visitas de los funcionarios al país, se complicaría el frente político y peligraría el apoyo del kirchnerismo. Avances en el plan técnico, que seguirá la semana próxima en Washington.

Carlos Burgueño
Carlos Burgueño viernes, 7 de octubre de 2022 · 14:45 hs
FMI: Sergio Massa quiere mantener la "virtualidad" en las negociaciones
El ministro de Economía, Sergio Massa, tiene buena sintonía con Kristalina Georgieva, la titular del Fondo, con quien busca continuar la modalidad actual de fiscalización de las metas comprometidas. Foto: Ministerio de Economía

En la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el ministro de Economía, Sergio Massa, y su equipo están confiados. Y  sienten que tienen, si se permite el término futbolístico, la pelota dominada. El Palacio de Hacienda espera que el organismo apruebe los datos del tercer trimestre y que avance con dificultades pero final feliz, el cierre de las inspecciones de metas de todo 2022.

Desde la semana pasada, el jefe de asesores de Sergio Massa, Leonardo Madcur, mantiene entre tres y cuatro comunicaciones vía pantalla entre Buenos Aires y Washington; donde se comentan, comparan, analizan y se sacan conclusiones, sobre lo que sucedió en la economía argentina entre abril y junio de este año, además de proyectar la evolución de las variables principales desde julio hasta estos días.

Massa sabe que tiene el guiño técnico del organismo para que desde Washington se tenga en cuenta el esfuerzo fiscal y monetario que se hizo en Hacienda desde que llegó el bonaerense y que, aunque sea en términos generales, las metas acordadas para este año se aprueben. O se avalen.

Agenda cargada

Del tema se hablará de manera directa entre el 10 y el 16 de octubre en la capital de los Estados Unidos, cuando en la sede del FMI se concrete la Asamblea Conjunta de Otoño entre el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, una instancia en la que se espera que se organice una nueva reunión entre el ministro de Economía y la directora Gerente del Fondo, la búlgara Kristalina Georgieva.

Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional.

Será el momento, además, de negociar otra cuestión considerada instrumental pero clave desde Buenos Aires. Massa y su gente quieren que hacia delante, y durante todo 2023, las misiones del organismo continúen realizándose de manera virtual en sus escalones técnicos, y que el momento de cerrar las metas trimestrales los cara a cara se realicen en la sede del FMI en Washington.

Según el equipo económico, este mecanismo utilizado en las últimas dos misiones (las que controlaron los datos del segundo y del tercer trimestre del año), demostró su practicidad y éxito, y convino a las dos partes.

Las negociaciones con esta metodología fueron comandadas por el jefe de asesores del ministro, Leonardo Madcur y el venezolano encargado del caso argentino en el organismo Luis Cubeddu. Ambos mantuvieron durante largas jornadas, reuniones diarias con cruces de datos, metas, porcentajes y números.

La imagen de funcionarios del FMI caminando por Buenos Aires no se verá en las próximas semanas. Ambas partes están de acuerdo en mantener la virtualidad de los controles.

Allí también circularon funcionarios locales explicando sus posiciones; mientras que del otro lado de la computadora surgían cuestionamientos varios y requerimientos de más o menos información.

Se recuerda que en ciertos tramos, desde Washington aparecía la imagen de la número dos del FMI, Gita Gopinath y el director gerente para el Hemisferio Occidental, Ilan Goldfajn, los máximos responsables técnicos del organismo. Mientras que en Buenos Aires aparecían sucesivamente Massa, el viceministro Gabriel Rubinstein, el secretario de Finanzas, Eduardo Setti; Lisandro Cleri, el hombre de Massa en el Banco Central; y el secretario de Hacienda, Raúl Rigo.

Negociación sobre carrilles

En general, se asegura, el clima siempre fue bueno y ciertamente optimista para las dos partes; lo que verdaderamente se reflejó en los resultados finales con la aprobación de las misiones. Al menos, lo que quedó en claro es que ninguna de las dos partes quiso patear el tablero.

La idea de sostener el esquema planteado para estas dos misiones tiene una intencionalidad política detrás. Saben en Buenos Aires que las reuniones virtuales con finales de negociación en Washington, no en Argentina, evitan una imagen de la que el Gobierno quiere escapar: la de funcionarios del FMI circulando por oficinas públicas de todo tamaño e importancia, mostrándose fiscalizadores y tomadores de exámenes de los diferentes hombres y mujeres con responsabilidades económicas, monetarias y financieras importantes.

El problema no serían las fotos con los funcionarios citados. Las dificultades insalvables aparecerían cuando el FMI y su gente deba ingresar en edificios como la ANSES de Fernanda Raverta o el PAMI de Luana Volnovich, entre otros, donde la conducción kirchnerista por su propia lógica debe plantar batalla. O directamente no recibir a los visitantes. Los encuentros virtuales evitan la imagen, pero igualmente permiten la fiscalización.

Massa, político al fin, sabe cómo actuar en situaciones complejas como ésta. En definitiva, el ministro de Economía es cultor de la realpolitik, y lo que más le importa es mantener la sintonía con el FMI, no la foto de los hombres de Goldfajn y Cubeddu, o ellos mismos, circulando por Buenos Aires.

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